SEXUALIDAD

Suspenso en educación sexual: una de cada cinco chicas jóvenes suele tener sexo sin protección

El 18 % recurre a la "marcha atrás"

Así influyen las relaciones de poder en el sexo y la pareja

Así influyen las relaciones de poder en el sexo y la pareja

Violeta Molina Gallardo

Violeta Molina Gallardo

España suspende en educación sexual y pincha incluso en lo más básico: evitar embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual. Una de cada cinco chicas jóvenes suele tener sexo sin protección y el 18 % recurre a la marcha atrás y otros mecanismos naturales para no quedarse embarazada.

Un estudio elaborado por el Instituto de las Mujeres sobre la sexualidad de las jóvenes en España alerta de cómo las prácticas sexuales de riesgo son habituales entre las chicas de entre 18 y 25 años y denuncia que la educación sexual que reciben es insuficiente, inadecuada y no se adapta a sus deseos, inquietudes ni necesidades.

"Distintos informes evidencian en los últimos tiempos la necesidad urgente de abordar la educación sexual de manera reglada, pautada y desde edades tempranas en las aulas. La anticoncepción y prevención de enfermedades de transmisión sexual suelen ser el mínimo común denominador de las formaciones y esto no está funcionando", explica a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA la responsable de políticas de infancia de Save the Children, Carmela del Moral.

Son muchas las voces que demandan educación afectivosexual no sólo para vivir una sexualidad segura y plena, también para corregir los desequilibrios de poder que derivan en discriminaciones y violencias machistas. A la vista de los resultados del estudio del Instituto de las Mujeres, Del Moral plantea la necesidad de un enfoque que integre lo más básico (anticoncepción y control de la natalidad) con lo afectivo, con derribar los mitos, con incidir en la corresponsabilidad sexual...

En ese estudio, elaborado a partir de cuestionarios a más de 1.500 chicas de entre 18 y 25 años, se pregunta a las jóvenes por qué no utilizan métodos de barrera: el 53 % explica que lo hace por la confianza que tiene en su pareja, el 33 % porque no tiene a mano el anticonceptivo en el momento de la práctica sexual mientras que el 19,4 % alega que su empleo reduce su placer. Además, el 12,3 % no lo utiliza porque su pareja así lo prefiere y el 5,9 % estima que no corre ningún riesgo.

Repensar campañas

"¿Por qué está sucediendo esto? Habría que preguntarse si es porque están recreando lo que ven en la pornografía, donde las prácticas sexuales seguras están ausentes. ¿Es por un mayor rechazo de poner la carga hormonal de la píldora en el cuerpo? ¿Por un exceso de confianza de pensar que no le va a pasar a una o por qué es exactamente? Porque falta de información como tal no debería ser", precisa Del Moral.

Recuerda que con el auge del sida se hizo una gran campaña para favorecer el uso de anticonceptivos, "algo que hace tiempo que no es tan evidente": "La amenaza del sida resulta antigua para las nuevas generaciones, es una preocupación que no tienen, pero hay otras enfermedades. Habrá que hacer campañas más centradas en las barreras y en las medidas de protección y pensar también en cómo se integran con otras más amplias sobre sexualidad".

El porcentaje de las chicas que siempre utilizan protección se queda en el 62 %, mientras que casi otro 18 % lo hace casi siempre. Pero un 6,5 % no lo emplea nunca, el 4,9 % muy pocas veces y el 9,3 % "únicamente algunas veces".

¿Y quién se responsabiliza de que haya un sexo seguro? En un 60 % de los casos, hay una corresponsabilidad, pero en otro 30 % son ellas las que llevan la iniciativa. Un 43 % ha tenido que recurrir a la píldora del día después y un 5,7 % al aborto. En el año 2020, 26.695 chicas de entre 15 y 24 años se sometieron a una interrupción voluntaria del embarazo.

El preservativo masculino y los tratamientos hormonales son los métodos elegidos por la mayoría (83,6 % y 54 %).

El deseo propio sigue siendo secundario

La directora del Instituto de las Mujeres, Toni Morillas, celebraba al presentar su estudio que el feminismo ha favorecido ciertos avances en la sexualidad femenina, como desvincular el sexo del amor, criticar las relaciones violentas y rechazar la cosificación del cuerpo femenino. Sin embargo, denunciaba que en el sexo perviven estereotipos y un desigual control de las relaciones entre chicos y chicas.

También Del Moral destaca que afortunadamente se ha conseguido romper con ciertos estereotipos y hay modelos sexuales más activos, con chicas y mujeres reclamando y viviendo más su sexualidad, pero precisa que es esencial que se haga de forma segura, tanto a nivel emocional como de salud sexual.

El mito del amor romántico sigue presente, añade, y aún se piden pruebas de confianza y amor.

Además, seis de cada diez chicas reconocen haber tenido sexo sin deseo ni apetencia, algo que deja entrever cómo aún el deseo propio de las mujeres es concebido como un elemento secundario. Redunda en esta idea el hecho de que la penetración sea la práctica sexual más frecuente, por encima de la masturbación (75 frente a 66 %). Tabúes, resistencias, represión y falta de conocimiento del propio cuerpo aún operan en la sexualidad de las más jóvenes.

La escuela del porno

El porno y las redes sociales son la principal fuente de información sexual para jóvenes y adolescentes. La mitad de las chavalas ha consumido pornografía (una de cada diez empezó a verla a los 12 años, aunque la edad media de inicio se sitúa en los 15).

El estudio del Instituto de las Mujeres señala que el porno facilita un contacto con la sexualidad en el que la desinformación y la reproducción de estereotipos sexistas genera un conocimiento distorsionado de las relaciones sexuales. 

"El porno online se convierte, así, en un espacio de socialización y “escuela sexual” que, particularmente durante la adolescencia y primera juventud, supone un riesgo para la configuración de nociones y expectativas sobre la sexualidad sustentadas en la igualdad", reitera.

Frente a esta realidad, el 35 % de las chicas nunca ha recibido educación sexual y las que sí lo han hecho, la califican de "absolutamente insuficiente e inadecuada".

"Hay que transversalizar la educación sexual y desde antes, porque cuando se llega a la edad adolescente, es fácil que el mensaje no cale. Hay que repensar las estrategias de sensibilización, los imaginarios sexuales que tiene la juventud, muy marcados por la pornografía", detalla Del Moral.

En el mismo sentido, Morillas llamaba a la reflexión: ¿Queremos que nuestros hijos e hijas se informen y eduquen sobre sexualidad en las redes sociales y el porno o con formación reglada en las escuelas, con profesionales formados y formadas para que esa educación tenga enfoque de género y de derechos humanos?".