COMUNIDAD DE MADRID

Los vinos de Madrid salen de viaje: se exportan al resto de Europa, EEUU y China

El enoturismo se erige como una forma más de atraer viajeros fuera de la capital. La Comunidad de Madrid cuenta con 46 bodegas y una veintena de ellas visitable.

Vista de una estantería con botellas de vino en una enoteca de Madrid.

Vista de una estantería con botellas de vino en una enoteca de Madrid. / EFE/Mariscal

Elena Marín

Elena Marín

La oferta gastronómica es una de las tres principales razones para visitar Madrid, según los expertos. El incremento de la calidad hotelera ayuda, también las compras o la repercusión cada vez mayor del cine que se rueda en la región (ninguna tanto como La casa de papel), pero el sabor de Madrid es clave junto a ese punto castizo en una capital y una región que aspira a ser global. Quizás por eso este año en Fitur la cosa va de garbanzos y vinos. Legumbre castiza y los caldos, de la tierra. Estos últimos son ya habituales en las cartas de la hostelería nacional, pero al salir fuera se convierten también en un reclamo. Todo sirve para poner a Madrid en el mapa.

Aunque la producción es aún limitada en comparación con otras regiones españolas productoras de vinos, los viñedos y bodegas de la región han producido este último año casi tres millones de botellas con Denominación de Origen Protegida. Algo más de 48.100 hectolitros de vino que suponen casi el 80% del total que se produce en la Comunidad de Madrid. Y de estos, el 10% se exporta al exterior.

Estados Unidos y Europa son los principales compradores, pero también China empieza a aficionarse a los vinos madrileños. Hasta allí viajan 4.000 hectolitros anuales de vino. Y los productores madrileños quieren llegar a un público más amplio, no tanto para que la exportación se incremente, porque gran parte de las bodegas de la región son de tamaño pequeño o medio, según explican en el sector, sino para atraer a los extranjeros. Que el vino no llegue a sus mesas sino que los turistas vengan a buscarlo a Madrid.

Turismo en los viñedos y bodegas

El enoturismo es uno de los atractivos del turismo rural de la región, pero todavía es solo un elemento adicional para los visitantes, no la causa por la que eligen salir de la capital. La Comunidad de Madrid se ha propuesto alterar eso y convertir los viñedos y las bodegas de la región en un reclamo con categoría suficiente como para movilizar a los turistas a las cuatro comarcas de vinos que se distinguen en la Comunidad.

La de la zona de Arganda es la más grande de todas. En la Comunidad existen 44 bodegas de vinos DOP, de las que una veintena son visitables. En total, son 5.898 hectáreas de campo madrileño dedicadas al cultivo de la vid en la que trabajan 2.744 viticultores. Solo en el área de Arganda, en el sureste de la región, trabajan 1.400.

Le sigue en tamaño el área más cercana a la sierra de Gredos, la de San Martín de Valdeiglesias en el noroeste de la región, algo más pequeño con mil viticultores. Detrás llegan la zona de Navalcarnero, que cuenta con cerca de 300 vinateros, y la más pequeña es la de El Molar, que apenas tiene una veintena de viticultores.

Ayudas al sector vitinícola

Uno de los objetivos de la estrategia turística de la Comunidad de Madrid es expandir la oferta hacia los municipios y zonas rurales. Una forma de hacer que el turismo sea sostenible y no se concentre solo en Madrid, donde la masificación en determinadas fechas es evidente, y que sirva así también para dinamizar la economía del entorno.

Con este fin, este 2025 el Gobierno regional destinará parte de su presupuesto a fomentar las visitas a los viñedos madrileños y a impulsar nuevos negocios que potencien el desarrollo económico y la actividad turística de estas comarcas. Cinco millones irán destinados a promocionar los vinos y bodegas de la región, y se exhibirán en ferias gastronómicas nacionales e internacionales.

Para el sector, se desarrollarán distintas líneas. Alrededor de 316.000 euros se destinarán a la promoción del negocio en los municipios más pequeños, de hasta 5.000 habitantes, para que impulsen nuevas rutas del vino y dinamicen las ya existentes. En estas localidades se lanzarán también ayudas por un valor total de 500.000 para las bodegas. En las localidades medias de hasta 20.000 habitantes se implantará un plan de gestión integral del enoturismo con una dotación de 931.000 euros.