Guerra en Ucrania

Guerra propagandística: cómo Rusia impone la mordaza informativa

Kiev ha articulado una potente campaña comunicativa en las redes sociales para ganar el apoyo de la comunidad internacional frente a la invasión rusa

La cuenta de Twitter del gobierno ucraniano compara a Putin con Hitler.

La cuenta de Twitter del gobierno ucraniano compara a Putin con Hitler. / @UKRAINE

El pasado martes muchas televisiones, radios y páginas web en 

Ucrania se fundieron en negro. Sobre las cuatro y media de la tarde, una lluvia de bombas rusas estallaban sobre la torre de telecomunicaciones de Kiev en un ataque con el que Moscú buscaba “suprimir los ataques informativos” contra su país. Antenas en humo en una ciudad sitiada, la imagen de que esta es una guerra por el terreno con armas convencionales, pero también una batalla por el relato en la que se dispara con propaganda.

Con la presión interna creciendo, el Kremlin está agudizando los mecanismos de represión. El Parlamento ruso aprobó este viernes una enmienda que impone multas millonarias y penas de hasta 15 años de prisión a quienes difundan "falsedades sobre el Ejército ruso". Esa medida ha forzado que grandes medios internacionales como la BBC, CNN , Bloomberg y las cadenas alemanas entre otros hayan abandonado el país, aislando informativamente a los ciudadanos rusos. A la medida se ha sumado también EL PERIÓDICO DE CATALUÑA, Televisión Española, la agencia EFE, el diario El País y la Corporació Catalana de Mitjans Audivisuals. (CCMA), entre otros.

Eso se suma a una censura mediática interna que ya ha prohibido a los medios del país hablar de "guerra, agresión o invasión" bajo la amenaza de bloquear sus páginas web o imponerles altas multas. Grandes medios como Novaya Gazeta –dirigido por el Nobel de la Paz Dmitri Muratov— han acatado a regañadientes la imposición de Moscú mientras hacen equilibrios para esquivar las sanciones e informar críticamente de, por ejemplo, los ataques rusos contra civiles. Otros como el canal televisivo Dozhd o la radio Ekho Moskvy han sido obligados a cerrar.

Sin embargo, la mordaza informativa de Putin encuentra brechas en internet. Muchos jóvenes rusos se informan de la guerra a través de las redes sociales, donde 'influencers' como el bloguero Yury Dud han criticado la invasión frente a millones de seguidores. "Esta es la primera guerra de TikTok y se ve a pacifistas concienciando sobre la guerra, pero también a periodistas prorrusos y mucha pornografía con imágenes de muertos", señala Iago Moreno, sociólogo por la Universidad de Cambridge.

Aunque esa es una tarea más compleja, Rusia lleva meses acentuando sus esfuerzos por controlar internet con una ley que obliga a las grandes plataformas a eliminar contenido que el Kremlin criminaliza. Google, Apple, TikTok y Spotify han acatado la norma, Meta (propietaria de Facebook e Instagram) y Twitter solo algunas partes, y Netflix, Twitch y Telegram se han negado a hacerlo. Este viernes, el Kremlin ha anunciado el bloqueo al acceso tanto a Facebook como Twitter en respuesta a las decisiones de estas redes de limitar los mensajes de cuentas afines a Moscú.

Ucrania usa internet a su favor

En pleno 2022, es imposible hablar de desinformación y pugna comunicativa sin ver lo que ocurre en internet. Aunque 

Rusia ha destacado en los últimos años por lanzar operaciones de manipulación psicológica fuera de sus fronteras, los analistas coinciden en señalar que es Ucrania quien mejor está utilizando las redes sociales como megáfono para amplificar sus mensajes y transformar algo aparentemente simbólico como las palabras en un amplio apoyo internacional.

El esfuerzo comunicativo ucraniano tiene a su favor el estar siendo víctima de una invasión por parte de una potencia militar muy superior, un relato de David contra Goliat que agiliza el posicionamiento de otras naciones a su favor. Sin embargo, es esa propia inferioridad la que ha llevado a Kiev a apostar por una campaña que juega con el lenguaje de internet: mensajes satíricos, irreverentes y dramáticos que apelan a las emociones, que en las redes se traduce en una mayor viralización.

Las cuentas oficiales de Ucrania en Twitter Instagram son un claro ejemplo de ese éxito discursivo, pasando de tener un tono diplomático y de promoción turística a lanzar memes de propaganda por su causa. "Los memes son los pósteres del siglo XXI, ambos bandos los están produciendo en masa para amplificar sus consignas políticas y están siendo una de las grandes fuentes de información y propaganda en esta guerra", explica Iago Moreno, sociólogo por la Universidad de Cambridge.

También lo está siendo el uso de las redes que hacen tanto el presidente ucraniano, 

Volodímir Zelenski

, y de su ministro de Transformación Digital, Mykhailo Fedorov. El primero está usando su experiencia como actor para proyectar una cercanía que alienta a sus ciudadanos y refuerza la empatía con la causa ucraniana. "Zelenski conoce muy bien la comunicación política, ha sido un presidente bastante errático pero ahora se está destapando como un líder carismático", explica Ruth Ferrero-Turrión profesora de Ciencia Política de la Universidad Complutense de Madrid. "Sus vídeos desde el Parlamento, su camiseta verde militar... toda esa puesta en escena le está haciendo ganar la batalla por el relato y eso perjudica a Putin porque insufla más ánimo de resistencia a las tropas ucranianas".

El segundo, de tan solo 31 años y responsable de la campaña presidencial de Zelenski en 2019, ha lanzado en Twitter una exitosa campaña global de presión a más de 50 grandes empresas como Apple para que boicoteen a Rusia. Asimismo, ha logrado que el magnate 

Elon Musk

 active en Ucrania su sistema de satélites de baja órbita Starlink para garantizar la conexión del país a internet, un apoyo que ha sido un impulso propagandístico. Sin embargo, articular una mejor campaña comunicativa no significa que eso se traduzca sobre el terreno.

Rusia pugna por el relato interno

La estrategia de comunicación ucraniana contrasta con la sobriedad institucional de la mayoría de cuentas oficiales rusas. La puesta en escena que rodea a 

Vladímir Putin

 ha estado marcada por una frialdad militar, mensajes duros y las ya icónicas imágenes de sus reuniones en mesas muy largas. En la comunicación exterior, Moscú está optando por otra vía discursiva. "Putin se siente cómodo con el papel de villano, juega la baza del miedo y el poder para insuflar terror a las potencias occidentales", señala Ferrero. Su amenaza nuclear y sus advertencias a Macron son un claro ejemplo de una operación psicológica con la que minar la moral del enemigo.

Así, Rusia se está centrando en controlar la información dentro de sus fronteras. El panorama mediático domado por el Kremlin "demoniza" el Gobierno ucraniano como "nazi", asegura que la invasión –apodada con el eufemismo obligado "operación militar limitada"— es para proteger a los prorrusos del Donbás de un supuesto "genocidio" y que sus soldados están siendo recibidos con lágrimas de alegría. "Putin no tiene interés en llegar a las audiencias de las potencias occidentales, se está dirigiendo al pueblo ruso con un mensaje de victimización frente a estas", añade Ferrero.

Aunque ha logrado que parte de la población compre ese relato, las protestas pacifistas se han multiplicado en Rusia y han dejado más de 7.600 personas detenidas desde el inicio de la invasión hace 10 días. Con la presión interna creciendo, el Kremlin está agudizando los mecanismos de represión. El Parlamento ruso aprobó este viernes una enmienda que impone multas millonarias y penas de hasta 15 años de prisión a quienes difundan "falsedades sobre el Ejército ruso". Esa medida ha forzado el éxodo de medios como la BBC, CNN o TV3, aislando informativamente a los ciudadanos rusos.

Eso se suma a una censura mediática interna que ya ha prohibido a los medios del país hablar de "guerra, agresión o invasión" bajo la amenaza de bloquear sus páginas web o imponerles altas multas. Grandes medios como Novaya Gazeta –dirigido por el Nobel de la Paz Dmitri Muratov— han acatado a regañadientes la imposición de Moscú mientras hacen equilibrios para esquivar las sanciones e informar críticamente de, por ejemplo, los ataques rusos contra civiles. Otros como el canal televisivo Dozhd o la radio Ekho Moskvy han sido obligados a cerrar.

Sin embargo, la mordaza informativa de Putin encuentra brechas en internet. Muchos jóvenes rusos se informan de la guerra a través de las redes sociales, donde 'influencers' como el bloguero Yury Dud han criticado la invasión frente a millones de seguidores. "Esta es la primera guerra de TikTok y se ve a pacifistas concienciando sobre la guerra, pero también a periodistas prorrusos y mucha pornografía con imágenes de muertos", señala Moreno.

Aunque esa es una tarea más compleja, Rusia lleva meses acentuando sus esfuerzos por controlar internet con una ley que obliga a las grandes plataformas a eliminar contenido que el Kremlin criminaliza. Google, Apple, TikTok y Spotify han acatado la norma, Meta (propietaria de Facebook e Instagram) y Twitter solo algunas partes, y Netflix, Twitch y Telegram se han negado a hacerlo. Este viernes, el Kremlin ha anunciado el bloqueo al acceso tanto a Facebook como Twitter en respuesta a las decisiones de estas redes de limitar los mensajes de cuentas afines a Moscú.

Con todo ello, la guerra informativa también ha llegado a la Unión Europea (UE). La presión de Kiev ha conseguido que Bruselas prohíba la transmisión de la "maquinaria mediática del Kremlin", medios como el canal RT o la agencia Sputnik, forzando a las plataformas a actuar para vetar su emisión. Sin embargo, apunta Ferrero, eso puede tener un efecto contrario y tanto amplificar la popularidad de esas cadenas como reforzar el discurso de Moscú.