VIOLENCIA SEXUAL

Un estudio alerta de alta incidencia de violencia sexual en las citas de Tinder

Usuarias encuestadas hablan de prácticas violentas, retirada de preservativo sin consentimiento o incitación a la prostitución

Una chica consulta su teléfono móvil.

Una chica consulta su teléfono móvil. / Imagen de archivo / Pixabay

Violeta Molina Gallardo

Violeta Molina Gallardo

Violación, retirada de preservativo sin consentimiento, sexo violento, grabación de imágenes sexuales no consentidas, incitación a la prostitución, sumisión química... Una investigación española alerta de la alta incidencia de la violencia sexual y el sometimiento de las mujeres en las citas derivadas de los contactos de Tinder.

La Federación de Mujeres Jóvenes ha presentado este miércoles los resultados del estudio Apps sin violencia, financiado por el Ministerio de Igualdad y que tiene por objetivo investigar las violencias sexuales que se encuentran las chicas jóvenes cuando se sumergen en el mundo digital de las aplicaciones de citas.

Casi mil mujeres (963) de entre 18 y 35 años, residentes en España y usuarias de la aplicación de citas Tinder han participado en el estudio. De ellas, 705 habían tenido citas presenciales con los contactos establecidos a través de la app.

Los datos evidencian una alta incidencia de comportamientos violentos contra las mujeres tanto en el entorno digital como después, una vez se desvirtualizan los usuarios, en las citas presenciales.

Violencia en las citas

Casi el 22 % de las encuestadas relata que el hombre al que conocieron a través de la aplicación utilizó violencia explícita para forzarla a tener relaciones sexuales, el 29,5 % dice que la presionó para realizar prácticas que no le apetecían, el 33 % asegura que quiso parar y él se enfadó, otro 33 % fue forzada a continuar a pesar de haber expresado su deseo de parar y el 27,7 % afirma que la cita fue violenta durante el sexo sin haber acordado esas prácticas (insultos, ahogamientos, tortazos...).

Entre los resultados de la encuesta también destaca que el 48,8 % se sintió como un objeto durante el sexo, con la impresión de que daba igual si estaba disfrutando o no, el 28,2 % comunicó que alguna práctica sexual la estaba dañando y el hombre no la interrumpió, el 27,7 % reconoce que fue penetrada sin preservativo sin haber sido consultada y otro 21,4 % indica que el hombre se quitó el condón durante el coito sin informarla.

Además, un 27,4 % de las encuestadas fue grabada o fotografiada sin su consentimiento y el 20 % fue víctima de sumisión química (fue emborrachada o drogada por el hombre con la intención de abusar de ella). Más de la mitad, el 57,6 %, se ha sentido presionada por alguna de sus citas para mantener relaciones sexuales.

"La inmediatez y el anonimato determinan esas violencias sexuales. La investigación nos ha sorprendido y alarmado. Sabíamos que había violencia sexual, pero no unos datos tan alarmantes. Esta investigación nos debe servir para que se pongan en marcha medidas. (...) La tesis es que no es un caso aislado", ha señalado la presidenta de la Federación de Mujeres Jóvenes, Ada Santana.

A pesar de todas esas violencias explícitas, las usuarias no siempre son conscientes de que han sido víctimas de violencia sexual, como indica que sólo el 11,5 % haya dicho que ha sido víctima en estas citas.

"Les cuesta identificar la violencia sexual porque en el imaginario colectivo persiste que conlleva el uso de violencia e intimidación", ha precisado la coordinadora del estudio, Mónica Saiz.

Desde la Federación de Mujeres Jóvenes se ha hecho especial hincapié en que el objeto del estudio no es promover el terror sexual, ni lanzar un mensaje que coarte la libertad a las mujeres, sino evidenciar que estos comportamientos existen y deben erradicarse y prevenirse a través de políticas públicas e iniciativas de las plataformas, como puedan ser acabar con el anonimato de los usuarios.

En este sentido, las responsables de la Federación han hecho un alegato por la promoción de la educación sexual desde edades tempranas, con especial incidencia en los chicos, y contra la pornografía como escuela de sexualidad. "No se trata de que, una vez más, nosotras seamos las que volvamos a tener cuidado", ha incidido la presidenta Ada Santana.

Seis de cada diez mujeres entrevistadas ya perciben un mayor riesgo al acudir a estas citas mediadas por Tinder que a otras con hombres conocidos en entornos físicos como el trabajo o un bar.

La coordinadora del estudio ha explicado en rueda de prensa que la investigación pone de manifiesto las formas específicas que la violencia sexual adopta en los espacios digitales, hasta ahora un campo bastante desconocido: "Se trata de una violencia que empieza en la propia aplicación de citas y que continúa después en los encuentros. (...) En las apps de citas se reproduce un continuum de la violencia que se da en el entorno físico, pero con inmediatez y anonimato".

Prostitución y BDSM en el entorno virtual

La investigación también da cuenta de cómo las usuarias se sienten presionadas o incomodadas por distintos comportamientos masculinos en las interacciones digitales que mantienen con los hombres.

Casi ocho de cada diez afirma haberse sentido incómoda o presionada por peticiones de enviar fotos o vídeos desnuda y siete de cada diez por peticiones de sexo telefónico.

El 83,1 % ha recibido presión por parte de alguien con quien entabló contacto pero ya no le interesa y, de ellas, casi el 70 % ha sido insultada por esta cuestión.

Algo más de la mitad ha sentido esa presión a la hora de responder si le gustan prácticas sexuales de dominación como el BDSM y a un 61,4 % la han llamado mojigata o algo similar por responder que no le atraen.

Según el estudio, en las aplicaciones de citas es habitual que hombres ofrezcan dinero o regalos a las mujeres a cambio de sexo, una incitación a la prostitución. El 72,2 % ha visto perfiles de este tipo y a más del 60 % se los han ofrecido directamente cuando han descartado quedar con alguien.

La investigación también ha preguntado a las encuestadas por las primeras interacciones que mantienen con los contactos (match). La gran mayoría (92,2 %) ha recibido en alguna ocasión un primer mensaje que alude directamente a su físico, el 83,5 % ha sido destinataria de una primera interacción consistente en una proposición sexual explícita y al 65 % le han preguntado en esa primera charla si es sexualmente sumisa.

Otro 92,5 % reconoce que le ha parecido machista la biografía de algún usuario de Tinder y un 88 % se ha sentido ofendida leyendo ese tipo de contenido: mensajes despectivos hacia las mujeres (como histéricas, aprovechadas o frívolas), demanda de mujeres estereotipadas (femeninas, dulces, jóvenes...) o con contenido sexual explícito.

Otra de las autoras del estudio, Irene Otero, ha destacado que en las aplicaciones de citas se observa una gran diferenciación de roles por sexo y discurso muy estereotipado de la feminidad, que se asocia con el atractivo sexual como elemento definitorio. Así, ha comentado, los usuarios demandan entablar contacto con mujeres "delicadas, sin traumas, femeninas, princesas, sexualmente decididas, atractivas...".

Están muy presentes, ha dicho, el "mito de la virilidad soberana", la cosificación y la sumisión de las mujeres.