LA NUEVA ESPAÑA

Sin la Lotería de Navidad pero con un festín: una tienda de Gijón cambia décimos no premiados por croquetas

"El año pasado dimos cerca de 450 kilos", afirman los dueños de este negocio de Contrueces, que mantendrá como "tradición" este reparto de comida

María Agustina Álvarez se lleva sus croquetas con Conrado Álvarez y Fernando Trabanco detrás.

María Agustina Álvarez se lleva sus croquetas con Conrado Álvarez y Fernando Trabanco detrás. / Marcos León

Pablo Palomo

Gijón

Fernando Trabanco y Conrado Álvarez van a tener días muy movidos. Ellos son los dueños de Como en casa, una tienda de comida casera para llevar ubicada en Contrueces. Y va a ser así porque la lotería de Navidad dejó en Asturias básicamente puxarra. Ellos tuvieron el año pasado la genial idea de cambiar los décimos no premiados por croquetas. Un boleto perdido igual a una croqueta. La cosa funcionó tan bien que este año han decidido repetir. Eso sí, con novedades. En lugar de hacerlo durante una semana, solo tendrán esta rica promoción entre hoy y mañana. El año pasado, cuentan, "se les fue de las manos".

Esa ida de manos de la que hablan se puede explicar fácilmente con números. Cuenta Fernando Trabanco que dieron en 2023 casi 450 kilos de croquetas. Básicamente, media tonelada de bechamel. O se puede resumir de forma muy asturiana. "Vamos, dimos la de mi madre", ríe Trabanco. El negocio, que se encuentra en la carretera del Obispo, tuvo movimiento desde bien pronto. "La gente suele venir sobre la una, pero ya desde las diez de la mañana tuvimos mucho movimiento", resume Trabanco.

Por allí se deja ver pronto la gente. Llegó María Agustina Menéndez, vecina de Ceares. Ella contó que fue por la mañana al pabellón de El Llano a hacer gimnasia. Pese a su edad, se la ve en plena forma, porque mientras espera que le lleven un túper con croquetas se pone a hacer sentadillas para atestiguar lo que dice. "Ya se sabe, hay que estar en buena forma para ir detrás de los nietines", cuenta esta mujer, con una sonrisa de oreja a oreja.

Ella fue con doce décimos no premiados. Los exhibe como si fueran una baraja de cartas. Se los cambian por doce croquetas, la mitad de jamón y la otra mitad de bacalao. "¿Esto? ¿Qué me va a parecer? Es una idea genial", exclama. "Creo que lo haremos más veces. Ya se está convirtiendo en una tradición", resumen Fernando Trabanco y Conrado Álvarez, que, tras cuatro años con su negocio, ya se han ganado un hueco en el corazón de los vecinos del barrio. Y también en su estómago.