GUERRA EN UCRANIA

El Batallón Azov, los paramilitares neonazis que combaten en Ucrania

Un grupo paramilitar neonazi convertido en primera línea de defensa y en un movimiento político de difícil encaje

Foto de archivo de soldados del batallón de voluntarios de Ucrania Azov en 2015.

Foto de archivo de soldados del batallón de voluntarios de Ucrania Azov en 2015. / Archivo

Héctor González

Uno de los grupos implicados en la defensa de Ucrania es el conocido como Batallón Azov, un cuerpo paramilitar integrado en el ejército ucraniano que llama la atención por dos razones fundamentales: su arrojo en la batalla y su declarada ideología ultranacionalista y neonazi. El batallón se fraguó en 2014, durante los enfrentamientos entre el Gobierno ucraniano y los rebeldes prorrusos del Donbás, y desde entonces ha ido ampliando su influencia hasta convertirse también en un movimiento político de ultraderecha.

El grupo, que pertenece a la Guardia Nacional de Ucrania (NGU), despierta una fuerte controversia: por un lado, su papel en la resistencia ucraniana les otorga una vitola de salvadores; por otro, su discurso neonazi levanta ampollas en la opinión pública occidental y da alas al argumento de "desnazificación" de Ucrania esgrimido por Putin para justificar la invasión.

Su símbolo recuerda al Wolfsangel nazi, una especie de esvástica estilizada sobre fondo amarillo. Aunque desde el batallón aseguran que se trata de las 'N' e 'I' cruzadas entre sí en representación de "Idea Nacional". La semana pasada el grupo compartió un vídeo en Twitter en el que se veía a uno de sus integrantes untando balas en manteca de cerdo para combatir a los soldados chechenos, de religión musulmana.

Unas raíces de odio ultranacionalista

El Batallón Azov nació en 2014 durante las revueltas del Maidán. Originalmente, se trataba de un regimiento formado por un centenar de voluntarios liderados por Andriy Biletsky que se entrenaba a lo largo de la costa del mar de Azov, en el sureste de Ucrania. Además de Biletsky, otros de los fundadores fueron Oleh Lyashko, líder del Partido Radical; Dmytro Korchynsky, escritor y figura pública ultranacionalista; Serhiy Taruta, magnate, político y presidente del equipo FC Metalurh Donetsk; y Arsen Avakov, que poco después sería Ministro del Interior ucraniano entre febrero de 2014 y julio de 2021.

Muy rápidamente, el recién formado batallón fue nutriéndose de nuevos voluntarios. La mayoría de ellos procedían de grupos ultras de fútbol, como el FC Metalurh Donetsk; del grupo ultranacionalista Patriota de Ucrania y del grupo neonazi Asamblea Nacional Social (SNA). El denominador común de estos combatientes era la ideología ultranacionalista blanca, con un marcado carácter militarista, antisemita y xenófobo.

Miembros del Batallón de Azov de la Guardia Nacional de Ucrania.

Miembros del Batallón de Azov de la Guardia Nacional de Ucrania. / Â GLEB GARANICH | REUTERS

En poco tiempo, el grupo creció hasta convertirse en una milicia paramilitar con alrededor de un millar de integrantes y una fama temible ganada en los enfrentamientos contra las fuerzas prorrusas de la región del Donbás (Donetsk y Lugansk). Dicha fama condujo a su integración oficial en la Guardia Nacional de Ucrania (SNU), en noviembre de 2014, con la denominación de Regimiento de Operaciones Especiales en Mariúpol. Y es que, según unas declaraciones del periodista Oleksiy Kuzmenko para la revista estadounidense Newsweek, "desde la revuelta del Maidán de 2014, el gobierno, el ejército y las fuerzas de seguridad han institucionalizado en sus filas antiguas milicias y batallones de voluntarios vinculados a la ideología neonazi".

Ampliando el área de influencia

Tras los sucesos del Maidán, a medida que el Batallón Azov se integraba en la Guardia Nacional, fue suavizando parte de sus planteamientos más radicales. Al menos, de cara al exterior, pues algunos de sus fundadores más radicales abandonaron el grupo y el Batallón Azov fue creando extensiones como el Cuerpo Civil Azov o el partido político Cuerpo Nacional. De hecho, el propio Andriy Biletsky, fundador del cuerpo, llegó a formar parte del Parlamento de Ucrania entre 2014 y 2019 de la mano del expresidente Poroshenko como agradecimiento a su labor en el Donbás.

Estas y otras ramificaciones más o menos oficiales del grupo fueron dando forma a una estructura más amplia e integrada en las instituciones, denominada como Movimiento Azov. “Si el mundo está preocupado por la amenaza del neonazismo ucraniano, les puedo asegurar que no somos neonazis; simplemente somos personas que queremos cambiar nuestro país para mejor”, declaró en 2018 Ihor Vdovin, un portavoz de las Milicias Nacionales, otra organización extragubernamental vinculada al Cuerpo Nacional.

Acusaciones de delitos y abusos contra civiles

A pesar de esta supuesta moderación en los planteamientos del grupo, el Batallón Azov también ha sido objeto durante estos años de acusaciones de agresiones a minorías, de organizar ataques terroristas supremacistas y de dar cobijo a ultras y neonazis extranjeros que acudían a Ucrania a recibir formación de combate. El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH ) emitió un informe en 2016 en el que denunciaba los supuestos abusos cometidos con civiles por parte de combatientes del Batallón Azov. 

"ACNUDH ha documentado denuncias de desapariciones forzadas, detenciones arbitrarias y de incomunicación, tortura y malos tratos, perpetrados con impunidad por parte de las fuerzas del orden ucranianas, principalmente por parte de la Guardia Nacional de Ucrania (SBU)", señala el mencionado documento. "En estos territorios [Donetsk y Luhansk], los grupos armados han establecido 'estructuras administrativas' paralelas y han impuesto un marco creciente de 'legislación' que violan el derecho internacional, así como los Acuerdos de Minsk", señala el mencionado documento".