MERIENDAS

Los churros más antiguos de Madrid no están en San Ginés: esta es la churrería más añeja de la capital

Abrió sus puertas hace más de 140 años

Imagen del local de Madrid 1883 el siglo pasado.

Imagen del local de Madrid 1883 el siglo pasado. / Madrid 1883

Madrid

La Chocolatería de San Ginés, situada en las inmediaciones de la calle Mayor, es una de las paradas obligatorias de todo turista que pasa unos días de recreo en la capital. Un buen chocolate con churros en su terraza es uno de los mejores planes posibles para estos días de lluvia que sufre Madrid en las últimas semanas. Las borrascas consecutivas que asolan la capital han reducido drásticamente las posibilidades de ocio de los madrileños. Por esta razón, las churrerías se han convertido en los últimos días en un refugio contra el mal tiempo.

Sin embargo, pese a la fama que la precede, existen numerosas opciones iguales -- o, incluso, mejores -- que San Ginés para disfrutar de este manjar español tan típico y aclamado. Además, acudiendo a otros locales podremos, incluso, evitar las largas colas inseparables de la churrería más famosa de Madrid. Por ejemplo, a un paseo andando de este pasadizo de San Ginés, encontramos la que puede presumir de ser la churrería más antigua de toda la capital.

Madrid 1883, la churrería más antigua de Madrid

En pleno barrio de Malasaña, lo que antaño se conocía como barrio Maravillas, podemos disfrutar de una formidable merienda en Madrid 1883, la churrería más antigua de la ciudad. Inaugurada en el año 1883, se fundó como un establecimiento destinado a las gentes más humildes que por aquel entonces habitaban un barrio que, a día de hoy, se ha convertido en un inmenso 'hotel' plagado de apartamentos turísticos.

Se encuentra localizada en el número 8 de la calle Espíritu Santo, y en sus primeros años llegó a vender hasta leche fresca por litros. El café que servían, ante la escasez de producto, procedía de los posos que dejaban los grandes hoteles de las inmediaciones. Sus ricas porras y churros la convirtieron en un habitual de las personas que acostumbraban a acudir al rastrillo de Maravillas, un mercado de puestos que ocupaba casi todo el barrio.

Combinación de lo moderno con lo tradicional

Madrid 1883 es, a día de hoy, un acogedor local donde se pueden degustar unos fritos hechos a través del mismo procedimiento ancestral que la familia Huertas -- primera propietaria de la churrería hasta la llegada de los Mendoza Manzano -- ya utilizaba en pleno siglo XIX. El romanticismo hacia su profesión les hace resistir en un barrio que, poco a poco, ha ido perdiendo este tipo de establecimientos en las últimas décadas.

Además de su histórico negocio en Malasaña, también cuentan con franquicias en el paseo de Delicias y en Torrejón de Ardoz.