EXPLOTACIÓN

Ninguna ley contra la trata será eficaz sin abordar el trabajo decente

El trabajo esclavo es la razón de ser de la trata de seres humanos

Una mujer trabaja con una máquina de coser.

Una mujer trabaja con una máquina de coser. / Imagen de archivo / Pixabay

Violeta Molina Gallardo

Violeta Molina Gallardo

La esclavitud es un negocio gigantesco y rentabilísimo. Existe y mucho más cerca de lo que usted piensa: en un piso de su barrio donde se cosen camisetas en condiciones infrahumanas, en un polígono donde mujeres son obligadas a prostituirse, en fincas agrícolas no tan lejanas a la ciudad... La trata de seres humanos tiene su razón de ser en la explotación laboral, por eso, ante la voluntad del Gobierno de elaborar una ley contra la trata, expertas alertan de que cualquier legislación que no aborde el trabajo decente será ineficaz.

"La trata no tiene una finalidad religiosa, colonizadora o racial, sólo el beneficio económico que produce el trabajo esclavo. (...) Lo que hay detrás de la trata es un negocio gigantesco en el que trabajadores esclavos producen gratis bienes y servicios que se distribuyen en el mercado, incluida la prostitución. (...) Les da igual ponerte a ejercer de puta en el polígono Marconi o a fabricar camisetas en un taller clandestino", explica a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA la catedrática de derecho penal de la Universidad de Alcalá de Henares Teresa Rodríguez Montañés.

"El trabajo forzoso tiene lugar a menudo como consecuencia de la trata de personas. Pero en la trata de seres humanos es necesario que además tenga lugar la captación, el transporte, el traslado y la recepción de la víctima. (...) Hay vínculos fundamentales entre la trata y la explotación laboral. La trata con fines de explotación laboral es una de las violaciones más graves de derechos humanos que se producen en el mundo del trabajo", declara a este periódico la consejera de la OIT en España, Natalia Díaz Santín.

Díaz Santín matiza que no toda la explotación laboral es trata, como tampoco lo es el trabajo no declarado, el empleo ilegal de trabajadores migrantes, porque siempre es necesario que se produzca el proceso de captación, traslado, recepción y explotación.

"Se está errando el tiro"

Rodríguez Montañés señala que la lucha contra la trata se ha centrado en el crimen organizado sin tener en cuenta que esta dimensión de la explotación laboral es la razón de ser del tráfico de seres humanos, a pesar de que son millones de personas las que trabajan en condiciones esclavas en todo el mundo después de haber sido captadas por estas redes. Cuando hay un conflicto o una crisis, como la guerra de Ucrania, el riesgo crece de forma exponencial.

"Se está errando el tiro. No se aborda el problema que hay detrás de la trata, lo que la explica. (...) Cuando se analiza la trata, no se habla de explotación. La trata es captar seres humanos y trasladarlos, normalmente mediante la falsa promesa de un buen trabajo. Luego, en destino, se les obliga a prestar servicios y producir bienes en condiciones de esclavitud, puesto que no reciben salario", asevera la catedrática de la Universidad de Alcalá de Henares.

Rodríguez Montañés afirma que esta realidad existe también en España y afecta principalmente a personas de terceros países. Aquí la esclavitud ni siquiera está tipificada en el Código Penal.

El compromiso de una ley integral contra la trata

Según el Ministerio del Interior, en 2020 fueron identificadas 269 víctimas de trata en España, de las que 160 habían sido explotadas sexualmente; 99, laboralmente; 7 para actividades delictivas y 3 para matrimonios forzados. El porcentaje de víctimas identificadas es ínfimo.

Este país se dispone a saldar su deuda histórica con las víctimas de trata a través de una ley integral que empieza a estudiarse en el seno del Gobierno: tanto el Ministerio de Igualdad como el de Justicia trabajan en este asunto.

La experta de la OIT considera que una legislación nacional puede ayudar a erradicar la trata mediante la dotación de más recursos a la inspección de trabajo: "Los estados tienen la obligación de prevenir el trabajo forzoso, proteger a las víctimas y proporcionar a estas últimas acceso a acciones jurídicas y de reparación. (...) Hay que reforzar a la Administración Pública y también es imprescindible el papel de los agentes sociales".

A la hora de luchar contra esta realidad, expone la catedrática de la Universidad de Alcalá de Henares, el foco se pone en el proceso de la trata vinculada a la criminalidad internacional y, conectado con la migración, en el tránsito de fronteras y las mafias. "¿Por qué hemos fracasamos en la lucha contra la trata? Porque nos hemos quedado ahí dando vueltas, en el enfoque equivocado. Hay que atacar la explotación, hay que conectar trabajo decente y trata", precisa.

La explotación sexual, la agricultura, el sector textil, el servicio doméstico, la construcción y la hostelería suelen ser destino de estas víctimas. Se trata de sectores precarizados y desregularizados que no necesitan mano de obra cualificada, "por eso es más fácil utilizar a personas vulnerables y engañarlas, porque el Estado no interviene", matiza la profesora. Cuanta más regulación, cualificación y más derechos laborales existan, más improbable es que se dé trata, de ahí que se deslocalice la producción a los países donde no hay derechos laborales.

"Hacen falta estándares mínimos de trabajo decente a nivel internacional, garantizar un mínimo de derechos laborales, pero está fuera de las agendas, no hay voluntad. La OIT lleva mucho tiempo trabajando en esto, pero los acuerdos a nivel internacional son muy difíciles", reconoce Rodríguez Montañés.

Un espejo que no nos gusta

Porque, continúa, "hay intereses económicos gigantescos detrás de todo esto". "Las condiciones laborales infrahumanas producen grandes beneficios a las multinacionales. Tenemos que dejar de focalizarnos sólo en el delito de trata, que es lo fácil y nos deja muy tranquilos: los criminales son malos malísimos que victimizan a unas personas pobrecitas vulnerables. No funciona así, como sociedad no nos gusta mirarnos en ese espejo, preguntarnos en qué condiciones se han producido los bienes y servicios que consumimos cada día. (...) La gente consume mucha prostitución y mucho de todo, hay que crear conciencia", enfatiza.

La catedrática alerta de que el sistema productivo es insostenible tanto desde el punto de vista medioambiental como de la dignidad humana y "alguna vez habrá que planteárselo". A pequeña escala se puede regular el mercado y llevar a cabo inspecciones laborales más efectivas, implicar a los actores del sistema productivo para la diligencia debida en cadenas de suministros libres de trata. Reino Unido, Francia y Australia tienen experiencias de éxito, sostiene.

Desde la OIT, Díaz Santín concede que sería necesaria una "gran campaña de sensibilización". "Es incómodo para parte de la sociedad admitir que consumimos sin saber de dónde proceden por ejemplo las prendas que usamos para vestirnos, pero los diferentes Gobiernos deberían realizar una campaña de sensibilización y aportar datos sobre las empresas que producen los bienes y su responsabilidad social corporativa, y sobre todo, vigilar que todo bien que llegue a España se produzca con un máximo respeto a los derechos laborales".

La consejera de la OIT dice que la ciudadanía puede contribuir también a luchar contra la trata, tanto reportando a las autoridades cualquier situación que indique una posible explotación laboral como informándose de las empresas que producen los productos que se van a consumir. "Hay que entender que si una prenda que se fabrica en el exterior cuesta un euro, debemos plantearnos en qué condiciones laborales se ha hecho", incide.