VIGO

Penalizaciones a los clientes que reservan mesa y no se presentan en el restaurante

Hay casos en los que llegan a cobrar hasta 20 euros por cada comensal | Solicitan los datos de la tarjeta para guardar cubierto

Un camarero sirve una consumición a un cliente en un restaurante de Vigo.

Un camarero sirve una consumición a un cliente en un restaurante de Vigo. / R.G.

Carlos Ponce

Conseguir una mesa para comer o cenar en el centro de Vigo en plena temporada alta de la Navidad es una misión sino casi imposible, sí sumamente difícil. Los locales más demandados del centro apenas tienen huecos disponibles durante los fines de semana y en las vísperas de festivos y, además, de un tiempo a esta parte, cada vez son más los restaurantes que han endurecido su sistema de reservas. Ya no es suficiente simplemente con llamar, dejar el nombre, el número de comensales y la hora a la que se quiere comer o cenar. Ahora muchos negocios de hostelería de Vigo apuestan por un sistema completamente diferente que busca poner fin a uno de los grandes problemas de los restaurantes: las personas que reservan mesa y luego no aparecen.

Así, hay locales en los que solo es posible conseguir un cubierto a una hora determinada a través de su página web. A la hora de hacer la reserva e introducir tus datos, se te solicita también la información de tu tarjeta de crédito: si no acudes a tu cita o no cancelas con 24 horas de antelación, se te penalizará con una sanción que depende del restaurante, pero que de media suele rondar los cuarenta euros. En algunos casos, no obstante, se llega a cobrar hasta veinte euros por cada comensal: es decir, una mesa de ocho que no haya acudido, se le penalizará con 160 euros.

Conocidos restaurantes de la ciudad aplican el sistema de penalización por no presentarse a la reserva. Por ejemplo los japoneses Purosushi y Rokuseki o el peruano Kero. En otros casos, utilizan otra fórmula: cobran en el momento de reservar mesa, sobre veinte euros, un importe que posteriormente se reduce de la cuenta final.

La razón de tomar estas medidas por parte de los restaurantes es evidente: evitar que haya clientes que reserven cubierto y que luego no acudan. Porque ese “absentismo” supone para el establecimiento consecuencias negativas, pues supone que no puede asignar la mesa a otras personas que podrían estar interesadas en ella y por tanto se quedan sin facturar lo que tenían previsto, o bien tienen que desperdiciar mercancía por haber comprado más comida en función del volumen de reservas que tenían para ese día y en caso de que falte gente sobraría. También restaurantes con listas de espera viven el drama de comprobar constantemente cómo mesas reservadas e incluso confirmadas por el interesado a pocas horas del inicio de la comida quedan vacías, con el consiguiente perjuicio económico para el local.

Además de la tarjeta de crédito (el cargo ronda entre 40 y 50 euros si no se anula, por norma general, antes de 24 horas), los restaurantes tienen otras fórmulas para poner coto a la no presentación, como la triple confirmación (por teléfono, un mensaje al móvil y un correo electrónico) o, incluso, listas de fiabilidad de clientes (el que ha plantado al chef difícil lo tendrá para hacerlo por segunda vez).

La no presentación de los clientes que tienen reserva trae de cabeza a los cocineros, que en Vigo están dispuestos cada vez más a ponerle cerco con sistemas para realizar reservas que son ya habituales desde hace tiempo fuera de Galicia y, sobre todo, en la alta cocina o los restaurantes con cocina de autor. Más que nada porque es sobre todo a estos últimos a los que más perjudica que no acudan los clientes esperados porque los menús son cerrados en muchos casos y, además de no ingresar, se pierde dinero por el producto adelantado.

Una práctica generalizada ya en hoteles

A la hora de reservar una estancia, la gran mayoría de hoteles, hostales y resto de hospedajes solicitan los datos de la tarjeta de crédito del cliente. El motivo no es otro que si se cancela con muy poca antelación, normalmente con menos de 24 horas desde el inicio de la reserva, se carga en este caso el importe total de la estancia. El objetivo es garantizar tener siempre la habitación cubierta para sacarle rendimiento económico. En estos casos, el porcentaje de personas que guarda una estancia en un alojamiento y posteriormente no se presenta es mucho menor que el de los restaurantes, precisamente por el hecho de que la penalización es generalizada y también porque en muchos casos se trata de viajes de negocios.

Estas medidas se extienden también especialmente a las reservas de citas como Nochebuena o Fin de Año o Reyes, cuyos menús normalmente tienen un coste elevado y cuya no asistencia de los clientes supondría una gran pérdida económica para los restaurantes.

Estas penalizaciones para los clientes que reservan mesa y no se presentan finalmente en el local son legales según la normativa vigente. Sin embargo, las organizaciones de consumidores están muy vigilantes sobre estas prácticas. Sin ir más lejos, Facua ha denunciado a tres establecimientos hosteleros de Andalucía por penalizar de forma desproporcionada a los clientes que no se presenten tras haber realizado una reserva o que cancelen con menos de 12 horas de antelación. La asociación ha podido comprobar que en las páginas web de los tres restaurantes se recogen penalizaciones para el caso de que el cliente no acuda tras haber realizado una reserva o cancele con menos de 12 horas de antelación, y oscilan entre los 10 y 20 euros por comensal.

Estas sanciones se cargarían en la tarjeta de crédito que debe facilitar el usuario al reservar. Facua considera que esta comisión es desproporcionada y excesiva teniendo en cuenta no sólo la antelación con la que se debe anular la reserva, que puede dar margen a que otros clientes puedan ocupar ese espacio, sino que el importe puede llegar a ser mayor que el beneficio que obtendrían los restaurantes por cada comensal en caso de que sí acudieran a los locales.

Precisamente, la OCU recoge que no pueden cobrarte de más por haber hecho una reserva. Lo que sí pueden hacer (llega a ser una práctica habitual en grupos grandes, periodos de fiestas, como las celebraciones navideñas) “es cobrarte por adelantado una cantidad en concepto de reserva, pero luego deberían descontarlo del importe total”.

El pago de la cuenta sin necesidad de pedirla, otra de las nuevas modas en la hostelería

Pocas personas sabían, hasta que llegó la pandemia, lo que era un código QR. Al menos en el ámbito de la hostelería. Cafeterías y restaurantes se vieron obligados a utilizar este sistema para enseñar sus cartas y sus menús como una de las medidas de prevención ante el coronavirus. Los clientes podían ver todo lo que podía ofrecer el local a través de sus teléfonos móviles sin necesidad de cartas físicas con el objetivo de evitar al máximo el contacto físico. Con el paso de los meses, las empresas tecnológicas fueron trabajando mano a mano con el propio sector hostelero para mejorar la experiencia a los usuarios y hacer la vida más fácil también a los trabajadores.

Por eso varios locales hosteleros de Vigo ya han incorporado en su día a día la aplicación Yumminn, desarrollada a nivel nacional y que permite no solo ver el menú del restaurante, sino también generar directamente la cuenta conforme el cliente va pidiendo y, por tanto, cuando se acabe de comer o cenar, se puede pagar con Google Pay o con Apple Pay, y con tarjeta de crédito, utilizando ese código QR que está en la propia mesa sin necesidad de pedir la cuenta. Es decir, el usuario puede abonar lo consumido sin tener que avisar al camarero y puede irse tras hacerlo, pues en el sistema central del local ya aparecerá la cuenta como pagada.

Precisamente, según los estudios planteados por los impulsores de esta iniciativa, se calcula que los restaurantes que han incorporado esta tecnología en su día a día han aumentado más de un cincuenta por ciento las gratificaciones de los clientes.