ENTREVISTA

Michael Foster, el 'indie' de moda en Madrid que se rifarán los festivales: "Llevamos mucho tiempo escuchando música hecha por un ordenador"

Tras abarrotar la sala El Sol en dos ocasiones, el cantautor está armando una gira para presentar su primer álbum: 'No sé si me explico' le ha coronado con la gran promesa patria

Michael Foster, fotografiado en Madrid.

Michael Foster, fotografiado en Madrid. / DAVID RAW

Pedro del Corral

Pedro del Corral

Madrid

El padre de Michael Foster giraba por las catedrales de Inglaterra cuando apenas sabía hablar. Le encantaba verle, ahí, en su coro, alzando la voz. Aquella tradición fue calando en él. Encontró en la música una forma de expresión que, con el tiempo, ya de adolescente, empezó a investigar. Primero, unas letras. Después, unas melodías. Y así hasta que, hoy, reconvertido en artista indie, se ha labrado un hueco en la escena madrileña. “Con el maestro YouTube aprendí lo básico. Y, poco a poco, he satisfecho mis necesidades artísticas”, dice. Tras abarrotar El Sol en dos ocasiones, dentro del ciclo Inverfest, está armando una gira a la altura de sus canciones.

“Monté mi primera banda con unos amigos. No sabíamos muy bien qué hacer, así que nos metimos en un estudio de Hortaleza. Como nadie quería ser el cantante, me tocó a mí. Dimos un par de conciertos con todo el vértigo del mundo. Desde entonces, he pasado por distintos proyectos”, relata Michael Foster, que editó su primer álbum en 2024. No sé si me explico es un compendio de historias afiladas, con el corazón por bandera. Habla desde la honestidad, a quienes buscan en su literatura lo que el urbano no les ofrece. Un universo con numerosas referencias a Oasis, Blur y Bruce Springsteen.

'No sé si me explicó' es el primer álbum de Michael Foster.

'No sé si me explicó' es el primer álbum de Michael Foster. / DAVID RAW

Debutó con Despertar en 2020, el tema que le colocó en el underground local. Fue la primera vez que componía en español, una decisión motivada por su abuela. No le entendía, así que no le quedó otra. Dicho y hecho: “Fue mejor de lo que esperaba. En unos meses tenía 100.000 reproducciones, ojo. Descubrí que la gente conectaba mejor conmigo en este idioma. Quizá, tuve una flor en el culo. Pero el algoritmo de Spotify me promocionó y fui llegando a nuevos públicos”. Lo mismo sucedió con Gravedad, que rápidamente le colocó como gran promesa patria. Un estatus que sigue coronando.

P. ¿Qué tienen sus canciones?

R. Coherencia. En ellas disecciono el amor que siento por mi familia y amigos. Por primera vez, he logrado componerlas y producirlas a la par, lo que ha hecho que me sienta tan identificado con ellas. Reflejan a la perfección la etapa que estoy atravesando.

P. Le da gran importancia a las letras.

R. Sí. Algunas las he vomitado. Te sientas y, en 25 minutos, están listas. Otras, en cambio, he tardado más porque quería estudiarlas más. Me gusta saber qué busco decir y cómo lo voy a transmitir. Al final, se trata de encontrar tu forma favorita de hacerlo.

P. ¿No es atrevido hacer pop en tiempos de reguetón?

R. El urbano siempre está ahí, es un género que aporta muchísimo. Pero llevamos demasiado tiempo escuchando música hecha por ordenadores. Se echan de menos guitarras y baterías. Que todo suene como antes. Falta mimo. El trap es pura matemática y, a veces, mola salirse de ellas.

Alérgico a las modas

Recuerda a Ritchie Valens, pero con la zarpa escarpada de Zahara. Se intuyen los nuevos horizontes a los que se proyecta, pero sin desmerecer su particular lenguaje. Es inteligente, paciente. Una vuelta de tuerca que, a pesar de recurrir a narrativas comunes, por momentos trilladas, ha hecho de Ojala, La noche conmigo y Vamos a vivir para siempre tres disparos pop de herida mortal. Es alérgico a las modas. De hecho, se sale de la tónica habitual y, ojo, no mayor piropo que ese. Salpicadas de bruma y atardeceres, estas canciones despiertan recuerdos de un pasado que no fue mejor, pero sienta de maravilla. La cara B de la vida.

Tras llenar El Sol en dos ocasiones, Michael Foster está preparando su gira.

Tras llenar El Sol en dos ocasiones, Michael Foster está preparando su gira. / DAVID RAW

“No paro de trabajar. Estoy encantado, la verdad. Eso quiere decir que las cosas van bien, qué afortunado me siento. No sé muy bien cuál es el objetivo a largo plazo. Voy a hacer todo lo posible por moverme, tocar en los festivales que pueda. Partido a partido, cada día. Estoy centrado, sin distraerme. Con el tiempo me gustaría parar, mirar atrás y ver lo que he conseguido. Tal vez, así descubra los siguientes pasos”, concluye Michael, que ya está alumbrando nuevos cortes. Para el futuro. O no. A él le sirven para reafirmar quién es. Cuando toque grabarlas ya decidirá si le representan. Por el momento, le bastan para entenderse.