Karlos Arguiñano le cuenta a Pablo Motos el curioso motivo detrás de su éxito como cocinero: "Empecé a los ocho años"

El cocinero y estrella de la televisión Karlos Arguiñano fue el invitado que acudió este jueves 12 de diciembre a El Hormiguero, el programa de éxito emitido en Antena 3.

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El programa de Pablo Motos consiguió con la personalidad gastronómica batir a su rival directo, La Revuelta, que tuvo de invitado a Luis Figo, además de numerosas sorpresas. La cocina ganó al fútbol y las audiencias lo reflejaron: un total de 2.254.000 espectadores no quisieron perderse la entrevista a Karlos Arguiñano, que fue lo más visto del día. 

El programa presentado por David Broncano, por otro lado, anotaba 2.028.000 espectadores de media y el 15,2% de cuota de pantalla, dos puntos por debajo de su competidor, al sumar las hormigas un 17%.

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El cocinero vino a presentar su nuevo libro 545 recetas para triunfar, una fiel cita escrita con los mejores trucos y las diversas experiencias gastronómicas de Arguiñano. Aunque el objeto evidente de la conversación entre presentador e invitado fue la propia cocina, las preguntas de Motos estuvieron también orientadas al Karlos Arguiñano más cercano. Una faceta no tan conocida que desveló la curiosa historia sobre su origen en la cocina.

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El humor característico de Arguiñano estuvo presente durante toda la charla, y es que el cocinero es una auténtica personalidad de la pequeña pantalla principalmente por contar divertidos chistes mientras cocina sus platos en directo. "Tengo mucha gente jubilada a mi alrededor que no saben qué hacer con el tiempo y han aprendido a comprar, a cocinar, se divierten y hacen felices a todo el mundo", mencionaba Arguiñano al ser preguntado sobre el público objetivo al que iba dirigido su nuevo libro.

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La realidad es que la entrevista se puso emotiva, cuando Motos decidió lanzar una pregunta que acercó a Arguiñano a su pasado: "¿Empezaste a cocinar a los ocho años?". Arguiñano, que había desbloqueado el recuerdo de la familia, quiso poner en contexto: "Sí, yo era el mayor de cuatro hermanos, mi madre estaba impedida con la polio y tenía que ayudarla con todo lo de la cocina". Explicó que su madre Pepi estaba impedida de las piernas por la enfermedad del sistema nervioso, y que al llegar de la escuela tenía que ayudarle a pasar la salsa de tomate por el pasador, a pelar patatas, o limpiar los puerros. "Desde muy joven, lo de la cocina ha sido una cosa natural", sentenciaba.

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El cocinero quiso continuar con desgranando su vida personal explicando las otras razones por las que la cocina acabó siendo un perfecto subterfugio para él: "Era un chaval muy movido y en el colegio no aprobaba nada, mi madre me decía: 'qué poco fundamento tienes hijo'". También mencionó a su padre, el cual recordaba con cariño aunque tuvo la decepción con Karlos de un sueño frustrado: "Mi padre quería que fuera arquitecto y como sacaba tan malas notas me decía que era bobo". Una infancia importante para Karlos, que ha acabado convirtiendo el pueblo Beasáin en un referente gastronómico para España.