GALICIA

La enfermedad de Lyme crece en Galicia: es la segunda comunidad con más hospitalizados en España

Con hospitalizaciones –71 de ellas entre 2017 y 2019–, es la segunda región, solo por detrás de Asturias, con más pacientes que requirieron ingreso por la infección provocada por una garrapata

Garrapata.

Garrapata. / EUROPA PRESS

E.O.

Galicia, con 252 hospitalizaciones –71 de ellas entre 2017 y 2019–, es la segunda comunidad española, solo por detrás de Asturias, con más pacientes que requirieron ingreso por la enfermedad de Lyme o borreliosis; una infección bacteriana generalmente transmitida por la picadura de una garrapata portadora de la borrellia.

“La presentación clínica más frecuente es la neurológica”, desvela un estudio realizado por el Centro Nacional de Epidemiología-Instituto de Salud Carlos III, que ha publicado una revisión de la carga hospitalaria que le ha supuesto la enfermedad de Lyme a España entre 2005 y 2019.

Los pacientes gallegos, con una tasa de ingreso del 13,4% del total estatal, por detrás de Asturias –que registró 319 hospitalizaciones y una tasa del 16,8%– están seguidas de Cataluña con 191 casos que requirieron ingreso y una tasa del 9,8%. La principal población afectada son hombres y mayores de 60 años.

Las actividades profesionales ordinarias en el territorio rural español –forestales o agropecuarias– son compatibles con estos resultados, coincidiendo con el grupo de población que tradicionalmente se dedica a actividades agrícolas y ha tenido mayor posibilidad de contagio, advierten los doctores.

En total, en España entre 2005 y 2019 hubo 1.865 pacientes ingresados en los distintos hospitales con enfermedad de Lyme y desde el primer año del estudio al último en Galicia se produjo un aumento de esos ingresos del 160%. “Los datos muestran un aumento progresivo de las hospitalizaciones en toda España”, dice el informe. Lo mismo está ocurriendo en Europa.

El análisis concreto muestra que en Galicia el número de casos de la dolencia fue in crescendo, desde los 28 registrados entre 2005 y 2007 a los 67 en el trienio entre 2014 y 2016 o el último dato que constata 71 pacientes tratados en hospitales.

El estudio también asegura que “se observa un incremento generalizado de los ingresos en todas las comunidades, excepto en Extremadura [...] y una ampliación de la distribución territorial de la enfermedad”. Para que se dé la transmisión de la bacteria la garrapata debe estar adherida o fijada a la piel durante más de 24 horas. Se trata de una enfermedad que, sin el tratamiento adecuado, se cronifica y que, por el pequeño tamaño de las larvas o ninfas de la garrapata, y por el hecho de que su picadura es indolora y muchas veces no genera clínica, en demasiadas ocasiones se diagnostica tardíamente.

Tras un periodo de incubación de 3 a 32 días, aparecen los síntomas del estadio I o fase precoz localizada. Entonces, según los autores el signo inicial característico es el Eritema migrans –lesión cutánea tras la inoculación– que, aunque aparece en un 70-80% de los casos, puede pasar desapercibida y suele acompañarse de un síndrome pseudogripal. Si la enfermedad no se trata, avanza a otra fase (hasta 3 meses tras la picadura), en la que la citada lesión ya aparece de forma múltiple y con manifestaciones neurológicas, cardiacas o articulares agudas. “Si no se administra tratamiento puede dar lugar al estadio III o fase crónica, meses o años después, caracterizada por la presencia de neuroborreliosis terciaria y artritis persistente de, al menos, 6 meses de duración o manifestaciones cardiacas”, indican.

¿Cambio climático?

En Europa la enfermedad de Lyme se considera una enfermedad emergente. “Este incremento en España puede estar asociado a mayor presencia del vector [garrapata] debido a cambios climáticos, modificaciones en la exposición por adecuación de actividades agroganaderas o la presencia de un amplio abanico de reservorios y el cambio en las rutas de aves migratorias”, advierten los autores en la discusión. Asimismo, podría deberse no solo a un incremento de la incidencia de la enfermedad, sino, también a una mayor sospecha clínica y diagnóstico, añaden.