PREMIO NOBEL
Mucho humo y "un camarero bizco" en El Jute, la taberna de Madrid en la que Vargas Llosa escribió su primera novela
El escritor hispanoperuano Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura, ha fallecido este domingo a los 89 años de edad en la capital de Perú

Mario Vargas Llosa, en París, en 1961 / Archivo

En el número 13 de la calle Menéndez y Pelayo se ubicaba hace décadas la tasca El Jute, un pequeño rincón en el corazón de Madrid donde Mario Vargas Llosa, fallecido este lunes, 14 de abril, comenzó a escribir su primera novela. La ciudad y los perros, obra que fue publicada en 1963, se gestó en la barra de esta taberna, en el que hoy yace el restaurante Arzábal Retiro. Un joven Llosa, que habitó en una pensión en la calle Doctor Castelo durante los años 1958 y 1959 junto a su primera esposa, Julia Urquidi, mientras realizaba los cursos de doctorado en la Universidad Complutense de Madrid.
Más bien escasa ha sido la información que ha sobrevivido al paso del tiempo acerca de este lugar que, según relata en el prólogo de la edición definitiva del relato. “Comencé a escribir La ciudad y los perros en el otoño de 1958, en Madrid, en una tasca de Menéndez Pelayo llamada El Jute, que miraba al parque del Retiro, y la terminé en el invierno de 1961, en una buhardilla de París”, explicó entonces. Sin embargo, no fue hasta la publicación en 2014 del libro El escritor en su paraíso, de su amigo Ángel Esteban, cuando ofreció nuevos detalles de la cantina.

Fachada de la tasca El Jute, en la calle Menéndez y Pelayo, en Madrid. / CARLOS AGUIRRE
“Madrid no solo es hoy mi residencia más habitual, sino que allí escribí mi primera novela, en una tasca que ya desapareció, El Jute, en la esquina de Menéndez y Pelayo y el Doctor Castelo. Tenía clases en la universidad en la mañana y por la tarde podía dedicarme a leer y a escribir. Y siempre pasaba unas horas allí, en esa tasca típicamente madrileña, muy simpática, donde había un camarero bizco que me ponía muy nervioso porque se acercaba a leer por sobre mi hombro lo que estaba escribiendo. La primera versión de La ciudad y los perros la escribí allí”, escribió entonces.
Un camarero bizco
Carlos Aguirre, profesor de Historia en la Universidad de Oregon, en una visita al archivo Vargas Llosa de la Universidad de Princeton en 2018, dio con una carta del escritor colombiano Dasso Saldívar. Datada a 6 de marzo de 1979, el papel incluía tres fotografías del interior de la tasca tomadas por Saldívar. En ellas aparece Ernesto Martínez, el “camarero bizco” que atendía a Vargas Llosa y le preguntaba siempre por el progreso de su obra. Según el colombiano detalla en la misiva, “después de la afluencia de visitantes que ha tenido de cierto tiempo a esta parte, ya no admite que le tomen una fotografía más”.

Ernesto Martínez, el 'camarero bizco' de El Jute, la tasca donde Vargas Llosa escribió su primera novela. / CARLOS AGUIRRE
“¿Cómo va eso, cómo va eso?”, le interpelaba Ernesto cada vez que el escritor aparecía por allí. Fue, precisamente, en la barra de El Jute, donde conoció a Paúl Escobar, que posteriormente moriría en la guerrilla del MIR en 1965. En un artículo posterior a su fallecimiento, Vargas Llosa detalló sus encuentros con él en El Jute: “Era un gordito simpático y discutidor, siempre detrás de las muchachas y en Cáceres, ahora me acuerdo clarito, una noche se trompeó. Luego, en Madrid, comenzamos a vernos seguido y nos hicimos amigos. Vivía mal y estudiaba algo, aunque sin mucha convicción, y siempre andaba contando chistes. Creo que nunca lo vi de mal humor. Caía a “El Jute”, una tasca que está cerca del parque del Retiro, a eso de las seis y él “¿todavía vas a escribir?”, yo “sí, media hora más” y él “no, ya basta, vamos a pasear””.
"Llena de humo"
Si bien la tasca fue fundamental para la producción de su primera novela, el peruano no siempre hablaba de la misma forma cuando hacía referencia al mesón de la calle Menéndez y Pelayo. Mientras que en una entrevista en 1971 explicó que se trataba de algo esporádico, en 2012, durante la presentación de la edición conmemorativa de La ciudad y los perros, señaló que trabajaba a ratos en este lugar “lleno de humo”. Tal y como detallaba él mismo en sus cartas a Abelardo Oquendo durante la época, partió a París en agosto de 1959 con 150 páginas escritas en un manuscrito.
Sería en la capital francesa donde la novela tomaría su forma final dos años después de haberla iniciado en los madriles. Sin embargo, las constantes alusiones a El Jute a lo largo de su vida, apuntan a que, de una forma u otra, se convirtió en un recodo especial para Vargas Llosa durante lo que fue su primer contacto con Madrid. Desde 2009, la extinta taberna se transformó en un restaurante más, como tantos que colapsan el centro de la ciudad.