EXPERTO EN DELINCUENCIA VIOLENTA

Antonio Andrés Pueyo: "Un asesinato machista no se puede predecir, pero sí se puede calcular el riesgo”

"No hay un virus de la violencia de género que podamos eliminar; la cura del agresor es una fantasía, porque no es un enfermo"

El catedrático de Psicología de la Violencia Antonio Andrés Pueyo, en la facultad de Psicología de la Universidad de Barcelona este miércoles.

El catedrático de Psicología de la Violencia Antonio Andrés Pueyo, en la facultad de Psicología de la Universidad de Barcelona este miércoles. / Jordi Otix

Juan José Fernández

Los psicólogos de las prisiones le citan como referencia. A medio camino entre la psicología y la criminología, desde el Grup d’Estudis Avançats en Violència que fundó en la Universidad de Barcelona, Antonio Andrés Pueyo, catedrático experto en la mente del delincuente violento, ha influido decisivamente desde los primeros años 2000 en los programas de tratamiento penitenciario para agresores condenados, también los machistas, que se aplican en las cárceles españolas.

Ahora su equipo de investigación se centra en la prevención, en reunir indicadores psicológicos detectables para determinar si un agresor volverá a atacar. "No se trata de predecir con una bola de cristal, sino de evaluar el riesgo. Como si fuéramos meteorólogos: no vamos a decir si va a llover, pero sí, según las variables, que hay riesgo elevado, bajo o medio de que llueva; y usted decide si coge el paraguas".

¿Pero puede saber, de un grupo de presos, quién es más probable que vuelva a delinquir?

Para saber eso es para lo que nuestro equipo desarrolla desde 2003 técnicas de evaluación forense del riesgo. Con la estadística y las matemáticas se puede evaluar si alguien después de haber estado en prisión volverá delinquir. La valoración del riesgo funciona bien con los maltratadores no letales, pero es prácticamente imposible pronosticar un asesinato. Aunque los asesinatos son lo más visible socialmente, son el fenómeno más escaso; especialmente en España, que es uno de los países con menos casos del mundo. Por cada asesinato que se produce hay entre 20 y 50 mujeres con heridas que las incapacitan de por vida. En ese segundo nivel, menos visible pero que tiene miles de casos, sí funciona bien la valoración del riesgo.

"Estamos trabajando en la comparación del feminicida de pareja con el terrorista solitario. Ambos tienen claro su objetivo"

¿De qué depende que un agresor machista vuelva a atacar?

Nadie puede predecir una reiteración delictiva; nuestro papel no es el del horóscopo; lo que podemos hacer es estimar el riesgo de que pase. Y el riesgo es la posibilidad de que una persona que cometió un delito tome la misma decisión en un futuro. Por ejemplo: hace meses una pareja tuvo una discusión en la que el maltratador pegó a la mujer. Calculamos los factores de riesgo que estaban presentes en el pasado y pueden estar en el futuro. Si pegó a su pareja porque es muy celoso y sabemos que dentro de ocho meses seguirá siendo muy celoso, se le anota un punto de riesgo. Si además aquel día había bebido mucho, pero de forma circunstancial, se le anota medio punto... Se suman factores de riesgo; esa es la lógica de la predicción.

¿Los celos son un buen indicador?

En otras violencias contra la mujer, como la agresión sexual, los celos no son importantes, pero si hablamos de violencia en la pareja los celos son un gran factor de riesgo. Las actitudes machistas también. Y tener armas en casa. No es lo frecuente, porque en España los asesinos de pareja suelen matar con cuchillos, no con armas de fuego, pero sí hay un plus de riesgo de letalidad en la casa de quien por su profesión use armas. Para apuntar el riesgo de asesinato en la pareja hay elementos distintos del maltrato crónico que son importantes. Por ejemplo, la gran obcecación que tienen los asesinos con la separación. Que la mujer los abandone les es insoportable. Por eso acaban matando y matándose ellos. El suicido ocurre solo en ese tipo de asesinato.

"El asesino de pareja tiene una gran obcecación con la separación, que la mujer le abandone se le hace insoportable"

¿Son igual de tratables, de rehabilitables, un maltratador leve o moderado y un hombre que ha matado a su mujer?

Es que el asesino ya tiene más de asesino que de maltratador… Los maltratadores tienen diferentes niveles de riesgo de reincidir. Los maltratadores que asesinan a sus mujeres, o los que casi la matan, pueden ir a las sesiones de los programas, pero esos programas tienen efectos distintos en cada grupo: el de los asesinos, el de los maltratadores graves no letales y el de los leves que no están encarcelados, pero sí condenados a medidas alternativas. En España, por cierto, el tercer colectivo de presos es el de los maltratadores. Hace 25 años no era así, pero ahora hay una acción intensa de la Justicia y más conciencia social. Pero le decía que es más fácil que no reincida una persona que tiene un delito menor que una persona que tiene una historia crónica de maltrato de años. A los crónicos es muy difícil tratarlos.

La casuística de la violencia machista es muy compleja…

En Cataluña hemos estudiado diferencias y elementos en común de los asesinos de mujeres y los asesinos de pareja, que no son lo mismo. En ellos el perfil de asesino prima más que el de género. La violencia de pareja, que es como se llama técnicamente, tiene sus peculiaridades. Hoy estamos trabajando en la comparación del feminicida de pareja con el terrorista solitario: ambos tienen claro su objetivo. Caminamos por ahí, porque el gran problema del asesinato es que es prácticamente impredecible.

"Tenemos últimamente en muchos países el problema de gente de tercera edad que reincide en delitos que cometió cuando tenía 20 años"

Hay un arsenal de distorsiones y creencias irracionales que encienden la violencia machista. ¿Cuál le parece la más tóxica?

La creencia de que es legítimo dominar a la pareja, y por tanto se la puede castigar. La legitimación es el gran caballo de batalla del tratamiento. Es ir contra lo que dice aquella canción del preso número 9: le da igual lo que diga Dios o la ley, porque es su mujer y con ella puede hacer lo que quiera. Otra creencia es la minimización de las consecuencias de la violencia. Cuando dice el maltratador, por ejemplo, “solamente le he prohibido salir de casa 15 días porque vestía muy provocativa”. “Solamente”.

¿Un agresor machista se puede curar? Y ese verbo se lo digo adrede, para que lo comente.

Ya lo he notado. Durante tiempo en el mundo criminológico se ha entendido que las personas que recurren a la violencia son análogas a las personas enfermas. Pero esa analogía de que “se curan” es incompleta, no vale, porque las personas no enferman y delinquen. No hay una pastilla para dar. Los tratamientos tienen efectos limitados y con duración limitada. Hay quien hace el programa, por ejemplo, y en cinco años no delinque pero al cabo de diez sí. Tenemos últimamente en muchos países el problema de gente mayor que reincide en delitos que cometió cuando tenía 20 años y por los que fueron a prisión. Salen con 32 años, de los 32 a los 65 hacen vida normal, y... vuelven a delinquir. Antes no detectábamos este fenómeno de personas de tercera edad que vuelven a la cárcel. No se sabe bien qué está pasando. En este campo, la idea de la “cura” es fantasía, no existe. Hay quienes tienen auténticas conversiones personales, sí, pero también quienes siguen con su violencia en otro nivel. No hay un virus de la violencia machista que podamos eliminar. Más bien al maltrato habitual de pareja hay que verlo como la enfermedad crónica o el alcoholismo.