SALUD

Retrasar la entrada al instituto mejoraría la calidad del sueño de los adolescentes

Investigadores y expertos coinciden en Murcia en que a los jóvenes les cuesta conectar con sus rutinas y horarios por la falta de sueño, lo que les ha llevado a un ‘jet lag social’ que recuperan los fines de semana

Imágenes del exterior de un instituto español

Imágenes del exterior de un instituto español / ALBA VIGARAY

Ana García

Alargar la hora de meterse a la cama hasta la madrugada y tener que levantarse temprano, cuando suena el despertador, para ir al instituto, es una rutina que está pasando factura al sueño y a la salud de los adolescentes. Así lo creen los expertos reunidos ayer en el primer encuentro organizado por la Cátedra del Sueño de la Universidad de Murcia (UMU) y Gomarco, quienes creen que una solución pasaría por retrasar el horario de entrada a los institutos, como se está haciendo en países como EEUU, Alemania e Israel para recuperar parte de ese sueño perdido.

El acto, celebrado en el Hemiciclo de la Facultad de Letras del Campus de la Merced y que coincide con la celebración hoy viernes del Día Mundial del Sueño, sirvió de escenario para debatir sobre el sueño en el siglo XXI junto a las voces autorizadas de cuatro especialistas en trastornos del sueño como son los doctores Eduard Estivill, Gonzalo Pin, Juan Antonio Madrid y María Ángeles Rol.

Los problemas de sueño, que hasta hace unos años eran habituales en personas de edad avanzada, ahora se suelen dar en cualquier etapa de la vida, aunque los especialistas llaman la atención sobre el caso de los adolescentes.

"Los jóvenes se encuentran en una etapa en la que les cuesta conectar con el horario y las rutinas del día por la falta de sueño, ya que tienen tendencia a acostarse tarde y tienen que levantarse temprano", afirma la doctora Rol, que a su vez es directora de la Cátedra del Sueño de la UMU.

La especialista considera que "una parte del problema es el ritmo que nos impone la sociedad, que nos lleva a que las horas del día no sean suficientes para hacerlo todo y le vayamos recortando horas al sueño de la noche".

Gonzalo Pin, pediatra especialista en trastornos del sueño, explica a La Opinión que el 52,4% de los adolescentes duerme menos de siete horas, cuando deberían estar sobre las nueve horas de sueño diario, a lo que se suma que las dos primeras horas de la mañana son las peores para aprender en clase y "es en esas horas en las que están las clases de las asignaturas más importantes, como matemáticas o lengua", por lo que apunta a un fallo en la organización de los horarios.

Qué hacer para que tu hijo adolescente duerma más

Qué hacer para que tu hijo adolescente duerma más / Agencias

Media hora sería suficiente

 retrasar la hora de entrada a los institutos para que los estudiantes puedan ir más descansados

Sin embargo, la calidad del sueño no sólo depende de las horas que le dedicamos sino también de otros factores, advierte el investigador en cronobiología Juan Antonio Madrid.

El experto apunta a que las cosas que nos ocurren durante el día, como los horarios, la alimentación y otras rutinas, pueden llegar a condicionar el sueño, ya que "a la cama nos llevamos todo lo que hemos hecho durante el día".

A esto se suma también los efectos que tiene la luz. El uso de las pantallas (del móvil, tablet o televisión) durante la noche es algo que está absolutamente extendido, "lo que hace que nos llevemos el sol a la cama cuando nos vamos a dormir, lo que altera nuestro reloj biológico".

Los especialistas advierten de que la falta de sueño "nos ha llevado a un jet lag social que hace que intentemos recuperar los fines de semana las horas que no hemos dormido durante la semana, alterando también los horarios y las rutinas de esos días", afirma María Ángeles Rol.

El especialista Eduard Estivill insiste en que "la principal causa de ese mal dormir es el ritmo de vida que llevamos, que termina marcando nuestro sueño" y afirma que las mujeres suelen presentar más problemas que los hombres, ya que "tienen un peor sueño en etapas para el embarazo, el postparto o la menopausia».

Respecto al sueño en los más pequeños, Estivill hace hincapié en que "todo es cuestión de hábitos y rutinas, ya que el niño tiene que aprender a dormir, igual que aprende que la cuchara sirve para coger la sopa o que el cepillo es para lavarse los dientes, y ahí tiene un peso fundamental la regularidad de los padres".