GESTIÓN DE RESIDUOS

Los vecinos confían en la nueva planta de compostaje de Valdemingómez para mejorar los malos olores antes de fin de año

El Ayuntamiento de Madrid presume de que las quejas ciudadanas por el complejo donde se trata la basura de la ciudad se han reducido un 80% en los últimos cinco años

Planta de compostaje de 'Los Cantiles', en el parque de Valdemingómez.

Planta de compostaje de 'Los Cantiles', en el parque de Valdemingómez. / Ayuntamiento de Madrid

Víctor Rodríguez

Víctor Rodríguez

Bautizada como Los Cantiles, para los vecinos del Ensanche de Vallecas, puede ser "un grandísimo avance", dicen ellos mismos, en la mejora de los malos olores que periódicamente padecen como consecuencia de la actividad del Parque Tecnológico de Valdemingómez, el complejo donde se gestiona la basura que genera a diario la ciudad de Madrid. En total son alrededor de 1,4 millones de toneladas de desperdicios los que produce la capital al año, de los que más de un tercio, hasta 500.000 toneladas, son orgánicos y restos de poda. Y en gran medida ahí reside el problema de los olores.

"La materia orgánica es lo que se pudre; si al vertedero no llega materia orgánica, no huele", razona Quique Villalobos, presidente de la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid y experto de la organización en residuos. Y la planta de Los Cantiles, en parte, permitirá eso. Cuando esté operativa, asumirá gran parte de esa materia orgánica para su transformación en compost utilizable como abono en parques o en agricultura.

El problema es que esa planta debería llevar funcionando desde finales de 2023. Como contaba hace unos meses EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, la aparición de una bolsa de residuos en el terreno obligó a una modificación del contrato, con un sobrecoste de más de siete millones de euros y el consiguiente retraso en la inauguración. Se dijo entonces que estaría este verano. A 30 de julio no ha sido así, pero fuentes municipales insisten en que será este año. Ayer mismo, en la reunión de la Comisión de Seguimiento del Convenio de Olores en el Ensanche de Vallecas, se les trasladó a los vecinos, con los que se acordó visitar conjuntamente la instalación durante el último trimestre de 2024.

En la actualidad, aunque la materia orgánica se recoge separadamente en el cubo marrón, se destina íntegramente a biodigestión, que en esencia consistente en meterla en unos tanques durante 21 días sometida a un proceso en el que se moja con agua y se aplica calor para acelerar su pudrición de forma que emita todo el biometano aprovechable posible. Entre otros usos está el de combustible para autobuses de la EMT.

La cuestión es que en el procedimiento se generan unos lodos altamente odoríferos que se llevan a enterrar al vertedero. La entrada en funcionamiento de Los Cantiles, cuyas obras comenzaron en junio de 2022 con un presupuesto inicial de casi 42 millones de euros, permitirá el compostaje de la fracción orgánica. En concreto, tendrá una capacidad de procesar más de 100.000 toneladas anuales.

Aunque la biodigestión continuará con los desperdicios que van al cubo de resto de basura, la nueva planta permitirá también someter los lodos de este otro procesos a un tratamiento de secado. En definitiva, se conseguirán dos cosas: por un lado que no vaya o vaya menos materia orgánica al vertedero y, por lo tanto, huela menos, y, por otro, que el vertedero dure el máximo tiempo posible. "Ahora mismo, al vertedero de Valdemingómez solo le quedan dos celdas más por explotar", apunta Villalobos. "El cálculo optimista es que llegue a 2030 y o se le mete más racionalidad, más control y más modernidad en la gestión o en poco más de cinco años nos quedaremos sin vertedero".

En términos generales, sin embargo, la situación ha mejorado, y así lo reconocen todas las partes. Desde la suscripción del convenio en 2016, medidas como la introducción de biofiltros o de sistemas de dobles puertas automatizadas han reducido notablemente la afectación. Los tres últimos años han sido los mejores de la serie histórica, y desde el Ayuntamiento de Madrid recalcan que el número de quejas por Valdemingómez ha caído casi un 80% en los últimos años: de las 4.806 que se recibieron en 2018 a las 979 del año pasado.

"Todos estos años han servido para identificar las fuentes del problema y acordar medidas", asegura el presidente de la FRAVM. "Hay avances que han sido fruto de un trabajo serio por parte de los equipos técnicos y de la parte política, pero que no hubiesen sido posibles sin la concertación con las asociaciones vecinales". La reunión de ayer de la comisión, de hecho, se adelantó a petición de los vecinos después de cuatro o cinco días seguidos de episodios de malos olores hace un par de semanas.

Cibeles, por su parte, insiste en el esfuerzo inversor realizado. Desde 2019, aseguraba ayer el concejal delegado de Limpieza y Zonas Verdes, José Antonio Martínez Páramo a la salida de la reunión de la comisión, se han destinado 31,1 millones de euros en siete contratos en las instalaciones de Valdemingómez exclusivamente a cuestiones relacionadas con el control de olores. Y puso el ejemplo de Los Cantiles, donde de los más de 40 millones de euros de presupuesto, al menos tres tienen que ver con el control de olores, o el reciente contrato por 2,3 millones de euros aprobado por la Junta de Gobierno municipal para el suministro de compuesto férrico, un aditivo que se incorpora en la materia orgánica antes de ser introducida en los digestores para someterla al proceso de biometanización, con objeto de reducir los malos olores provocados por el ácido sulfhídrico del biogás resultante.