EL CORREO GALLEGO

El jardín botánico de Santiago se revitaliza más de 35 años después de que fuese ideado

Para completar el proyecto haría falta sin embargo otra inversión más ambiciosa

Jardín botánico de la Universidade de Santiago junto al río Sarela

Jardín botánico de la Universidade de Santiago junto al río Sarela / Antonio Hernández

Natalia Sequeiro

A mediados del siglo XIX, la Universidade de Santiago (USC) creó junto al Pazo de Fonseca su jardín botánico. Concebido para la investigación que se desarrollaba en facultades como Medicina, Farmacia y Ciencias, llegó a tener unas mil especies. Pero con el paso del tiempo el espacio verde fue reduciéndose y cayendo en el olvido. Hoy en día apenas queda de él uno de los ginkgo bilobas más antiguos de España. Desde 1989 y gracias al empeño del catedrático Jesús Izco, hoy ya jubilado, la USC trató de impulsar un nuevo jardín botánico en Santiago. Pero nunca se consiguió el dinero necesario. Tras años de olvido, el proyecto vuelve ahora a revitalizarse

El Concello de Santiago acaba de sacar a concurso las obras para la restauración ambiental y creación del laboratorio vivo urbano agroecológico en el jardín botánico. En 2004, el Consorcio de Santiago había adquirido unos terrenos próximos al Campus Sur y al Pazo de San Lourenzo para ceder su uso a la Universidad. Pero con el paso del tiempo, la zona se ha ido deteriorando. Desde la USC se pidió al Ayuntamiento que aprovechase los fondos europeos Next Generation e integrase dentro del proyecto Entre o Sar e o Sarela la recuperación de este entorno. "Lo que se va a hacer son unas intervenciones de mantenimiento y de mejora", explica el botánico y profesor de la USC Pablo Ramil, uno de los autores del proyecto. La licitación de las obras tiene un presupuesto de 217.997 euros

Harían falta entre uno y dos millones

Para crear un verdadero jardín botánico, precisa Ramil, la inversión necesaria sería mayor, de "uno o dos millones de euros". Este primer acondicionamiento permitirá mantener vivo el proyecto para que, en el caso de que en el futuro se encuentre la financiación necesaria, pueda llevarse a cabo. "No nos queremos olvidar de ese espacio, queremos darle un valor y que en algún momento se pueda realizar en él el jardín botánico", subraya Ramil. 

La intención es actuar sobre una superficie de 44.000 metros cuadrados. En los terrenos se acondicionarán los viales de uso público, se reducirá la presencia de especies exóticas invasoras y se van a mejorar las plantaciones. El proyecto contempla mantener la superficie de bosque actual, pero también pretende recuperar áreas que han quedado degradadas en los últimos años con plantación de árboles autóctonos como castaños, robles, acebos, laureles y arraclanes. Además, se creará un huerto frutal que ocupará 12.000 metros cuadrados. "Hemos buscado variedades locales que hacen referencia a Compostela, como peras y ciruelas", indica Ramil. 

Limpieza en el entorno del Sarela

En la zona también se retirarán postes de madera de una red de telecomunicaciones ya en desuso y se eliminarán troncos y ramas caídas en el lecho del Sarela y sus riberas. La eliminación de especies invasoras no se limitará a los terrenos del jardín botánico. También se actuará en el corredor del río entre Vidán y O Romaño, y en los tramos de Carme de Abaixo y Galeras. El proyecto recoge la eliminación de acacias existentes en la zona y la plantación de sauces y fresnos en el entorno del río. 

Las mejoras permitirán poner el jardín a disposición de los ciudadanos. "El proyecto busca también darle continuidad al espacio como un área que tiene un aprovechamiento de uso público de la gente de Santiago y de los visitantes", resume Pablo Ramil. Por el momento, precisa el profesor de la USC, se pretende darle ese valor, pero en el futuro se podrían "llevar a cabo ahí otro tipo de actuaciones y otro tipo de actividades", asevera. "Son unas intervenciones de mantenimiento y de mejora, sin suponer que ese espacio tenga un fin definitivo y cerrado", precisa el botánico de la USC. Ramil espera que en futuro la Universidad, el Consorcio o el Concello encuentren los fondos necesarios para poder dotar a la ciudad de un verdadero jardín botánico como había planteado Jesús Izco en 1989.

Varios intentos frustrados en las últimas dos décadas

En 2004 el proyecto para crear un jardín botánico en Santiago parecía arrancar. El Consorcio financiaba, con tres millones y medio de euros, la adquisición de los terrenos, expropiados por Raxoi y que fueron puestos a disposición de la Universidad, que sigue teniendo la cesión de uso actualmente. Pero durante la siguiente década la idea volvió a quedar en el olvido. 

En 2013 la Universidade de Santiago acondicionó cuatro hectáreas de la parcela, pero la crisis económica obligó finalmente a una nueva suspensión. La idea por aquellas fechas era crear un centro de acogida en un antiguo molino que había pertenecido a San Domingos de Bonaval y la puesta en marcha de un jardín de camelias. En los terrenos se planteaban cuatro áreas diferentes, así como fincas de seguimiento ecológico y experimentales: el jardín de George Kamel, la zona de las Náyades, la de las colecciones y, finalmente, la de la diosa Flora

Falta de financiación

Pero la falta de fondos paralizó nuevamente la iniciativa. En 2019 la posible creación del jardín botánico de Santiago volvió a coger fuerza. El Ateneo, la Sociedad Económica de Amigos del País, la Asociación de Antiguos Alumnos e Amigos de la USC, la Asociación de Amigos do Museo de Historia Natural de la USC y el Colexio Oficial de Arquitectos de Galicia se unían en una comisión para tratar de revitalizar el proyecto. El entonces candidato a la alcadía Xosé Sánchez Bugallo se reunió con ellos y se comprometió a buscar la financiación necesaria para llevarlo a cabo si volvía a la alcaldía. Bugallo ganó las elecciones, pero en un mandato marcado por la pandemia de coronavirus, el jardín botánico volvió a caer en el olvido.