ELECCIONES

Boric, candidato de izquierdas, se impone en la segunda vuelta de las presidenciales de Chile

Con 50% de las mesas escrutadas, el joven legislador le saca casi diez puntos de ventaja al ultraderechista José Antonio Kast

Boric se convertirá en el mandatario más joven de la historia chilena. Asumirá el 11 de marzo con 36 años

Chile vota a su nuevo presidente.

/ Agencia ATLAS / Foto: EFE

Albert Gilbert

La zozobra y la especulación han quedado atrás en Chile. En el domingo más caluroso y nervioso del año, el joven legislador de izquierdas, Gabriel Boric, se ha convertido en el próximo presidente de un país fracturado. Asumirá el 11 de marzo a los 36 años. Al escrutarse más del 50% de las mesas electorales, Boric, candidato de la coalición Apruebo Dignidad, obtuvo el 54,72% de los votos. El ultraderechista José Antonio Kast que se quedó con un 45,28%. Gonzalo de la Correa, diputado de Republicanos, la fuerza de Kast, reconoció la derrota y dijo que esa formación hará una oposición "responsable" en el Congreso, donde se opondrá al "avance del marxismo". Minutos más tarde lo hizo el propio Kast, quien se comunicó por teléfono con su rival. En el comando de Boric comenzó de inmediato el festejo. "Ha ganado la democracia y la esperanza", dijo la diputada comunista, Karol Cariola.

Los comicios no solo han abismado las posiciones ideológicas y exhumado antiguos miedos, llevando al país a una situación que no se conocía desde el plebiscito de octubre de 1988, cuando se frenó a través del voto la continuidad del dictador Augusto Pinochet. Kast había advertido que si la diferencia entre los competidores es menor a 50.000 votos, "esto se podría llegar a definir en los tribunales electorales". No hizo falta, el triunfo de Boric fue aplastante.

Sin embargo, la sombra de sospecha que Kast lanzó al aire como si se tratara de una bomba de racimo, y que en parte sigue la estrategia de impugnación anticipada de Donald Trump y Keiko Fujimori en los comicios de Estados Unidos y Perú, no ha sido el único hecho discordante de esta jornada.

Escasez de buses y ausentismo

La falta de buses en la región metropolitana, que incluye a Santiago y su periferia, ha generado preocupación entre las fuerzas que pugnan por la presidencia. El abanderado del Partido Republicano le reclamó al Gobierno que "active todas las posibilidades para que la gente pueda concurrir a votar". A Boric le llamó la atención que las frecuencias se habían reducido a la mitad de un día normal entre semana. El Servicio Electoral (Servel) se ha visto obligado a intervenir y ha trasladado a la ministra de Transporte, Gloria Hutt, su "preocupación" por la falta de transporte. La funcionaria atribuyó los retrasos a "desvíos, cortes de calle y congestión". "Decir que hay una conspiración para que vote menos gente es mentir descaradamente", señaló por su parte Jaime Bellolio, portavoz del presidente Sebastián Piñera.

El temor de algunos analistas en esta tarde estival está relacionado con las complicaciones para llegar a un centro de votación y, por el otro lado, una tendencia cada vez más decreciente de participación electoral en parte de la población. De hecho, Kast ganó la primera vuelta en noviembre con 1,9 millones de votos, 100.000 más que su rival, pero con un destacado ausentismo del 53%.

El entusiasmo de la sociedad con los comicios ha decrecido sin pausa desde que se recuperó la democracia, en 1990. La izquierda necesita romper el techo del 47% del mes pasado para aumentar sus posibilidades de victoria. Para Victoria León, de la consultora Pulso Ciudadano, "si votara menos de un 48% del electorado, estaríamos hablando de una elección muy ajustada". Muchas personas están esperando hasta último momento para acudir a las urnas. Pero, al mismo tiempo, una parte de ellas optará por el "mal menor", según señala Paola Assael, de la encuestadora Black & White.

Moderación coyuntural

Los dos candidatos moderaron sus discursos con la intención de seducir al votante chileno más indiferente o temeroso. Kast archivó momentáneamente un programa casi calcado al de Vox, mientras que Boric tuvo un deslizamiento evidente hacia posiciones socialdemócratas.

Más allá de esos giros coyunturales, Chile llegó a las elecciones en medio de una fractura social de proporciones. Los efectos del estallido social de noviembre de 2019 no han cesado: de hecho, los dos candidatos a la presidencia no provienen de la elite política que administró los asuntos públicos las últimas tres décadas. La grieta es, además política. Kast introdujo una retórica que en Chile se desconocía desde los días en de la Unidad Popular, cuando Salvador Allende intentó transitar al socialismo por medios pacíficos y fue derribado por un golpe militar, el 11 de setiembre de 1973.

El desafío de la Asamblea Constituyente

A la par de la segunda vuelta presidencial, y como si fuera parte de una realidad paralela y, por momentos, extraña, Chile es escenario de una Asamblea Nacional Constituyente. El reclamo de una nueva Carta Magna fue arrancado en las calles al Gobierno y los partidos de derecha, que no tienen derecho a veto en la Convención porque tuvieron un pésimo resultado en la elección de delegados. La Asamblea, presidida por una dirigente de origen mapuche, Elisa Loncón, se apresta a redactar un texto de marcado corte progresista que se propone enterrar el heredado de la última dictadura, vigente desde 1980, a pesar de haber tenido varias enmiendas. La irrupción de la figura de José Antonio Kast ha alterado las coordenadas políticas al punto que Chile podría tener un presidente de extrema derecha y una Constitución cuyo contenido se encuentra en las antípodas ideológicas. De todas maneras, la futura Carta Magna debe ser validada en otra consulta popular, a mitad de 2022. Su suerte dependerá en parte del nombre del futuro mandatario. Loncón es consciente de los riesgos que se corren por estas horas. “A votar, yo ya lo hice. La democracia la construimos todas, todos, todes y quien gane tendrá la oportunidad histórica de acompañar y ver el nacimiento de la nueva Constitución”, dijo.