FARO DE VIGO
Un instituto de Vigo abandona la enseñanza digital por la caída del rendimiento del alumnado
Tras cinco años con el programa E-Dixgal, el IES de Coruxo retomó los libros de texto: "Con los portátiles, las clases eran más caóticas y el alumnado estaba disperso"

Profesores del IES Coruxo, en la biblioteca del centro. / MARTA G. BREA
Digitalización o no digitalización, esa es la cuestión. El soliloquio que alimentó la duda de Hamlet se traslada ahora a la educación. Y es que tras la retirada de los teléfonos móviles de los colegios para evitar, principalmente, problemas de convivencia –fotografías, grabaciones, burlas, etc.–, el siguiente debate en las aulas llega de la mano de los ordenadores portátiles. Desde hace diez años, la Consellería de Educación pone a disposición de los centros el programa E-Dixgal: un formato pedagógico eminentemente digital donde los libros de texto se cambian por portátiles y el cual se va implementando en los diferentes niveles de la ESO con el paso de los años.
En la última convocatoria, figuran un total de 32 centros, tanto públicos como concertados, que tienen implementado esta metodología, un tercio del total de colegios e institutos de Vigo. Sin embargo, la experiencia no ha sido positiva para todos ellos. Es el caso del IES de Coruxo, que tras iniciar en el curso 2018/2019 su andadura en el programa E-Dixgal, renunció este año a continuar y retomó los libros de texto para todas las materias y departamentos. “Es una decisión que se tomó en claustro tras percibir un descenso en el rendimiento académico. Al principio era obligatorio que lo implantasen entre 6 y 7 departamentos, pero luego tenía que ser en la totalidad de los departamentos del centro. Y hay materias, especialmente las de más carga o troncales donde los resultados no avalaban el proyecto, no le daban la razón” , explican docentes del instituto de la parroquia de Coruxo.
Así, desde este curso, los ordenadores portátiles bajo los que se escondían las caras de los alumnos cambiaron por libros de texto, libretas y bolígrafos. Y es que este modelo digital no solo afectaba, afirman desde el centro, a aspectos o contenidos pedagógicos, sino también a la propia convivencia en el aula. “Las clases eran más caóticas y el alumnado estaba más disperso. Si ya no tenían muchas ganas de estudiar o atender, con los ordenadores todo era peor. Se distraían más, accedían a contenido que no deberían, no interactuaban entre ellos... no funcionaba en la práctica diaria de una clase”, amplían los profesores.

Una alumna posa con sus libros de texto frente al instituto de Coruxo. / MARTA G. BREA
Uno de los aspectos más criticados por estos profesionales, que tuvieron que hacer un escrito justificando la medida que fue remitido a la Consellería de Educación para la revocación del proyecto, versaba sobre la calidad de los contenidos didácticos en E-Dixgal. “El profesorado estaba descontento con el contenido. Solo había un total de 3 editoriales, y la calidad de los contenidos no nos gustaban. Además de que estábamos más limitados a esas tres únicas editoriales, perdías autonomía pedagógica. Quizás hubiera funcionado si entendemos estos soportes digitales no como un fin, sino como una herramienta, un medio que junto al papel puede conseguir grandes beneficios. Pienso que funcionaría bien como una ayuda pero no como soporte principal”, valora uno de los docentes del IES.
Muchas horas frente a una pantalla
Reconoce, eso sí, que el proceso de digitalización es “imparable”, si bien no implantarlo como soporte principal en la educación. “No es lo mismo utilizar las redes sociales o buscar en Google que estudiar a través de un ordenador. No saben cómo acceder a la información, se pierden más. No puede ser que tan jóvenes estén horas pegados a las pantallas de un ordenador. La mejor educación es la analógica”, sostienen desde el instituto de Coruxo.
Otras renuncias
Este no es el único centro que avala una educación más tradicional. El IES Álvaro Cunqueiro, en Coia, también convocó un claustro para valorar si adherirse o no al programa E-Dixgal. El resultado fue casi unánime. “Consideramos que no es la medida más adecuada. Sondeamos incluso con varios centros que sí lo tenían y nos comentaron no estar muy contentos con los resultados. Así que seguimos apostando por los libros de texto. Es cierto que cada departamento podía pronunciarse pero no había interés”, cuenta la vicedirectora del instituto, Malores Villanueva.
Esta valoración se suma a la de las familias. Concretamente, Foanpas, el colectivo que aglutina a las madres y padres de alumnos de los centros de Vigo, llevan tiempo ya reclamando un cambio en el modelo de esta enseñanza digital. "Está bien que los niños aprendan y adquieran conocimientos digitales, pero no pueden ignorar los demás y vemos que la comprensión lectora la tienen al mínimo. Por eso proponemos un cambio de modelo, no para quitarlo sino para implementarlo de otra manera", precisaba a principios de año a FARO, Iria Salvande, presidenta de Foanpas.
Los propios equipos de orientación de varios centros educativos también se pronunciaron a principio de curso sobre el uso de pantallas, limitándolas lo máximo posible y no antes de los 16 años. “Hasta los 16 años no se dan las condiciones mínimas para que sea la persona la que usa el móvil y no al revés”, incidían en un comunicado.
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