Discriminación laboral

Trabajadoras de la funeraria de Ocaso se rebelan contra la falda y el tacón obligatorio: "Nos dicen que estiliza"

Las recepcionistas de Servisa están obligadas a vestir falda y zapatos con un tacón de nueve centímetros

Dos empleadas de distintas delegaciones pelean por poder vestir como sus compañeros hombres, con pantalón y zapato plano

Tacones.

Tacones. / STOCK

Analía Plaza

Analía Plaza

Varias trabajadoras recepcionistas de Servisa, la funeraria de Seguros Ocaso, mantienen una batalla abierta contra su empresa por obligarlas a llevar falda y zapatos con un tacón de 9 centímetros, a diferencia de sus compañeros hombres que pueden ir con pantalón y zapato plano.

Vanesa S., empleada en la delegación de Valencia, logró en 2019 un acuerdo en el que quedó por escrito que la plantilla podría elegir entre vestir "pantalón o falda" y calzar "zapato plano o zapato de tacón".

Para ello fue necesario llegar al Tribunal de Arbitraje Laboral de la comunidad, que emitió una resolución revisada por este periódico.

"Pero la empresa sigue con la misma política", explica Vanesa a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA. "Una de mis compañeras pidió pantalón y le dieron falda alegando que no había. Cuando las compañeras de otras delegaciones se quejan, les dicen que son las únicas. Yo me encargo personalmente de que toda la gente nueva sepa que existe este documento, porque me parece injusto. También averiguo si han pagado o no las medias y consigo que lo hagan".

Servicios Especiales S.A, el nombre completo de la compañía, tiene tanatorios en 43 ciudades españolas y emplea a más de 600 personas. No ha respondido a varias solicitudes de información de este diario.

Como es habitual en el sector, la empresa da servicio a los asegurados de Ocaso, los clientes que tengan contratado el seguro de decesos o "seguro de los muertos".

La dispersión geográfica de la plantilla y la diversidad de convenios laborales (cada provincia tiene el suyo y algunas carecen de él) limita la capacidad organizativa de las trabajadoras. Pero la veda ya está abierta.

"La guerra contra la falda y el tacón empezó en Valencia. Vanesa estuvo de baja por acoso, así que cuando puse mi demanda pensé: me van a putear. Yo no era delegada sindical", explica Sara M., ex trabajadora del tanatorio de Huelva.

Trabajadoras de Servisa con el uniforme obligatorio

Trabajadoras de Servisa con el uniforme obligatorio / EPE

El caso de Sara llegará a los tribunales. Fue despedida tras demandar a Servisa por discriminación sexual y convocar elecciones sindicales, ya que en Huelva aún no tenían comité. La empresa la obligaba a llevar tacón pese a presentar un informe médico sobre su hernia discal.

En el acto de conciliación de esta primera demanda, la abogada consiguió que Servisa se comprometiera por escrito a entregar a Sara un pantalón y zapato plano.

"Puse la demanda en noviembre de 2020, estando ya de baja por depresión [causada por el trabajo]. Me reincorporé en febrero y a los veinte días me despidieron por falta de buena fe contractual", relata. "En esa corta estancia monté una sección sidical y cogí firmas para convocar elecciones, siendo yo la única candidata. Eso les sentó mal: encima de que les demando convoco elecciones sindicales. Mi abogada me dijo que firmara no conforme". Esta causa está a la espera de ser resuelta.

9 centímetros de tacón

Vanesa, la empleada de Valencia, sitúa el comienzo de los problemas en la llegada de un directivo, José Antonio de la Fuente, a las oficinas centrales de Servisa. Desde hace unos meses, De la Fuente no trabaja en la empresa.

"Yo soy de las chicas más antiguas, llevo desde 2009. En aquel momento solo había dos delegaciones con recepcionistas y el protocolo no era tan riguroso. Íbamos con pantalón y el zapato que quisiéramos, acorde al uniforme. En Valencia teníamos directora mujer. Ella iba con vestidos y tacones, pero nos dejaba apañarnos", explica.

En esta delegación sí hay comité, del que Sara es delegada.

"Cuando llegó él en 2016 implantó el uniforme en toda la empresa. Nos cambiaron el zapato y, sorpresa, era de tacón fino y alto. Yo me negué. Pasamos mucho tiempo de pie y un tacón así hace daño. Él, con mala leche, me dijo que se lo había probado y que era muy cómodo. Nos decía que nos estilizaba. Y la falda es muy incómoda, se te sube y tienes que estar bajándola", continúa. "Hablé con compañeras de otras funerarias y solo Servisa obliga a las mujeres a llevar falda y tacón".

Normativa de uniforme en Servisa

Normativa de uniforme en Servisa / EPE

Vanesa se informó antes de tomar acciones legales. El convenio colectivo de pompas fúnebres de Valencia no distingue entre ropa de trabajadores y trabajadoras.

"Yo quería quitar ese estigma de que la mujer solo puede ir con falda. Ahí empezó una campaña de acoso y derribo que terminó conmigo de baja por ansiedad", añade. "Al ser yo el enlace sindical y no pasar ni una, vinieron a por mí".

Entre otras situaciones, explica que fue coaccionada por un directivo insistiendo en que en la empresa se hacía lo que él dijera y que, al ofrecerle un cambio de departamento, pidió ser conductora y se le dijo que "dónde se había visto a una mujer conduciendo un coche fúnebre".

La plantilla, según se puede comprobar en las cuentas oficiales de la empresa, es muy masculina: hay 525 hombres y 154 mujeres, la mayoría recepcionistas.

"De doce años en la empresa, he estado siete aguantando situaciones vejatorias", continúa. "Me armé de valor y puse una denuncia colectiva. La abogada creía que era la mejor fórmula para ganar la situación, porque en mi delegación hay más mujeres a las que se obligó a firmar un papel renunciando al pantalón".

Fue esta denuncia la que terminó en un arbitraje laboral, una vista con moderadores para mediar entre las partes. Cuenta Vanesa que la empresa insistió en que ni discriminaba por sexo ni los tacones tenían 9 centímetros.

"Dije: espera un momento. No contaban con que llevaba los zapatos conmigo. Me agaché, saqué el tacón y el juez se echó las manos a la cabeza", dice.

Tacón que obligan a llevar a las trabajadoras de Servisa

Tacón que obligan a llevar a las trabajadoras de Servisa / EPE

Con su resolución, Vanesa logró que sus compañeros hombres también se beneficiaran. "Cada uno tiene sus problemas. Si mis compañeros necesitan otro tipo de zapato más cómodo, pueden pedirlo", dice.

El acuerdo indica que la empresa abonará el importe del zapato —dentro de unos modelos aprobados— en caso de que el trabajador no coja el proporcionado por ella.

La Justicia española ya ha dictado varias sentencias que consideran discriminatorios los uniformes diferenciados entre hombres y mujeres.

El Supremo falló en 2011 que la imposición de "cofia, delantal con peto falda y medias" a las enfermeras y auxiliares del Hospital de Cádiz, "sin posibilidad de opción por el pijama sanitario" de los hombres era discriminatoria.

Asimismo, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid dio la razón en 2015 a una guía de Patrimonio Nacional que había sido suspendida de empleo y sueldo por negarse a llevar tacones en su trabajo.

Rectificación solicitada por Servisa

Con fecha 30 de diciembre —seis días después de la publicación de este artículo y trece días después del primer contacto que estableció EL PERIÓDICO DE ESPAÑA con la empresa—, Servisa solicitó ejercer su derecho de rectificación mediante burofax.

Reproducimos dicha rectificación a continuación:

- Que Sara fue objeto de un despido disciplinario que nada tiene que ver con la petición que hiciera meses antes sobre uniformidad.

- Que todas las mujeres trabajadoras de Servisa pueden optar por falda o pantalón así como zapato de tacón o plano.

- Que en el tanatorio de Servisa en Huelva hay constituido desde hace años un Comité de Empresa cuyos miembros son elegidos de forma directa por las personas trabajadoras del Centro.



A pesar de la aclaración de Servisa, este diario quiere reiterar que contactó en varias ocasiones con la empresa (por teléfono y enviando dos emails, uno de ellos con varias preguntas concretas, los días 17 y 20 de diciembre de 2021) a fin de incluir su versión en el artículo, sin recibir respuesta alguna.