VIOLENCIA MACHISTA

"Puta, malfollada, ojalá te violen": el insoportable acoso en redes a las políticas españolas

Insultos, amenazas, linchamientos y descrédito son ataques habituales a estas mujeres en el ámbito digital

Las políticas Mónica García (Más Madrid), Andrea Fernández (PSOE), Ángela Rodríguez (Unidas Podemos) y Ana Belén Vázquez (PP) cuentan el acoso digital que padecen cada día.

Las políticas Mónica García (Más Madrid), Andrea Fernández (PSOE), Ángela Rodríguez (Unidas Podemos) y Ana Belén Vázquez (PP) cuentan el acoso digital que padecen cada día. / EPE

Violeta Molina Gallardo

Violeta Molina Gallardo

Puta, gorda, fea, malfollada, inútil, mal bicho, sanguijuela, garrapata, enferma, zorra, desequilibrada, sabandija, pervertida, amargada... Son algunos de los ataques que se encuentran al revisar las redes sociales de políticas españolas. A diario, las mujeres con proyección pública son objeto de insultos, linchamientos, descrédito de su capacidad profesional, amenazas y ataques a su físico y a su sexualidad.

La violencia machista digital crece, como ha alertado el Parlamento Europeo, con el objetivo de silenciar a las mujeres y desincentivar su participación en la vida pública. Cuatro políticas españolas de distinto signo alzan la voz en este reportaje de EL PERIÓDICO DE ESPAÑA para denunciar el nivel de violencia que padecen en internet y la normalización social de estos ataques.

La secretaria de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género, Ángela Rodríguez; la líder de Más Madrid, Mónica García; la secretaria de Igualdad del PSOE, Andrea Fernández; y la diputada y portavoz de Interior del PP, Ana Vázquez, hablan de un acoso diario, insoportable, que persigue ningunearlas, desacreditarlas y limitar su actividad.

En sus redes se leen frases como estas: "No te has mirado al espejo", "te pusiste de rodillas para conseguir el puesto", "te van a violar", "arréglate un poquito", "si te masturbases más a menudo seguro que no estabas tan amargada", "poco os hacen para el destrozo que hacéis", "¿qué te pasa, que hoy no has follado?".

Ser mujer, tener poder y relevancia pública y estar presente en las redes sociales las convierte en diana del ciberacoso, una forma de violencia machista. Muchas se plantean cerrar sus cuentas, algunas terminan por abandonarlas.

La secretaria de Estado de Igualdad (Unidas Podemos) señala que "desgraciadamente se ha asumido que es un coste que se tiene que pagar en España por hacer política", especialmente política feminista. Rodríguez subraya cómo esta violencia machista y política adopta la forma del discurso de odio y ataca a las mujeres por su aspecto, por sus cuerpos, por su sexualidad: "No hay discurso más misógino que este".

"Los ataques no se plantean como afrenta a tus ideas. Son vejaciones, insultos, coacciones, amenazas, burlas, rara vez contraponen algún argumento. Son turbas de gente insultando, humillando, vejando y suele verse exacerbado en el caso de mujeres que hablan de feminismo", asevera la responsable de Igualdad del PSOE.

"Necesitamos herramientas contra la violencia machista digital que pretende expulsar a las mujeres del ágora digital, muchas prefieren salirse a soportar este acoso y derribo", destaca Mónica García.

Ana Vázquez incide en que estos ataques se producen todos los días y cuanta mayor exposición, "mayor linchamiento": "Me preocupa porque nunca sé si puede ir más allá y qué puede desencadenar, pero me digo que va incluido en el puesto y en el sueldo. Te acostumbras a vivir con los insultos diarios, parece que te tienes que conformar porque, ¿qué solución hay?".

"Me dijeron que ojalá me quedara encerrada con los violadores de la manada"

Ángela Rodríguez explica que las políticas padecen esta

violencia

con independencia de su ideología, por el hecho de dar un paso al frente e implicarse, aunque considera que los ataques son aún más graves cuando estas mujeres son feministas. A su juicio, los individuos que tienen estos comportamientos pretenden impedir este acceso de las mujeres a la esfera pública. Ser joven y ser feminista son factores que multiplican la ciberviolencia.

La secretaria de Estado de Igualdad cuenta la terrible impresión que producen aquellos mensajes que trasladan amenazas de muerte o violación. "Hace poco me decían que ojalá me quedara encerrada con los violadores de la manada por defender el caso de Juana Rivas", rememora.

Ángela Rodríguez, secretaria de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género. 

Ángela Rodríguez, secretaria de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género.  / Imagen cedida por el Ministerio de Igualdad

A Rodríguez la insultan con frecuencia por su aspecto físico: "Me he planteado dejar las redes en muchas ocasiones, sobre todo cuando son insultos que afectan a las personas que quieres y que tienes cerca, o cuando son ataques a tu cuerpo. A mí me insultan mucho por ser fea y gorda, y te planteas si merece la pena", reconoce. Sin embargo, insiste en la necesidad de denunciar públicamente estos comportamientos y de que las políticas les planten cara y pongan en cima de la mesa la hostilidad de la que son objeto en redes sociales.

Llama la atención sobre cómo se ataca a las políticas en redes mediante la intromisión en su vida privada, la ridiculización de sus cuerpos y de su forma de estar en política. "Los políticos que tienen cuerpos diversos no lo padecen, y con nosotras se ha normalizado, es una forma de violencia simbólica".

"He llegado a tener miedo"

Andrea Fernández, secretaria de Igualdad del PSOE desde el pasado mes de octubre, sostiene que este acoso machista es una forma de violencia sobre la mujer que tiene un componente aleccionador y disciplinante, busca que se abandone la actividad pública y emite mensajes incómodos sobre cuestiones relacionadas con el feminismo.

"Es una cuestión que atañe a todas las mujeres, pero se ve con especial virulencia contra las feministas", asegura.

La secretaria de Igualdad del PSOE, Andrea Fernández, durante su participación en el congreso en el que fue designada.

La secretaria de Igualdad del PSOE, Andrea Fernández, durante su participación en el congreso en el que fue designada. / Archivo

La política socialista, diputada por León, se ha planteado denunciar algunas situaciones de acoso organizado que ha padecido: "He llegado a tener miedo por lo que me sucedía en redes sociales", reconoce.

Aunque su participación en los entornos digitales ahora mismo es menos activa por el "acoso brutal" que ha recibido, Fernández no se plantea en ningún caso dejar las redes.

La responsable de Igualdad en el PSOE apunta que abordar este asunto desde el punto de vista legislativo es "complejo" debido a la regulación de internet, "pero no cabe no solucionarlo o no ponerle coto porque son cuestiones que apelan a los derechos fundamentales como la libertad de expresión o la integridad moral".

Hace poco, Fernández puso un tuit en el que exponía el dato de una encuesta que afirmaba que sólo la quinta parte de los catedráticos de universidad son mujeres y recibió más de 3.000 mensajes con insultos, "una avalancha de odio terrible" cuando sólo era un dato, "ni siquiera una opinión".

"Me he planteado muchas veces cerrar Twitter"

A la diputada del PP Ana Vázquez le gusta estar en las redes sociales, disfruta de su actividad digital, pero tiene que aguantar ataques a diario: "Son insultos de puta para arriba, es lo más suave que me han puesto. (...) A las mujeres, como siempre, se nos dicen bestialidades sexuales. 'Malfollada, fóllate a Pablo Casado, eres una puta, una zorra", así. Obviamente eso no es debate político", destaca.

La portavoz popular de Interior en el Congreso de los Diputados incide en que las mujeres políticas son más atacadas que sus compañeros y "los que suelen escribir se nota que son hombres": "Pocos hombres se me han quejado de que los ataquen de esta manera tan vil".

Vázquez añade que su perfil político muy crítico con el Gobierno y su mayor actividad y presencia en redes que otras compañeras hacen que sea un blanco aún mayor para los insultos: "Yo pongo mis tuits públicos, con mi identidad, y me responden con mensajes privados anónimos, amenazantes e insultantes".

Recuerda particularmente un episodio que sucedió tras afirmar en la Comisión de Seguridad Nacional que Rusia estaba detrás de injerencias durante el proceso independentista en Cataluña: "Tuve que apagar las redes sociales durante un tiempo, recibía miles de mensajes llamándome de todo. Vi que eran bots porque al minuto me respondían entre 100 y 150 personas. Me pareció surrealista y me obligué a cerrarlo".

La diputada del PP Ana Vázquez en su despacho del Congreso de los Diputados. Archivo.

La diputada del PP Ana Vázquez en su despacho del Congreso de los Diputados. Archivo. / Imagen de archivo

Vázquez cerró al público su cuenta de Instagram, que mantiene privada para su entorno más cercano, y desde entonces se ha planteado "muchas veces" cerrar Twitter: "Me duele tener que cerrar mis cuentas sociales por los insultos que recibo. Son una herramienta de comunicación con la prensa, los votantes y los ciudadanos. Me he planteado irme, pero no, eso es lo que quieren, anularnos a quienes intentamos comunicar algo".

La política popular considera muy injusto el anonimato tras el que se esconden quienes la atacan y aboga por legislar para que las plataformas de internet exijan la identidad digital. Así, para empezar, se cercaría a los bots.

Una violencia 24/7

"Como las redes sociales y la vida digital están presentes las 24 horas, los 7 días de la semana y los 365 días del año, es una violencia constante y eso hace que algunas mujeres nos retiremos porque no queremos sentirnos agredidas", sostiene la líder de Más Madrid, Mónica García, quien afirma que las políticas de todas las ideologías padecen este acoso.

"A mí me mandan de todo, desde fotos no deseadas a insultos, amenazas y comentarios sobre tu apariencia física y tu sexualidad. Pero el problema no es cosa exclusiva de política ni de mujeres que estamos en primera línea, aunque cuanta más visibilidad y exposición, más al alcance de esa violencia machista estás", reitera. Además, lamenta que sea algo que se asuma de manera silenciosa.

Ella ha denunciado muchos de esos comportamientos, incluidas amenazas, a las plataformas: "No dejan de ser obstáculos para tu vida pública, pretenden que tu presencia como mujer se vea manchada o mermada, que te lo pienses dos veces porque tienes familia y no quieres que vean los comentarios que te ponen".

Está convencida de que las instituciones tienen que tomar cartas en el asunto. En primer lugar, considera que las políticas deben denunciar estas situaciones, sacarlas en el debate público. "Si nos pasa a todas es un problema social y si todas tienen el mismo tinte machista y sectario es que tenemos un problema estructural", asegura.

Mónica García, líder de Más Madrid. 

Mónica García, líder de Más Madrid.  / EFE

A García le parece peligrosa la impunidad con que se perpetran estos hechos en las redes sociales. "Tenemos que reflexionar sobre qué tipo de sociedad queremos, si expulsamos a las mujeres de los asuntos públicos tenemos que pensarnos muy bien cuáles son los engranajes de esta sociedad", concluye.

Europa alerta de la ciberviolencia contra las mujeres

La situación es común en todos los países de la UE. El Parlamento Europeo aprobaba esta semana una resolución con el objetivo de impulsar legislaciones en los estados miembros para castigar la violencia digital contra las mujeres. En esa resolución se destaca que ciertos colectivos de mujeres se ven particularmente afectadas por la ciberviolencia de género: políticas, feministas, activistas, mujeres del colectivo LGTBI o periodistas: "Ello no solo les causa daños a su reputación y daños y sufrimientos psicológicos, sino que también puede alterar las condiciones de vida de las víctimas y puede dar lugar a invasiones de su privacidad y daños a sus relaciones personales y a su vida familiar y disuadirlas de participar digitalmente en la vida política, social y cultural".

El Parlamento Europeo ha denunciado que esta violencia digital cada vez es más común y reduce la participación de las mujeres en la vida pública, "lo que erosiona la democracia de la Unión y sus principios e impide a las mujeres y personas LGBTIQ disfrutar plenamente de sus derechos y libertades fundamentales, en particular de la libertad de expresión", da lugar a censura y promueve un "efecto silenciador".

En ese sentido, ha mostrado su preocupación por "el hecho de que el efecto amedrentador de la ciberviolencia de género a menudo se extienda a la realidad fuera de línea y por que la normalización de la violencia en línea contra las mujeres que participan en el debate público contribuya activamente al bajo porcentaje de denuncia de estos delitos y limite la participación de las mujeres jóvenes en particular".