PROBLEMAS ECONÓMICOS

Embassy cierra provisionalmente sus tiendas en Madrid por "problemas de liquidez"

La compañía ha iniciado "un proceso de negociaciones" y en las próximas semanas "decidirá la continuidad o el cierre definitivo de las tiendas"

Fachada de una de las tiendas de Embassy cerradas hasta nuevo aviso.

Fachada de una de las tiendas de Embassy cerradas hasta nuevo aviso. / Instagram

Héctor González

Héctor González

Madrid

Todavía no es un adiós definitivo, pero sí, como poco, un hasta luego. Las tiendas Embassy, símbolo de un Madrid de antaño de pastelitos chic y delicatessen de repostería, han "cerrado de forma provisional". Pese a las "múltiples medidas adoptadas" en los últimos años para mantenerse a flote, los "problemas de liquidez" están ahogando a la empresa, según han explicado fuentes internas consultadas por este periódico.

Ante todo, Embassy agradece a sus clientes "por su fidelidad estos años", pero una serie de "circunstancia totalmente ajenas a nuestro control" les ha obligado a echar el cierre. Entre esas dificultades, desde la compañía apuntan a la "subida de costes de las materias primas, de la energía, la subida de costes laborales y las dificultades para acceder a financiación", todo ello unido a la "no recuperación de las ventas previas a la pandemia".

A la vista de esta delicada situación, Embassy iniciado "un proceso de negociaciones" con sus acreedores, detallan. Mientras tanto, la empresa ha "parado la producción" de sus distintas líneas de productos y bajado la persiana de sus seis establecimientos, la cafetería con tienda situada en el barrio de Aravaca, así como de las tiendas de Chamartín, La Moraleja, Goya, O’Donnell y Santa Engracia. En las próximas semanas "se decidirá la continuidad o el cierre definitivo de las tiendas", añaden desde Embassy, antes de dar las gracias de nuevo "por el cariño recibido en estos años".

Un legado que se apaga

El cierre de las seis tiendas de Embassy pone fin a nueve décadas de historia iniciada por Margarita Taylor en 1931. La fundadora abrió su emblemático salón de té en la Castellana para ofrecer un espacio exclusivo donde las mujeres pudieran disfrutar solas de un té con pasteles, inspirado en un club londinense al que pertenecía. El local, punto de encuentro de políticos, espías y aristócratas, se hizo famoso por sus sándwiches de berros, el chocolate a la suiza y su icónica tarta de limón. Tras el cierre del salón original en 2017 y el fracaso del restaurante Robuchon Madrid (abierto en 2022 en el mismo local), el declive de la marca se aceleró.

Aunque Embassy intentó reinventarse con cafeterías en Aravaca, La Moraleja y Chamartín —ampliando incluso a locales en Goya, O’Donnell y Santa Engracia—, el modelo de pastelería clásica con servicio de delicatessen y catering no resistió la crisis económica. Pese al éxito inicial, las cuentas han dejado de cuadrar, llevando a la situación actual.

La desaparición de Embassy refleja la pérdida de espacios históricos en Madrid. Durante la Segunda Guerra Mundial, el salón fue un escenario singular: situado cerca de las embajadas alemana y británica, atraía a funcionarios de ambos bandos, quienes compartían mesas bajo una "camaradería gastronómica", según el periodista Javier Reverte. Su obrador, que elaboraba scones con aroma londinense, simbolizaba un refugio cultural en un Madrid devastado. Con su cierre, se esfuma no solo un negocio, sino un capítulo de la memoria urbana donde la gastronomía tejía diplomacia y nostalgia.