SANCIONES A RUSIA

El yate del oligarca ruso retenido en Barcelona trató de marcharse dos días antes

El barco de 85 metros de eslora lleva varios meses a la venta a un precio de salida de 101 millones de euros

El yate del oligarca ruso retenido en Barcelona trató de marcharse dos días antes.

El yate del oligarca ruso retenido en Barcelona trató de marcharse dos días antes.

Ricardo Mir de Francia

La Unión Europea ha dejado de ser territorio seguro para las correrías de los multimillonarios rusos vinculados al Kremlin. Y sus rostros más visibles están actuando en consecuencia. Dos días antes de que el presidente Pedro Sánchez compareciera ante las cámaras el lunes para anunciar la inmovilización provisional del superyate Valerie, sus responsables solicitaron permiso a Capitanía Marítima para abandonar el puerto de Barcelona, según ha confirmado a

EL PERIÓDICO

, diario perteneciente al mismo grupo editorial que este medio, la propia Capitanía. Propiedad –según todos los indicios-- del jefe de la mayor empresa de armamento de Rusia, el yate pretendía poner pies en polvorosa siguiendo la estela de otros dos barcos de oligarcas rusos que huyeron de Barcelona poco después de que comenzara la invasión de Ucrania.

La notificación para abandonar el puerto llegó a Capitanía Marítima el 13 de marzo, una formalidad que tienen que cumplir todos los buques de más de 24 metros de eslora. “El Valerie nos comunicó que se marchaba y fue ahí cuando se decidió inmovilizarlo”, asegura el capitán Javier Valencia, máximo responsable de este organismo dependiente del Ministerio de Transporte. No es la propia Capitanía la que toma la decisión, sino la Dirección General de la Marina Mercante, que optó por retener provisionalmente el yate para comprobar si pertenece a los más de 800 ciudadanos rusos sancionados por la UE desde 2014, cuando Rusia se anexionó ilegalmente la península ucraniana de Crimea. Una lista que no ha dejado de engordar en las próximas semanas. 

La suerte del barco está ahora en el aire. Las sanciones europeas no contemplan el decomiso o la incautación de bienes, según confirman fuentes del ministerio de Transportes, sino su congelación para evitar que los individuos castigados puedan lucrarse de la venta de sus activos o utilizarlos como aval para obtener financiación. De ahí la decisión de las autoridades españolas, que temieron que el lujoso yate de 85 metros de eslora, con helipuerto, piscina y nueve suites, pudiese escapar a las sanciones si recalaba en otra jurisdicción. No en vano, el Valerie lleva varios meses en venta. Su precio de salida son 101 millones de euros, según consta en la web especializada Super Yatchs Monaco.  

Propiedad de un magnate de la Defensa

“Lo difícil en estos casos es determinar si los activos pertenecen o no a las personas sancionadas, aunque en este caso hay muchas sospechas de que así es”, afirma Valencia, máximo responsable de la Capitanía Marítima de Barcelona. Las autoridades españolas investigan ahora la identidad del dueño del Valerie, aunque todo hace indicar que pertenece a Sergei Chemezov, un antiguo agente del KGB reconvertido en consejero delegado de la empresa estatal Rostec, un gigantesco holding dedicado a la Defensa. Entre otros productos fabrica el kalashnikov, el rifle de cabecera de las guerrillas de todo el mundo. Y a diferencia de otros oligarcas, Chemezov no se ha distanciado de Vladímir Putin desde que comenzó la invasión de Ucrania. “Saldremos victoriosos”, dijo la semana pasada.  

El 'Aurora' también ha notificado su marcha

Como es habitual entre las grandes fortunas rusas, el barco no está registrado a su nombre, sino a nombre de un testaferro sepultado bajo empresas pantalla. En este caso el testaferro sería la hijastra de Chemezov, Anastasia Ignativa, según consta en los llamados 'Papeles de Pandora'. 

El Valerie lleva en Barcelona desde el 8 de febrero atracado en los astilleros MB82, dedicados a la reparación y el mantenimiento de los yates más despampanantes del mundo. También sigue allí el Aurora, un juguete acuático de 74 metros de eslora propiedad del magnate ruso de la construcción y el negocio inmobiliario, Andrey Molchanov. Su yate también notificó el 13 de marzo su intención de abandonar la ciudad, aunque todavía no lo ha hecho. A diferencia de Chemezov, Molchanov no aparece en la lista de las sanciones europeas, lo que explicaría también porque España no ha ordenado la inmovilización cautelar del Aurora