POLÉMICA
Feminismo y diversidad sexual: lo 'queer' divide al PSOE entre críticas de las asociaciones LGTBI+
"Cualquier ideario o argumentario que no comprenda que hay diversidad más allá de las siglas LGTBI se está quedando atrás a la hora de reflejar la gran diversidad del colectivo", advierte la federación estatal

Fotografía de archivo de una manifestación en Brasil por el día del Orgullo LGTBI+. / EFE / SEBASTIÃO MOREIRA
El PSOE determinó este fin de semana que la Q+ de las siglas LGTBIQ+ no iba a estar en su partido. La decisión, celebrada por un grupo de militantes al grito de "Vivan las mujeres", no ha gustado nada ni a su socio de Gobierno, Sumar, que considera que no se puede luchar contra la extrema derecha copiando sus ideas, ni a las organizaciones LGTBI+, que defienden que hay diversidad más allá de esas siglas.
El término queer (la Q+) es el paraguas que cubre las orientaciones sexuales, identidades y expresiones de género más allá de las lesbianas, gais, transexuales, bisexuales e intersexuales (la LGTBI). Las que se quedan en los márgenes. Es, posiblemente por eso, la que más polémica genera dentro de las siglas del colectivo. "Es la menos entendida", explica Ronny de la Cruz, presidente del Cogam. "Cuesta salir de esa dicotomía binaria de hombre-mujer, heterosexualidad-homosexualidad".
En los últimos tiempos, tanto grupos de ultraderecha como una parte del feminismo -las llamadas feministas clásicas o transexcluyentes- han puesto sobre la mesa lo que llaman agenda queer, la de los colectivos con identidades sexuales minoritarias. Un término que, para Mariano Beltrán, investigador en Psicología Social, no deja de ser "una infamia". "Es una construcción fantasmática, como la ideología del género", asegura. En su opinión, son conceptos que cumplen la misma función que un neón: llamar la atención. En este caso, para vender la idea de "una especie de complot que busca convertir a niños en niñas o niñes y viceversa".
¿Qué es lo queer?
Definir qué es lo queer no es una tarea sencilla. La filósofa Teresa de Lauretis utilizó por primera vez la expresión teoría queer en 1991 en el número 3 de la revista Differences. Pero no hay una sola teoría, advierte Beltrán. Son muchas, con diferentes ópticas y aristas. "Ese punto de reducción a la agenda o teoría, como si fuese un dogma de fe que no se ajusta a la realidad de los estudios queer, está pensado para insistir en lo mismo: controlar los cuerpos y entender las dos categorías hombre-mujer como un binario del que nadie puede escaparse", indica.
Opina que este posicionamiento va dirigido principalmente a las mujeres trans que no han pasado por un proceso de reasignación del sexo. La identidad que, según diferentes trabajos, sufre más precariedad laboral y violencia, tanto física como estructural. Por eso, coinciden con él varias asociaciones. Mar Cambrollé, de la Plataforma Trans, asegura que señalar a estas personas y "a la diversidad sexual como el eje del mal, contrario a la igualdad de las mujeres" es, en su opinión, "un uso perverso del feminismo".
Aun así, muchas piensan que este debate no significará nada en la práctica. "Estamos acostumbradas a convivir con esa minoría TERF (feminista radical transexcluyente) del PSOE, pero a nivel de gobierno estamos tranquilos. El propio acuerdo de gobierno con Sumar tiene incluida la 'Q+'", apunta Encarni Bonilla, presidenta de Chrysallis, la Asociación de familias de Infancia y Juventud Trans.
A su entidad, afirma, les preocupa más la "práctica del PP y el recorte de derechos" en lugares como la Comunidad de Madrid que los papeles internos socialistas. El problema es cuando este tipo de debates, en los que se cuestionan los derechos de los más vulnerables, vuelven a la opinión pública. "Eso hace mucho daño a nuestros niños y niñas. Pero, por mucho que quieran eliminar letras, no eliminan la existencia de la diversidad", añade.
Quedarse atrás
Los respaldan otras asociaciones. Paula Iglesias, de la Federación Estatal LGTBI+, asegura que aunque la decisión del PSOE de no incorporar el Q+ a sus siglas LGTBI continúe teniendo a las personas trans incluidas en la T, "quedarían fuera el resto de disidencias y diversidades sexuales, de género, familiares y corporales que no están incluidas dentro de las siglas LGTBI".
"Consideramos que cualquier ideario o argumentario que no comprenda que hay diversidad más allá de las siglas LGTBI se está quedando atrás a la hora de reflejar la gran diversidad del colectivo", añade
División en el PSOE
Con todo, la no inclusión del Q+ en las siglas del colectivo no se ve igual en todo el partido socialista. Por ejemplo, la histórica feminista socialista, Amelia Valcárcel, aseguraba en sus redes que con esta acción "el feminismo ha vuelto a tomar su puesto en el PSOE". "Hemos ganado. Esa es la valoración. Hemos desterrado el lenguaje queer. Hemos frenado su agenda de explotación. Hemos demostrado capacidad y unidad", valoraba.
En cambio, Raquel Vega, actual secretaria de Cultura del PSOE de Andalucía, reconocía en X haber "votado en contra de eliminar la referencia a la población Q+ en documentos programáticos del PSOE". "Por coherencia, verbalizaré #LGTBIQ+. Somos una organización diversa, moderna y que amplía derechos. Reivindico una pronta revisión. Sumar nunca resta", expresaba.
También el secretario de Políticas LGTBI del PSOE, Víctor Gutiérrez, ha garantizado que su partido seguirá "trabajando por los derechos del colectivo LGTBI sin excepción". "Se han decidido por votación unas cosas", ha dicho, pero "el sentir de gran parte de la militancia y de la inmensa mayoría" de las personas que votan a su partido "es otro".
Críticas de Sumar
Su socio de gobierno, Sumar, también ha advertido a los socialistas que "no se lucha contra la extrema derecha con las ideas de extrema derecha". También la eurodiputada de Podemos, Irene Montero, impulsora de la ley trans como ministra de Igualdad en el anterior gobierno, ha rechazado este cambio.
"Borrando letras no se borran esas vidas, pero sí sus derechos. El PSOE manda un peligroso mensaje de que el partido que nos gobierna, y su presidente, no reconocen la existencia de muchas personas y que no van a garantizar derechos", ha apuntado en su cuenta de X, asegurando que "no es feminismo clásico, es LGTBIfobia".
De dónde viene la polémica
La polémica sobre la diversidad sexual viene a raíz de que el Plenario del 41º Congreso Federal del PSOE de este fin de semana. Allí se aprobó una enmienda de una de las corrientes feministas dentro del partido para no incluir las siglas 'Q+' en las referencias que se hacían al colectivo LGTBI dentro de la ponencia marco.
La enmienda aprobada iba en contra de la iniciativa inicial que proponía la dirección nacional del PSOE, y que incorporaba las siglas Q+ para hacer referencia a las personas queer y al resto de identidades y orientaciones.
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