UNIÓN EUROPEA

Italia, ¿de última de la fila a locomotora europea?

El PIB italiano, con el impulso del nuevo primer ministro, Mario Draghi, crecerá este año un 6,3%, el mejor dato en décadas, y más que EE.UU. y muchos países de la UE |L a incógnita que se plantea ahora es si el crecimiento del país transalpino será prolongado y si la riqueza generada se repartirá

Mario Draghi.

Mario Draghi.

Irene Savio

Irene Savio

En junio pasado, cuando se pensaba que el producto interno bruto (PIB) italiano creciese este año alrededor de un 5%Renato Brunetta, el ministro italiano de la Función Pública y economista, se preguntaba: “¿y si esta vez fuera la buena?”. “El viento está cambiando”, reflexionaba a continuación. Hoy, cuando no ha pasado ni un año desde su última gran crisis política, Italia ha saltado vertiginosamente del anacronismo que ha sido en las últimas décadas —un país congelado en el pasado, con un crecimiento prácticamente nulo, considerado el gran enfermo de Europa— a la economía que más ha sorprendido a los observadores por su buen rendimiento.

Tan es así que varios analistas han empezado a referirse a ella como la verdadera locomotora de Europa -junto a Francia- en esta etapa de recuperación económica post-covid.

Ni las instituciones internacionales se esperaban un crecimiento tan llamativo, después del estruendoso batacazo económico del país en 2020 (una caída del producto interno bruto, el PIB, del 8,9%), y los problemas estructuras que el país arrastra desde hace años. Han sido las previsiones de las últimas semanas las que han revelado que el aumento del PIB italiano es mucho mayor a la estimación precedente. En concreto, según las últimas cifras de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que son similares a las de la Comisión Europea, el PIB italiano crecerá este año un 6,3%. Una cifra que en Italia no se veía desde el ‘milagro económico’ después de la segunda guerra mundial, y un dato más alto que el de Estados Unidos y de muchos países de la Unión Europea (UE), como Alemania y España. 

Previsiones prometedoras

Las previsiones para el futuro también son prometedoras. Se estima que la economía italiana recupere sus niveles pre-covid en el segundo semestre de 2022, y que la inflación mantenga los precios más bajos que la media de la eurozona, con un aumento estimado en un 2% para el trienio 2021-23, lo que ayudará a las empresas a mantenerse competitivas. El inicio de la recuperación italiana coincidió con la relajación de las medidas en la primavera de este año, a la que le siguió, con la aparición de las nuevas variantes, una mezcla de incentivos, nuevas reglas y castigos adoptados por el Gobierno para frenar el coronavirus (Italia fue, por ejemplo, el primer país de la UE en introducir el pasaporte Covid obligatorio para trabajar). 

La gran mayoría de los expertos coinciden que todo esto es fruto de la gestión de ‘Super Mario’, Mario Draghi, el exjefe del Banco Central Europeo (BCE), que tomó las riendas del país en febrero pasado. Y las loas también llegan desde fuera. La revista británica The Economist ha elegido a Italia como “país del año”. “A causa de la pésima gestión de varios Gobiernos, los italianos en 2019 eran más pobres que en 2000. Pero este año las cosas han cambiado”, argumentó la revista. Y así la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. “La gestión de la pandemia ha sido eficaz, la vacunación va como un tren, la economía crece más rápido que nunca”, dijo la funcionaria europea, en una intervención el domingo en la Universidad Católica de Milán. “Me quito el sombrero ante el empeño de Italia”, afirmó el lunes el nuevo canciller de Alemania, Olaf Scholz.

Consumo de las familias

¿Cómo es posible esta extraordinaria historia? El resto de las cifras macroeconómicas aportan algunas respuestas. Destaca, por ejemplo, la reactivación de los consumo de las familias, una producción industrial que ya ha recuperado los niveles pre-covid (aunque en noviembre registró una ligera disminución, de un 0,6%), y las exportaciones que también han vuelto a crecer de manera sostenida, sobre todo gracias a cuatro regiones del rico norte de Italia, Lombardía, Emilia Romaña, Véneto y Piamonte. “En los primeros 10 meses de este año las exportaciones se situaron en los 423.000 millones de euros en términos absolutos. Es una cifra nunca antes vista: supera también el dato de 2019 cuando se llegó a los 402.000 millones de euros (en ese mismo lapso de tiempo)”, dijo recientemente eufórico el ministro de Exteriores italiano, Luigi di Maio.  

La incógnita es, por supuesto, si el crecimiento será prolongado. Y esto depende mucho de cómo Italia gestionará los más de 200.000 millones de euros de fondos de recuperación europeos, que Italia empezará a recibir a partir del año que viene y por los cuales el Gobierno ha creado un grupo de 1.000 expertos externos de todos los sectores que se encargarán de velar que las administraciones regionales italianas gestionen y ejecuten correctamente sus proyectos. Con este preámbulo, y con el orgullo recobrado también por el reciente tratado bilateral de cooperación firmado entre Italia y Francia, las únicas nubes negras que de momento flotan sobre estos resultados son las relativas a las dudas sobre si será posible que la riqueza llegue a todos. 

Las largas colas delante de los comedores sociales de las parroquias y Cáritas de Milán, así como el gran número de empresas que optan por deslocalizar, la caída récord de nacimientos y el aumento de pobres absolutos (un millón más con la pandemia, por un total de 5,5 millones de personas), ponen esto en duda. Los sindicatos, que hace unos días semana convocaron una huelga general -prácticamente ignorada por las elites-, lo recordaban.