GALICIA

Una empresa antiokupa, el último recurso de una viguesa para recuperar su vivienda

La mujer necesitaba la vivienda para un familiar pero el inquilino ni la abandona ni abona el alquiler

Una calle de Vigo.

Una calle de Vigo.

C. P.

Un cambio radical en su situación familiar que además ampara la ley fue el motivo principal por el que una viguesa quiso concluir un contrato de alquiler. Su hija, con dos niñas pequeñas, se veía en la calla tras su separación. Precisamente según la ley, el dueño del piso puede pedir al inquilino que deje el apartamento en caso de que un familiar lo necesite. En el caso de este inmueble en la Travesía de Vigo, no solo se niega a abandonar la casa sino que acumula seis meses de impago de las mensualidades.

Si bien es cierto que existen diferencias entre un okupa y un moroso -el primero habita en la casa sin ningún permiso mientras que el segundo tiene un contrato que ha inclumplido- la fina línea entre ambos hizo que esta mujer decidiese recurrir a una empresa antiokupa para recuperar el control sobre su propiedad.

Según ha podido saber Faro de Vigo, del grupo Prensa Ibérica, el precio de la renta mensual es de 425 euros, y el arrendatario tiene un trabajo que le reporta una nómina de más de 1.500, por lo que no tiene problema alguno para poder afrontar el pago de ese alquiler. Sin embargo, se niega a hacerlo. Y la propietaria del piso está desesperada. Porque desde hace unos meses ha informado al inquilino, tras finalizar una de las prórrogas del contrato, que debía abandonar la vivienda porque su hija, que se había separado de forma traumática de su marido, se quedó en la calle con sus dos niñas pequeñas y necesitaba instalarse en ella.

Pero si ya el proceso de separación estaba siendo doloroso para la hija de la dueña del piso, más duro fue todavía cuando el inquilino se negó rotundamente a abandonar el apartamento: se atrincheró y continuó sin pagar el alquiler.

Por ello, la propietaria decidió contratar a la empresa Desokupación Exprés, que aunque opera a nivel nacional tiene sede en Vigo. Realizaron varias visitas extrajudiciales al arrendatario moroso exponiéndole la situación e insistiéndole para que abandonase el piso, intentando un desalojo pacífico. Finalmente, la mandaron un burofax exigiendo que dejase la vivienda. Según varias fuentes conocedoras de este proceso, todo apunta a que el inquilino ha decidido irse de la vivienda en un plazo de quince días. Pero la familia no las tiene todas consigo y la empresa de desokupación se mantendrá alerta para certificar que es cierto que dejará la propiedad en las próximas semanas.

Normalmente, en estos casos, el propietario está dispuesto a perdonar los meses que el arrendatario debe de alquiler con tal de que se vaya, y pactar así una salida cuanto antes con la ayuda de la empresa de desokupación.

Lo más eficaz, afirman estas empresas, es precisamente perdonar la deuda y reclamar al inquilino moroso que se vaya. Es lo que se da en casi el 100% de los casos en los que hay un contrato firmado con el inquilino y la situación es de impago pero no de okupación. Si es un caso de okupación y atrincheramiento en la vivienda, la cosa cambia. En primer lugar el precio, que se encarece, y que va de los 2.400 hasta los 5.000 euros. Además, en estos casos, se despliega un auténtico operativo: en función de la situación, uno o varios vigilantes (que tienen que tener la titulación de guardia jurado) se desplazan al edificio en cuyo piso está el okupa para llevar a cabo un control de accesos al inmueble y estar allí las 24 horas. Esto suele acabar desgastando al okupa, que finalmente abandona el inmueble. Pero también se han dado casos de violencia en los que los vigilantes han tenido que enfrentarse físicamente al inquilino indeseado.

Los desalojos exprés, nunca si hay niños en la vivienda

En los casos de desalojo exprés, las empresas de desokupación también tienen algunas líneas rojas. Es decir, hay casos que no aceptan si no se cumplen algunas condiciones. Por ejemplo, no se realizan este tipo de trabajos en caso de que haya niños viviendo en la propiedad.

Precisamente, sabiendo esta circunstancia, hay okupas que juegan con esto para evitar ser desahuciados y meten niños en el piso aunque no vivan con ellos para evitar que actúen las empresas de desalojo exprés. En este caso se trataría de una artimaña para atrincherarse. “Nos tenemos que asegurar que el niño reside ahí para no intervenir y que no es una maniobra de los okupas para atrincherarse”, explican desde Desokupación Exprés.