Día Internacional de la Mujer

Mujeres dispuestas a romper el techo de cristal

Las profesionales consultadas abogan por volver a tomar las calles el 8M para reivindicar los derechos de las mujeres

Mujeres dispuestas a romper el techo de cristal.

Mujeres dispuestas a romper el techo de cristal.

Ágatha de Santos

Cada vez hay más mujeres en todos los ámbitos de la esfera pública, aunque esta incorporación no se dé en todos al mismo ritmo. Aún hay profesiones fuertemente masculinizadas, como las ingenierías, donde las mujeres no superan el 25%; la dirección de cine, con apenas un 20% de realizadoras; el mundo del libro, donde los hombres siguen publicando el doble que las mujeres; y la aviación, donde hay 260 mujeres pilotos frente a los más de 6.000 hombres, según datos del SEPLA. Y conforme vamos ascendiendo en la pirámide de poder, la presencia femenina va decreciendo. No hay una única razón que explique esto, aseguran las mujeres gallegas consultadas al respecto, pero coinciden en afirmar que mientras las responsabilidades en el ámbito privado –obligaciones domésticas y el cuidado de menores y personas dependientes– sigan recayendo casi exclusivamente en las mujeres, seguirá dándose el efecto tijera que les impide estar en los órganos decisorios y de poder en igualdad de condiciones que sus colegas varones. Pero para que esto cambie hay que cambiar el chip. También las mujeres, advierten. Pero el techo de cristal no es el único reto al que se enfrenta el feminismo. Acabar con la brecha salarial y de pensiones, la precariedad laboral, el acoso y la violencia de género continúan formando parte de la ecuación de la lucha por la igualdad. Por ello, las profesionales consultadas abogan por volver a tomar las calles el 8M para reivindicar los derechos de las mujeres y también para alzar la voz por quienes no pueden hacerlo, como las ciudadanas afganas, privadas de cualquier derecho.

 Una carrera de ciencias no tiene por qué ser más complicada o suponer un mayor sacrificio que cualquier otra para una mujer que para un hombre. Así lo sostiene Mabel Loza, catedrática de Farmacología y directora del grupo Biofarma de la Universidad de Santiago de Compostela (USC), quien también tuvo que escuchar muchas veces comentarios de este tipo. “Las niñas cuando son pequeñas no tienen ninguna limitación, pero cuando se va acercando el momento de decidir la carrera, siguen inclinándose hacia aquellas que son más clásicas de mujeres”, reconoce. ¿Por qué? La científica lo tiene claro: por estereotipos de género. “Es importante que transmitamos a todos y a todas nuestras alumnas que pueden seguir lo que les guste, independientemente del género. Sería una pena que renunciásemos a nuestros sueños por los tópicos”, comenta la científica, quien añade que la ciencia no puede permitirse este lujo y menos aún en un momento de “crisis de vocaciones científicas”.

Aunque según la investigadora, cada vez hay más mujeres en puestos de liderazgo en todos los ámbitos, aún hay que romper el techo de cristal. “Existe el efecto tijera, por el cual estamos más presentes durante y después de la tesis, pero a medida que se avanza en la carrera, los líderes continúan siendo hombres, aunque también creo que esto está cambiando”, opina.

La científica está convencida de que a medida que haya más mujeres en las carreras científicas, también conquistará los puestos de decisión y liderazgo. “No sé incluso si la situación se dará la vuelta, porque cada vez hay más mujeres mejor preparadas y más decididas, aunque sin duda tenemos aún un componente de vicio y de ‘herencia’ del pasado”, asegura la científica.

El sueldo que cobra una actriz es muy inferior al de sus compañeros varones en cualquier industria cinematográfica del mundo. Incluso cuando ella es la protagonista. Solo hay que ver la lista de actrices y actores mejor pagados. “Hay que insistir en la brecha salarial, porque es brutal. No puede ser que el trabajo de una actriz esté menos remunerado que el del actor, siendo el mismo. Y eso de que el caché lo marca el éxito de público es mentira, porque teniendo el mismo éxito que su compañero varón, la actriz va a tener menos caché”, denuncia la actriz gallega Berta Ojea, fundadora y hasta este mismo año al frente de la Secretaría de Igualdad de la Unión de Actores y Actrices (UAA), la primera que creó una asociación de actores en España.

La brecha salarial en el cine no es una excepción, sino un reflejo de lo que sucede en la sociedad, y tampoco es el único al que se enfrentan las mujeres de la industria del cine. Los papeles femeninos siguen pivotando en torno al protagonista masculino, algo que se hace más palpable a partir de que la actriz ha cumplido la cuarentena y pasa a desempeñar papeles secundarios de cuidados, aunque la incorporación en los últimos años de películas dirigidas por mujeres está cambiando esto. “Hay otra mirada en la industria del cine, con la construcción de personajes femeninos con más identidad y con una historia propia”, afirma Ojea, para quien el movimiento “Me Too” también ha contribuido a este cambio de mirada. “Hubo mucho rechazo a lo sucedido en los Premios Feroz, lo que significa que ya no consentimos ciertas conductas”, comenta la actriz, que aplaude estos cambios, aunque advierte de que hay que estar vigilantes para no perder los derechos conquistados.

Si a las cineastas no se les da la oportunidad de mostrar su trabajo, nunca podrán demostrar que tienen el mismo talento que sus compañeros varones. La ganadora de tres premios Goya Chelo Loureiro es partidaria de que un porcentaje de las ayudas a la producción cinematográfica se reserve a proyectos de mujeres a través de las órdenes de ayudas. “Tengo claro que el dinero público tiene que dividirse porque el talento no es cuestión de sexo, pero no se demuestra si no te dan la oportunidad de hacerlo”, asegura la productora de animación gallega, miembro de la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales, CIMA.

En su opinión, uno de los mayores logros de la industria audiovisual ha sido la incorporación de la mujer a la dirección. “En el siglo XX eran tres las mujeres que dirigían; en la primera década de este, 40. Ahora hay que trabajar para aumentar esta cifra, pero también para que manejen los mismos presupuestos que sus compañeros porque las películas más grandes tienen más posibilidades de ganar dinero y de hacer taquilla”, comenta. También es importante continuar trabajando para que los programadores y los jurados de los festivales sean paritarios. “Cuando lo son, se seleccionan más proyectos de mujeres y las cineastas ganan más premios”, dice. Los de Cannes y San Sebastián ya han apostado por esto.

Sin ningún referente en la aviación –ni masculino ni femenino– la comandante de avión Nuria Lázaro nunca se planteó si la profesión con la que soñaba desde niña estaba o no masculinizada. “Nunca pensé que fuera una profesión de hombres. Era lo que quería hacer y lo hice. Luego, cuando me incorporé a la compañía me di cuenta de que éramos muy pocas”, explica.

Lázaro, cuyo marido también es piloto de avión, no atribuye esta presencia minoritaria a que las mujeres tengan más trabas que sus compañeros varones, sino a que la incorporación de la mujer a la aviación es relativamente reciente. En este sentido, recuerda, que la primera mujer comandante fue Bettina Kadner, en 1972.

Esta es también una de las razones por la que a muchos pasajeros les sorprende aún ver a una mujer a los mandos de la aeronave. “Las mujeres piloto tenemos poca visibilidad, y en este ámbito es en el que trabajamos desde el grupo de mujeres piloto al que pertenezco. Pero los resultados no los vamos a ver hoy, sino dentro de 15 o 20 años”, comenta.

Precisamente hoy estará en un colegio de A Illa de Arousa, acompañada por Mar Alguacil, comandante de Iberia, para explicar a los alumnos de Infantil y de 5º de Primaria cómo es la profesión de piloto de avión.

Una de las jóvenes cineastas gallegas es Ángeles Huerta, directora de “O corpo aberto”, thriller que aspira a 16 premios Mestre Mateo y con el que debuta en el cine de ficción. La realizadora reconoce que ha habido avances reseñables en la igualdad de género en la sociedad, aunque al mismo tiempo matiza que aún queda un largo recorrido hasta derribar el sistema de patriarcado y aquí la industria audiovisual tiene también mucho que decir. “El cine tiene una responsabilidad brutal a la hora de conformar el imaginario de una sociedad. Naturaliza los deseos. Muchas veces me quedo patidifusa viendo una película no tan antigua donde la poderosa mirada del director naturaliza deseos y formas de amar que encuentro violentas, y esto es algo que se ha consentido toda la vida”, alerta. Por ello, asegura que es necesario que la industria diversifique las historias que cuenta y amplíe las perspectivas. “Es importante que también se vea la mirada de la mujer”, dice.

Conciliar vida laboral y personal es difícil en una profesión que exige estar semanas lejos de casa. “Si no tienes un fuerte apoyo familiar es imposible y en la industria no hay una cultura de conciliación porque hasta ahora no hizo falta. Los hombres tenían todos los hijos que querían y ya se quedaban sus mujeres a cuidarlos. El problema surge cuando nos incorporamos nosotras”, afirma.

Para la campeona paralímpica de triatlón adaptado Susana Rodríguez Gacio, el principal reto del deporte es conseguir que cada vez haya más participación de mujeres que lo practiquen. “En cualquier carrera popular hay muchísimos más hombres que mujeres”, afirma la deportista y médica viguesa, que en los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro de 2016 quedó en quinta posición en la prueba individual de triatlón junto a su guía Mabel Gallardo.

Rodríguez asegura que su experiencia en el triatlón es positiva, aunque reconoce que cuando comenzó, le costaba más conseguir patrocinadores y colaboradores comerciales que sus compañeros varones, aunque tuviese iguales o mejores resultados que ellos. “Creo que ahora esto ya no es tanto así o no sé si es porque he evolucionado y no soy tan consciente de ello”, manifiesta.

Para la campeona paralímpica, el triatlón es una disciplina a imitar, ya que desde sus principios ha luchado y ha tenido en cuenta la igualdad. De hecho, recuerda que las distancias son las mismas en carreras femeninas y masculinas, y también los premios, mientras que en los juegos paralímpicos hay las mismas plazas para hombres que para mujeres. “Para mí, el triatlón es un ejemplo de igualdad a seguir, ya que en otras modalidades deportivas aún no se da la misma circunstancia”, comenta.

La jueza especializada en violencia de género Paz Filgueira asegura que, aunque en este momento las mujeres representen más del 70% tanto en la judicatura y acaricien esta cifra también en la fiscalía, el techo de cristal sigue estando ahí. “En los cargos de decisión seguimos estando infrarrepresentadas”, asegura la jueza, que no ve una voluntad decidida en el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) para que esto cambie. “Las medidas que se adoptan para que la brecha disminuya son escasas. El único avance a medio plazo es que, a medida que las mujeres que estamos vayamos ascendiendo, se equipare nuestra representación en los órganos de poder y de toma de decisiones de poder. La equiparación va a ser por hechos consumados”, censura.

La jueza alerta de la desigualdad salarial y de las pensiones entre hombres y mujeres y de la feminización del trabajo precario, aspectos que, asegura, se han agravado con una pandemia del COVID. “El techo de cristal lo vamos a romper por capacidad y mérito, pero no alcanzaremos la igualdad real hasta que una mujer mediocre pueda desempeñar el mismo puesto que un hombre mediocre”, sostiene la jueza, quien también plantea la posibilidad de que se remunere la reproducción.

Para Marilar Aleixandre, uno de los principales retos del feminismo tiene que ver con la idea social sobre el papel de las mujeres y de los hombres. “Do mesmo xeito que está claro que as mulleres temos que ter o dereito a estudar e a desempeñar o traballo que queiramos, seguimos crendo que temos máis deberes en todo o relacionado cos coidados, algo asumido polas propias mulleres”, afirma la ganadora del Premio Nacional de Narrativa 2022 por “As malas mulleres”, para quien argumentar que esto es así por razones naturales es una falacia. “Temos que ser igual de solidarios e de xeneroso mulleres que homes e compartir os coidados, pero isto é algo que non está tanto nas leis como na mente das persoas”, dice.

Según la escritora, el mundo literario continúa estando muy masculinizado. “Póñenseme os pelos de punta cando me din que está de moda ser escritora. A narrativa segue sendo un campo no que publican moitos máis homes que mulleres. A maioría dos editores e dos críticos literarios son homes, os membros dos xurados dos premios literarios... Outra cousa é que teñamos mulleres escritoras moi importantes”, afirma.

La falta de equidad es patente también en las academias y eso que a este respecto reconoce el esfuerzo de la RAG para avanzar en la paridad, ya que las mujeres representan un tercio de su composición, una cifra que no tiene ni la RAE ni la academia francesa. Pero todo esto requiere un trabajo intenso. “Imos ropendo os teitos coa cabeza”, sostiene la escritora, que para el 8M recomienda un libro: “Pecados veniales”, de Nazaret López, un libro con mucho humor para acercarse al feminismo.

Elena Alonso Prieto ha ocupado distintos cargos de gestión en la Universidad de Vigo (UVigo) y actualmente es la directora de la Escuela de Ingeniería de Minas y Energía, una carrera aún fuertemente masculinizada, en la que el alumnado femenino, en Vigo, no supera el 30%. “La media de mujeres que se matriculan en estudios de ingeniería y arquitectura en España es aproximadamente del 25%, no muy superior al 20% de 1986 cuando yo empecé”, afirma. En la falta de vocaciones femeninas contribuyen diferentes factores, entre los que subraya los estereotipos de género, la autopercepción que tienen las niñas de sus propias capacidades y la falta de referentes. “Por eso creemos que es muy importante que las niñas conozcan el valor social de la ingeniería, en cómo repercute en la calidad de vida de las personas en su día a día, y trasladarles que están perfectamente capacitadas para estudiar una ingeniería”, sostiene.

Asegura que la universidad tal vez sea uno de los ámbitos más igualitarios, aunque ha sido necesario establecer paridad en los órganos de decisión. “Es cierto que se puede percibir la medida de la paridad como algo forzado, pero creo que no podemos permitirnos un ritmo de cambio lento. A veces hay que tomar medidas para dinamizar cambios”, defiende.

En su opinión, hay una segunda derivada que impide que las mujeres accedan a puestos de responsabilidad: el hecho de que la responsabilidad en el ámbito familiar y doméstico siga recayendo mayoritariamente en ellas. Sin embargo, Alonso está convencida de que la igualdad ha venido para quedarse. “En el ámbito de las ingenierías, por ejemplo, las empresas se han percatado del valor y la riqueza que supone incorporar mujeres en sus plantillas”, explica.

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Las feministas volverán a marchar separadas, por segundo año consecutivo, el 8M, debido a sus diferencias en temas como la prostitución, la ley Trans y la ley del “solo sí es sí”. La Comisión 8M y el movimiento feminista de Madrid hicieron públicas esta semana las reivindicaciones que el 8M encabezarán sus marchas. Las primeras, recorrerán Madrid con el lema “Somos el grito necesario, el feminismo lo está cambiando todo” escrito en su pancarta, mientras que las segundas se manifestarán como las “Feministas en lucha por los derechos de las mujeres”. Curiosamente, ambas manifestaciones tienen en la capital el mismo punto de salida, la glorieta de Atocha, con solo media hora de diferencia. Pero,a pesar de que sus recorridos son diferentes –por segundo año consecutivo– ambas organizaciones se niegan a hablar de división en el feminismo.

Para la Comisión 8M “no hay un solo feminismo, sino que hay un montón” y explica que en su propio seno hay “muchas posturas representadas”, por ejemplo, en relación a la prostitución. “Somos un espacio en el que tratamos de debatir y hablar y en donde, pese al no consenso, se puede seguir avanzando”, explica una de las portavoces de la entidad, Julia Tabernero.

Desde el Movimiento Feminista de Madrid, niegan directamente que el feminismo esté dividido, pero puntualizan que “no se puede decir una cosa y la contraria” desde un mismo espacio. Y, en este sentido, también miran hacia la prostitución y apuntan que “es contrario al feminismo que las mujeres puedan ser objeto de transacciones mercantiles”.