TRANSPORTE FERROVIARIO

Nuevo año 'negro' en Cercanías Madrid: 951 incidencias acumuladas en toda la red hasta diciembre

Lejos de mejorar la situación de los años anteriores, la red ferroviaria ha sumado cerca de 250 incidencias más que en 2023 y casi triplicado las de 2022

Decenas de personas esperan a un tren de cercanías en la estación de Atocha (Madrid)

Decenas de personas esperan a un tren de cercanías en la estación de Atocha (Madrid) / Europa Press/Alberto Ortega

Héctor González

Héctor González

Madrid

El 2024 aún no ha terminado y el número de incidencias acumuladas en Cercanías de Madrid ya ha superado ampliamente a las de 2023. Hasta el pasado domingo 8 de diciembre, la red registró un total de 951 incidentes, según los datos facilitados por el Consorcio Regional de Transportes de Madrid (CRTM); que suponen 241 más que en todo el año anterior, que cerró con 710 afecciones y que casi triplican las de 2022, cuando se sumaron 375.

Por tipología de sucesos, las más frecuentes han sido las averías en las instalaciones - como los frecuentes problemas experimentados por los sistemas de señalización o en las fuentes de tensión de las catenarias-, con un total de 400; mientras que el material móvil - los trenes propiamente dichos-, ha experimentado 204 averías hasta la fecha señalada. Por lo que respecta a las líneas más afectadas, la C4 y sus variantes, la C4a y la C4b, se ha llevado la palma con 204 incidentes; seguida por la C3, con 148, y la C8, con 124.

Tan solo una de las nueve líneas que componen la red ferroviaria regional se ha librado de estas afecciones cada vez más frecuentes, para desventura de los usuarios y munición del Ejecutivo de la Comunidad de Madrid contra el Gobierno central, responsable de su gestión y mantenimiento a través de las empresas públicas Renfe y Adif. Se trata de la C10, una de las dos únicas líneas de Cercanías Madrid que llevan al aeropuerto de Barajas, y que con este suma cuatro años consecutivos sin incidencias ni en la infraestructura ni en los trenes.

Un tren descarrilado en Atocha, la incidencia más grave

De todas estas incidencias, averías y reiteradas jornadas de caos en las vías madrileñas, ninguna tan grave como lo ocurrido el pasado 19 de octubre, cuando un tren descarriló en el túnel que discurre entre Atocha y Chamartín. El convoy en cuestión, sin pasajeros, estaba siendo remolcado hacia la segunda estación cuando, de forma accidental, se desenganchó de la locomotora que lo arrastraba.

El tren desenganchado comenzó a deslizarse a la deriva cuesta abajo, ganando más y más velocidad progresivamente, hasta que los técnicos de Adif tomaron la decisión de hacerlo descarrilar para evitar que irrumpiese en Atocha desbocado, pudiendo llegar a chocar frontalmente con otro que se encontraba en esos momentos en el andén, tal y como explicaron después fuentes del Ministerio de Transportes.

Fruto de esta resolución, el convoy acabó volcando lateralmente y deslizándose contra las paredes del túnel. No fue hasta el lunes 9 de diciembre, mes y medio después de los hechos, que se consiguió retirar el tren siniestrado, gracias a la labor coordinada entre Renfe, Asif, Alstom y la compañía especializada en la gestión logística de residuos metálicos Gescrap. Los restos del tren se han destinado a reaprovechamiento industrial, aprovechamiento tecnológico para Renfe y reciclaje en los talleres de Fuencarral.

Choque político entre administraciones

Un ejercicio más, los problemas de la red de Cercanías han protagonizado un goteo continuado de confrontaciones políticas entre las autoridades madrileñas y el Ministerio de Transportes que encabeza Óscar Puente. Tanto la presidenta autonómica, Isabel Díaz Ayuso, como el alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, han cargado tintas contra el ministro y el Gobierno por el "caos" y la "falta de inversión" en Cercanías.

Hasta el punto de que, a finales de septiembre, Ayuso llegó a dar la instrucción de organizar una "gran movilización" para visibilizar el malestar contra la "dejadez" de la administración central. "Nos merecemos una infraestructura y servicio fiable aunque no seamos independentistas", dijo aquel día el número dos del PP madrileño, Alfonso Serrano. Estas palabras no han llegado a concretarse en ningún acto concreto, al menos todavía, pero reflejan el enorme hartazgo por esta situación en el seno del Ejecutivo madrileño.

A lo largo del año, el siempre combativo ministro ha salido al paso de las críticas en varias ocasiones a lo largo del año. Ya en mayo, antes del cúmulo de incidentes del verano, trató de restar peso a las voces que reprochan que el servicio se ha deteriorado durante los últimos años. "No estamos peor", aseguró entonces Puente tras mostrar una gráfica sobre los buenos datos de puntualidad (96%) de los trenes desde 2019; y recordó la inversión de 7.000 millones de euros para mejorar la red. Unas actuaciones por las que Puente ha advertido más de una vez que se seguirán produciendo incidencias puntuales, al tener que “compatibilizar las obras con la prestación del servicio”. Sin embargo, a la vuelta del parón estival, el ministro cesó al presidente de Adif, Ángel Contreras, por no estar haciendo losuficiente para solucionar las/es incidencias de Cercanías en todo el país, no solo en Madrid.

Grandes obras y nuevos trenes

Excusa del titular de Transportes o justificación razonable, la realidad es que toda esta sucesión de incidencias y encontronazos políticos han tenido lugar en un año marcado por obras en varias de las estaciones más importantes del sistema ferroviario de la Comunidad de Madrid, entre las que destacan los macroproyectos de Atocha y Chamartín. Si bien el pasado 6 de noviembre se inauguró el nuevo vestíbulo de alta velocidad de Chamartín, las aglomeraciones, los ruidos y la desorganización dentro de la estación todavía están lejos de desaparecer. La previsión de Adif es terminar las obras del edificio en 2026, aunque la remodelación integral de todo el espacio y su entorno se prolongará, al menos, hasta 2030.

Por su parte, Atocha se encuentra inmersa en su propio proyecto destinado a convertirla en el mayor nudo ferroviario del país, en el punto de conexión del norte, sur, este y oeste del país, también con 2030 como el horizonte mínimo. La necesaria de la estación permitirá que la estación cumpla con el objetivo no solo de unir toda la red sino de que los viajeros puedan parar en el centro de Madrid.

Por lo que respecta a la renovación de la flota, que lleva sin producirse desde 2008, el ministro de Transportes avanzó en mayo que a finales de este año comenzarían a llegar nuevos trenes. Una previsión que, con el 2024 agonizando, parece poco probable que se cumpla, a pesar de que el pasado verano Renfe comenzó las primeras pruebas antes de su entrada en servicio del tren Stadler 453. Se trata del primer material rodante destinado a la red de Cercanías en los últimos 17 años, con capacidad para más de 900 personas cada uno de ellos, un 20% más que operan hoy en día.