LA OPINIÓN DE ZAMORA
Casi invisibles: en busca de nombres de mujer en el callejero de Zamora
Solo el 5% del nomenclátor de la ciudad está dedicado a la memoria de la mujer

Calle de la Reina / M. A. LORENZO
Paula Hernández Alejandro
Solo el 5 por ciento del callejero de Zamora se rotula con nombre de mujer o de colectivos femeninos, si atendemos al listado municipal de 2018, último hecho público. (El Ayuntamiento dio a conocer, en febrero de este año, el "Listado de Vías Urbanas", donde también se incluyen carreteras y caminos, viales y carriles, y no se modifica el dato porcentual). Escueta referencia (una treintena de menciones en una relación de casi 800 denominaciones) a su memoria. Parva cifra, aunque existan circunstancias históricas y sociales que impidieron o demoraron ese reconocimiento público. Cierto que hay otras formas de estimación popular, como las recibidas por la pedagoga Justa Freire (1896-1965), quien sufrió represalias por parte del franquismo oficial, en la avenida de Galicia, con un mural, o la archivera y bibliotecaria Ursicina Martínez (1906- 2004), que da nombre a un jardín público. También son testimonios de evocación.
En lo más alto, peanas
Manda el santoral, pues venimos de una tradición con hondas raíces. Abundan las advocaciones marianas: vírgenes de la Concha, de la Guía y del Yermo, Nuestra Señora del Tránsito o de las Mercedes, del Carmen y Divina Pastora. Y existe una letanía de santas: Águeda, Ana, Cecilia, Colomba, Elena, Eulalia, Inés, Lucía, María, Olaya, Susana. En menor medida se reconoce la labor de religiosas fundadoras de órdenes (virtuosas e innovadoras como la abulense Teresa de Cepeda y Ahumada, Clara de Asís o Bonifacia Rodríguez Castro, tan vinculada a Zamora), con distintos carismas pero con igual intensidad de convicción y desprendimiento.

Placa de la calle Virgen del Yermo / M. A. LORENZO
También se tiene en cuenta a las mujeres entregadas al servicio de los vulnerables. Ahí tienen un sitio señalado sor Dositea Andrés (1863-1918) y sor Ignacia Idoate (1900- 1975). La primera, valenciana, pertenecía a la Congregación de Siervas de María- Ministras de los enfermos. La epidemia de gripe acabó con su vida de dedicación desinteresada a los más necesitados. Una placa, situada en el viejo Consistorio, recuerda su solidaria acción. La segunda, navarra, Hija de la Caridad de San Vicente de Paúl, fue superiora del hospicio de Zamora. Su objetivo: educar y promocionar a los niños acogidos en la institución benéfica. En una acepción más amplia, "las Dueñas", las Dominicas Dueñas, en su monasterio de Santa María la Real, situado en Cabañales. Están asentadas desde 1264, a dos pasos del Duero, orantes y laboriosas. Bendito sabor y olor, que llega limpio a la calle. A rosquillas, aceitadas, amarguillos, pasta de té, mazapán o polvorones. Parece que hay distintas formas de ganarse el cielo.
Convivencia de poder y pueblo
La realeza y sus aledaños aparecen bien representadas. Antiguo poder, que se apoyaba en el religioso. ¿O era al revés? Ahí están las calles Reina y Doña Urraca (dos apelativos: a un paso de la Plaza Mayor y en la zona de La Candelaria), Doña Elvira, Doña Jimena y Reyes Católicos (Isabel y Fernando, su marido). O María de Molina (1264-1321), soberana consorte de Castilla por su unión con Sancho IV y Regente de la Corona a su muerte. En ese grupo cabe incluir las vías Infantas (en referencia a Doña Sancha y Doña Dulce, hijas de Alfonso IX), Damas y Doncellas. El tiempo, en cada momento, deja su huella, que es señal de una realidad.
Nombres propios son, asimismo, la acaudalada (de "familia pudiente", se decía entonces, fue promotora de la construcción de casas para las familias más pobres) y benefactora Candelaria Ruiz del Árbol, que vivió entre los siglos XIX y XX, con una calle larga, como su generosidad, que une las avenidas de Portugal y Cardenal Cisneros, y la pintora Delhy Tejero (1904-1968), sensible como ella sola. Exquisita de vida y obra. Qué mal pago recibió por su mural "El amanecer jurídico de Zamora", hecho para el Salón de plenos del ayuntamiento capitalino en 1948. Calle ¿o glorieta?, pues difieren las fuentes municipales, en las afueras, en los márgenes (¿otra vez?) de la ciudad. Pero bien está la humanización en días, con frecuencia, deshumanizados. O Auxiliadora Vázquez, joven educadora de Mensajeros de la Paz, que fue asesinada en marzo de 2003 por un hombre que se hallaba en el centro de acogida.
Y por qué no Mariquince, palabra compuesta que parece nombrar a ¿María Quince?, mujer del pueblo llano y, sin duda, popular en el vecindario, en La Lana, que comunica con la Costanilla de San Antolín y con la calle Toral. De su pasado solo conserva el sonoro nombre. "Abrazamozas", en Olivares, estrecha como un silbido, de cuarenta metros de larga, entre las callejas de Santiago el Viejo y Gijón, habla bien del cálido amor. El rótulo aparece semioculto por un anuncio de "Se vende" en un extremo. En el otro no existe. Por lo visto, hay gentes que se empeñan, contumaces, en ello. Presente o ausente, habla del buen amor. Sobre todo, a ciertas edades.
Amplia memoria
La capital zamorana figura con 756 calles (se incluyen otras denominaciones viarias, como rúas, plazas, rondas, pasajes, travesías, miradores o paseos) en el citado nomenclátor. Las modificaciones numéricas, de existir, serán escasas. Sus características son variadas: amplias y estrechas, largas y breves, antiguas con abolengo y nuevas sin pedigrí. Con pisos de muchas alturas y abundante vecindario y casas bajas y unifamiliares. El callejero recoge nombres de ríos y aceñas, árboles y flores, ciudades y pueblos, literatos, oficios tradicionales y espacios de ferias y mercados, reyes y nobles, clérigos (desde cardenales a deanes y maestros de capilla), descubridores y evangelizadores, guerreros y marinos, ingenieros e inventores, pedagogos y educadores, pintores y escultores… También políticos de distintas clases (pensamiento y obra). No falta ni Pilatos, el romano que se lavó las manos. Además de Salud y Prosperidad, tan necesarias para el vivir.

Calle de Mariquince, en el barrio de la Lana. / ALBA PRIETO
Las calles y las plazas son espacios de convivencia e identificación, de paso y relación, de encuentro y comunicación, donde se hacen fuertes amistades y se producen fortísimas enemistades. Su fisonomía urbanística, aunque evoluciona en el transcurso del tiempo, también ofrece pistas sobre clases sociales y estatus: allí se asientan estos o aquellos. Y las placas hablan desde el silencio. Sí, algunos nombres surgieron de la espontaneidad del pueblo (sobre todo los referidos a oficios gremiales o a parroquias de antigua y fiel feligresía). La ciudadanía se adelantó a los regidores y sus intereses.
Marginación e invisibilidad
Las sociedades de carácter patriarcal que han prevalecido en el transcurso de la historia pueden "justificar", más o menos, la discriminación de un sector de la población y la preeminencia de otro. Existen causas históricas y sociales. La primera: la limitada visibilidad de la mujer en la vida pública (la casa, lo privado o íntimo, era su recinto, alejada de la formación académica y de la promoción social). Eso determina su exigua presencia en el callejero. La situación se mantenía porque las leyes y la doctrina oficial de la Iglesia no favorecían el ascenso de la mujer. Se le confería un papel secundario, de subordinación (al padre o, ya en el matrimonio, al marido). Un papel inferior y doméstico. Su función, casi hasta ayer, era de transmisión de tradiciones y poco más.
El cómputo global refleja la marginación femenina en el nomenclátor, como sucedió y aún sucede en otros campos. Habría que reparar o corregir los olvidos, aunque sin obsesionarse con los datos estadísticos. ¿A quién no le viene algún nombre a la memoria? Sí, María del Rosario Heras Celemín (fue pionera en la investigación de la energía solar y presidenta de la Real Sociedad Española de Física en el periodo 2009- 2013), Manuela Juárez Iglesias (Premio Castilla y León de Investigación Científica y Técnica), Laura Iglesias Romero (astrofísica y docente), Felipa Nieto Mas (archivera y bibliotecaria, que desarrolló su actividad profesional en el Museo Arqueológico Nacional), Margarita Ferreras (poeta), La marginación, más acusada en las capitales de tradición agraria y de prestación de servicios al medio rural, ha acentuado ese olvido. El nomenclátor es algo más que placas y rótulos. Por sus nombres también se conoce y reconoce mejor a las sociedades y a los pueblos.

Calle de la Reina / M. A. LORENZO
Desde aquel Carral Maior
En otro tiempo los nombres de las vías públicas aparecían, como se ha avanzado, de manera natural. Eran los habitantes de ese espacio urbano quienes nominaban. El uso y la costumbre se imponían. Así, las calles y plazas hacían referencia o mención a algo significativo para el vecindario, ya fuese religioso (parroquias o colaciones), ya se tratase de un elemento físico o geográfico (los topónimos tenían gran importancia). Resultaba frecuente, asimismo, la alusión a los oficios y las actividades sociales o comerciales. Eso daba lugar a una continua transmisión oral. Una de las primeras denominaciones es la de Carral Maior (actualmente, Rúa de los Notarios, vertebrador urbanístico desde la Catedral hasta la Plaza de San Ildefonso. Con el paso del tiempo, los consistorios asumieron y regularon esa función. Se hizo oficial la rotulación.
A veces, por eso, recorrer las calles también es viajar al pasado más propio, con sus luces limpias y sus turbias oscuridades. Casi siempre ofrecen información histórica, algo habrá reconocible, sobre la evolución del urbanismo y la vida local o nacional.
Cambios de nombre
La ciudad mantiene algunos nombres centenarios en su callejero, como Balborraz, Costanilla, Rúa de los Francos, Alfamareros o Zapatería. Inamovibles. Eso es una prueba de buena memoria y querencia. Algunas vías, sin embargo, mudaron sus rótulos en el transcurso del tiempo. Los consistorios renovaron el nomenclátor, frecuentemente, con ocasión de cambios políticos o sociales.
Cambios de color, de ideales, de intereses. Así sucedió en la II República, en el largo periodo franquista y en el inicio de la democracia. (A veces se perdieron denominaciones con evocaciones de regusto popular o histórico). Al escultor levantino Benlliure, con infancia zamorana, lo asentaron en Malcocinado. Se mejoró en gusto. La plaza de las Verduras dio paso a Zorrilla, hombre que no mercadeaba, aunque muchos prefieran llamarla "de los Momos", por el edificio de fachada renacentista. Viriato, sayagués para los sayagueses: el pueblo conoció ese ámbito urbano, empedrado y con sombras de plataneras, como plaza del Hospital (de la Encarnación), que después se dedicó a Cánovas del Castillo, político (fue presidente del Consejo de Ministros en seis momentos) e historiador, quien murió asesinado en 1897.
Hay nombres con regusto popular. Los Herreros sucedió a Alcazaba y Castelar, y los antiguos mesones y fondas dieron paso a los bares. La Costanilla, que nació como Cárcaba, pasó a denominarse Fabriciano Cid, aunque finalmente recuperó su seña inicial: Costanilla. Algo parecido sucedió con la calle del Riego: se reconoció a Calvo Sotelo, asesinado poco antes de la Guerra Civil, pero volvió a su origen.
Unos pierden (desaparecen del mapa) y otros ganan (aparecen en el callejero) después de muertos. San Gil es, hoy, Maestro Haedo, aquel músico y compositor. Pero conoció otras denominaciones: de la Cal y de Antonio Maura. Magistral Erro, que recordaba a un clérigo con aficiones literarias y cofundador de la revista "Zamora Ilustrada" (1881), además de profesor de Oratoria Sagrada en el Seminario Mayor, es actualmente Rúa del Silencio. Federico Cantero, ingeniero e investigador, pionero en la construcción de presas y saltos de agua para la generación de electricidad, sustituyó al ex ministro franquista Alfonso Peña. El general Emilio Mola, fallecido en un accidente en 1937, tenía su recuerdo oficial. Ese espacio, hoy, es el parque del Castillo, con hermosas esculturas de Baltasar Lobo que dan paz.
- La UCO comunica a Peinado que tiene 'muy avanzada' su investigación sobre el rescate de Air Europa que vetó la Audiencia madrileña
- Dejaron la ciudad para emprender en la España vaciada y ahora trabajan en 'coworkings' rurales: 'Sólo se acuerdan de la despoblación cuando llegan las elecciones
- Los bomberos de Madrid, muy preocupados al quedarse el Manzanares a solo un metro de la A-6: 'Hay que estar muy alerta
- El socio de Aldama en la trama de hidrocarburos denuncia a las empresarias que admitieron pagos a Ferraz
- El lujoso balneario a una hora de Madrid perfecto para visitar esta Semana Santa: termas romanas, circuito hidrotermal y hamacas de burbujas
- El Gobierno iniciará la negociación para descongelar el sueldo de los funcionarios el próximo lunes
- ¿Qué es Tuluá, la zona de Colombia donde Ábalos tiene su mansión?
- El Ejército urge a la industria a proporcionarle medios de combate, inhibición y armas láser contra los enjambres de la guerra robótica