EXTREMADURA

El Palacio Cereza abre sus puertas tras 12 años

Lo hace sin inauguración y sin hacer ruido, con jornadas de puertas abiertas y a la espera de presentar una agenda cultural

Las obras comenzaron en 2010 y se paralizaron varias veces

Imagen exterior del Palacio Cereza. / TONI GUDIEL

Imagen exterior del Palacio Cereza. / TONI GUDIEL / TONI GUDIEL

Eduardo Villanueva

El 22 de marzo de 2006, cuando la crisis financiera no se atisbaba en el horizonte (y mucho menos la pandemia), el entonces jefe del Ejecutivo regional de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, sorprendió a propios y extraños cuando, en plena inauguración del Cerezo en Flor (aquel año en Cabezuela del Valle), anunció la construcción de un palacio para "engrandecer" esta fiesta.

Rodríguez Ibarra calificó el proyecto como "un reto arriesgado", y dejó la ubicación del Palacio Cereza a la decisión de los alcaldes del Valle del Jerte. El objetivo era explotar la gran fiesta de la primavera en Extremadura, y que ese gran evento lo albergara un espacio de grandes dimensiones, llamado a ser icónico y cuyo coste supera los dos millones de euros.

Comenzó a construirse en 2010, y 12 años después, tras languidecer su estructura en el corazón del valle (en una parcela junto a la N-110, en el término municipal de Cabrero), ha abierto sus puertas sin hacer ruido; sin inauguración y con la mirada puesta en poder dotar de contenido una estructura más propia de tiempos de opulencia, que se esfumaron y no tiene pinta de que regresen a corto-medio plazo.

La

Junta de Extremadura

ha cedido el espacio a la Mancomunidad Valle del Jerte, que se encargará de agendar actividades culturales para ir llenando de vida este palacio de congresos.

El actual presidente de la mancomunidad, y alcalde de Valdastillas, José Ramón Herrero, confirma que con la celebración del Cerezo en Flor "ya se hacen jornadas de puertas abiertas, para que los turistas lo conozcan y se vayan familiarizando con el espacio".

Las obras fueron recepcionadas en 2019, tras un proceso de construcción lento que tuvo que enfrentarse a los duros recortes de la crisis financiera global de 2008. La construcción se tuvo que paralizar, y aun hoy requiere de alguna intervención por parte de la Junta, que sigue corriendo con los gastos del edificio y su mantenimiento.