INVASIÓN RUSIA

Así es el trabajo de la ONG de José Andrés en la frontera con Ucrania: “Les das muy poco y lo agradecen mucho”

La voluntaria Ariane Riera ha viajado hasta Medyka (Polonia) para dar comida a los refugiados ucranianos en uno de los puestos instalados por el chef asturiano: "La gente nos cuenta historias terribles"

Ariane Riera (tercera por la izquierda), y su marido, Alejo de Pallejá (quinto), flanquean al chef Mikolaj, socio de la ONG de José Andrés (World Central Kitchen), en la ciudad polaca de Medyka, fronteriza con Ucrania.

Ariane Riera (tercera por la izquierda), y su marido, Alejo de Pallejá (quinto), flanquean al chef Mikolaj, socio de la ONG de José Andrés (World Central Kitchen), en la ciudad polaca de Medyka, fronteriza con Ucrania. / A. R.

Pablo Álvarez

"Estamos ayudando a un cocinero polaco que colabora con José Andrés. Pelamos patatas, cebollas... Estamos dando 4.000 comidas diarias. Y otras 6.000 en otro punto situado en esta misma ciudad. La gente nos cuenta historias terribles". Así relata su rutina de estas jornadas Ariane Riera Deym, una voluntaria barcelonesa que lleva varios días en la ciudad polaca de Medyka –fronteriza con Ucrania– echando una mano en la atención a los ucranianos que huyen de su país para ponerse a salvo de los ataques del ejército ruso.

Junto a su marido, Alejo de Pallejá, está colaborando con una fundación de un chef polaco, Mikolaj, que a su vez apoya a la ONG World Central Kitchen, del cocinero asturiano José Andrés. LA NUEVA ESPAÑA, diario que pertenece al mismo grupo que este medio, contactó con ella por vía telefónica al mediodía de ayer.

–Estoy aquí de la mano de un amigo ingeniero, Lluís, que está muy volcado. Es la tercera vez que viene en lo que va de conflicto. Ha visto y oído cosas tremendas.

Ariane Riera es periodista y fotógrafa. Su marido, biólogo y promotor industrial. Ambos están viendo y oyendo historias de alto voltaje, como sacadas de otra pantalla de la Historia ajena al siglo XXI. Una de ellas es de la misma mañana de ayer, viernes.

–Ha sido una escena muy emotiva. Ha llegado un grupo de músicos jóvenes ucranianos y se han puesto a cantar “a capella” el himno de Ucrania. El impacto emocional ha sido tremendo.

Las historias son muy duras. Una de ellas está vinculada al episodio bélico más llamativo de ayer: los rusos bombardearon las inmediaciones de la ciudad de Leópolis lanzando seis misiles de crucero desde un submarino ubicado en el Mar Negro. Dos de esos misiles de fabricación rusa, con un alcance máximo de 3.000 kilómetros, fueron destruidos en el aire por las fuerzas antiaéreas del comando occidental ucraniano. Los restantes impactaron cerca del aeropuerto de Leópolis, ciudad que se ha convertido en el punto de paso que usan la mayoría de los ucranianos que huyen hacia la Unión Europea entrando por Polonia.

–Acaba de llegar Olena, una chica monísima de 34 años, con su hija Veronika, de dos añitos. Ellas estaban en Leópolis. Después del bombardeo, se han subido a un tren y han huido de la ciudad como han podido. Ahora están viajando hacia Hamburgo. Su marido ha tenido que quedarse a luchar. Me ha dicho entre lágrimas que Putin es un asesino de niños.

Según la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), este bombardeo, al afectar al que hasta la fecha era el refugio de muchas personas que huían del este del país, podría provocar una nueva ola de desplazados hacia Polonia y otros países vecinos de Ucrania.

–La gente sale de su país con lo que puede y sin destino conocido. Casi todo son mujeres y niños porque los hombres no pueden salir del país por si los llaman para luchar–atestigua Ariane Riera.

Junto a muchas escenas descorazonadoras, la voluntaria barcelonesa está presenciando acciones que manifiestan una asombrosa valentía.

–Aquí hay una heroína que todos los días entra en Ucrania para traerse a personas enfermas que están en hospitales. Ella dice que se siente privilegiada porque tanto ella como su hija, que vive en París, están a salvo.

Ariane Riera y Alejo de Pallejá están experimentando a fondo lo que son la necesidad, la solidaridad y la gratitud.

–Es muy gratificante ayudar a esta gente. Les das muy poco y lo agradecen mucho.