EXPOSICIONES

Macondo llega a Madrid: las únicas ilustraciones de 'Cien años de soledad' que García Márquez autorizó se exponen en la capital

El Museo de América muestra los grabados del proyecto 'Libro de Artista. Edición de Bibliófilo', una serie del colombiano Pedro Villalba basada en 'Cien años de soledad' que contó con el respaldo del Nobel

García Márquez en La Habana, 2005, viendo los grabados de Pedro Villalba.

García Márquez en La Habana, 2005, viendo los grabados de Pedro Villalba. / ARCHIVO CASA DE LAS AMÉRICAS / TALLER BOSQUE PRIMARIO

Madrid

Cada quien tiene su propio Macondo. Las descripciones que Gabriel García Márquez ofrece en Cien años de soledad llevan a todo lector a formarse su propia imagen mental sobre el pueblo fundado por los Buendía en una de las obras más representativas del realismo mágico y más importantes de la literatura universal. Quizás la reciente serie de Netflix ha ayudado a muchos a imaginar un Macondo diferente, pero no fue el caso del artista Pedro Villalba, que comenzó a dibujar el suyo en 1996. Utilizando la técnica del grabado, el colombiano realizó 175 piezas que ilustran los 20 capítulos de la novela y en las que muestra lo que él cree que es el pueblo que García Márquez describe. Su idea es la que más se acercó a la del Nobel: el Macondo de Villalba fue el único que el autor respaldó, autorizó y celebró.

Ahora, 36 de esos grabados, todos ellos sacados de los siete primeros capítulos de la obra, se exponen en el Museo de América de Madrid (avenida Reyes Católicos, 6). Anatomía Macondiana se podrá visitar hasta el próximo 29 de junio en la segunda planta del museo, pagando un boleto general que, como máximo, cuesta tres euros.

Seis grabados de los expuestos en 'Anatomía Macondiana'.

Seis grabados de los expuestos en 'Anatomía Macondiana'. / MUSEO DE AMÉRICA

Se encuentra en un pasillo pintado en color crema y los grabados están colocados sin mucho adorno alrededor. Un montaje muy minimalista, donde el protagonismo lo tienen las obras y, si se elige bien la hora de la visita, la luz que entra por los ventanales enfrentados a la muestra. Ojo, porque la iluminación adecuada puede convertir la experiencia en una casi mágica, casi de Macondo.

Los 36 expuestos siguen el mismo estilo, pero hay uno de ellos que destaca por su sencillez. Se trata de una mano que teclea un telégrafo mientras una secuencia de signos morse vuelan a su alrededor. Se muestra el momento en el que Gerineldo Márquez acaba de ser rechazado por Amaranta y está manteniendo una conversación sobre la guerra repleta de tecnicismos con el Coronel Aureliano por telégrafo. Márquez no puede evitar el dolor que siente y, de manera automática, teclea un "Aureliano, está lloviendo en Macondo". El código morse de la imagen se trata del párrafo al que hace alusión.

García Márquez sobre los grabados

La de Villalba con Cien años de soledad es una historia de amor que comenzó cuando tenía 14 años: "Mi relación con la novela ha superado las crisis normales y las discusiones feas, como cualquier relación destinada a durar toda la vida", cuenta a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA. La leyó por primera vez en el instituto y, desde entonces, vuelve a ella cada año: "La releo por un gusto muy parecido al que sentimos cuando repetimos una canción o escuchamos un concierto que ya conocemos".

Unos años después, recién licenciado en Bellas Artes, decidió realizar los primeros grabados para la novela. Para aquel entonces, ya la había leído veinte veces. Antes de empezar el proyecto, decidió viajar al pueblo natal de García Márquez, en el que el escritor se inspiró parcialmente para crear Macondo y, una vez de vuelta, volvía a leer la novela por partes mientras escogía los pedazos donde sabía que había un dibujo escondido. Siguiendo ese método de trabajo, Villalba perdió la cuenta de cuántas veces más la estaba leyendo completa.

Ya habían estado en contacto, pero no fue hasta diciembre de 2005 cuando García Márquez conocería la totalidad de la serie. En diciembre de ese año, en La Habana, Villalba exponía los primeros 120 grabados de la colección en la Casa de las Américas. El escritor acudió a la inauguración de la muestra, y, bajo su mirada, el artista explicaba los grabados desde el comienzo de la novela. Avanzaba por el segundo capítulo, hablando sobre las razones que llevaron a José Arcadio y a Úrsula a dejar el pueblo en que vivían después de que el primero matase a Prudencio Aguilar en la gallera por una discusión de honor.

García Márquez y Pedro Villalba en diciembre de 2005 la Casa de las américas de La Habana.

García Márquez y Pedro Villalba en diciembre de 2005 la Casa de las américas de La Habana. / ARCHIVO CASA DE LAS AMÉRICAS / TALLER BOSQUE PRIMARIO

Llegó al grabado 10 de este capítulo -expuesto también en la muestra madrileña-, en el que narra visualmente el sueño que tuvo José Arcadio cuando dormía a la orilla de un río: soñó que se veía reflejado en las paredes de espejo de las casas construidas en una ciudad ruidosa y, cuando pregunta dónde está, escucha una voz que le dice que en Macondo: "Fue entonces cuando Gabriel García Márquez puso su mano izquierda sobre mi hombro derecho y dijo: 'Me dieron ganas de volver a leer la novela'", recuerda Villalba.

A partir de entonces, tanto el autor como su agente literaria, Carmen Balcells, aprobarían y autorizarían el proyecto de Villalba. Con el beneplácito de ambos, el artista realizó 55 piezas más y una edición ilustrada de la obra editada por el Grupo Editorial Norma en 2009 que incluía una selección de 60 grabados. Álvaro de Cáceres, encargado de comunicación y difusión en el Museo de América, explica que lo interesante de esta exposición es que fueron las primeras y las últimas ilustraciones de la obra que el Nobel autorizó, y que una selección ya se expuso en 2023 en la misma casa. Por ahora, en España no hemos podido ver la obra completa, pero Villalba confía en que se puedan ver en el mismo museo dentro de dos años, cuando se cumplan los 60 de la publicación de Cien años de soledad.

Desde el Museo de América lanzarán una propuesta a los visitantes para acompañar a la exposición: que, como hizo García Márquez, cada uno escriba su propio Macondo. "Primero fue la obra, luego el dibujo, ahora nos gustaría que los visitantes escriban en cien palabras como mucho cuál es su Macondo para así realizar el viaje de vuelta al origen, a la palabra", explica de Cáceres. La iniciativa no se encuentra en marcha todavía, pero puede ser una idea ir acercándose a ver los grabados antes de ponerse a escribir: igual que las palabras de García Márquez inspiraron a Villalba, sus imágenes pueden inspirar a otros escritores. El cierre de un ciclo que, para el artista, no va a suceder nunca: no tiene previsto desligarse de Cien años de soledad.