CASTILLA LA MANCHA

"Nos han dejado de la mano de Dios": miedo nuclear en el pueblo que alberga los residuos de la central de Zorita

El desmantelamiento de la central, cerrada en 2006, está a punto de terminar, y el Gobierno ha cambiado el plan de vigilancia de la instalación

El municipio ha acudido al Supremo porque cree que se pone en riesgo la seguridad con el nuevo planteamiento mientras desde Miteco y Enresa dicen que está totalmente garantizada

Vista de los depósitos donde se guardan los residuos nucleares de la central de Zorita.

Vista de los depósitos donde se guardan los residuos nucleares de la central de Zorita. / EPE

Roberto Bécares

Roberto Bécares

En la barra del bar-hotel Los Arcos, cuya entrada da a la CM-200, la carretera principal que bordea Almonacid de Zorita (Guadalajara), hay apenas ocho paisanos echando el café o una cerveza al mediodía. Casi todos son jubilados. “Mira”, explica Álvaro Jimeno, el dueño, “esto en otra época estaría a rebosar. Cuando la central estaba en funcionamiento éramos 20 trabajando, pero la cerraron y nos jodieron. Ahora somos dos. El pueblo murió y también toda la comarca. Es un pueblo fantasma”. La central a la que se refiere es la de José Cabrera, la primera central nuclear de España, ubicada al píe del río Tajo, en el término municipal de este pueblo imbricado en medio de una abrupta orografía a apenas 100 kilómetros de Madrid. 

Era el 30 de abril de 2006 cuando el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ordenó el cese definitivo de actividad de la planta, cuya producción energética no era muy significativa, ya que apenas superó los 36.500 gigavatios hora (Gwh) en sus 38 años de vida. En el pueblo recuerdan aquel día de primavera del 2006 como el más aciago en la historia de la localidad, que siempre asumió la central como una parte fundamental del pueblo. 

“Nos hemos criado en esa cultura. Era parte del paisaje. El cierre se notó mucho. Por lo menos 500 vecinos trabajábamos allí”, comenta José, detrás de un ultramarinos donde uno puede comprar desde tabaco a colonias o alimentos. Él, junto a su mujer, fue de los que se tuvo que buscar la vida tras acabar su contrato en la central, donde trabajaba en Protección Civil. “Aquí o te reinventas o te piras”, dice con sequedad, torciendo el gesto cuando se le pregunta cómo va el negocio: "Cada vez hay menos gente en el pueblo y eso se nota en el consumo".   

Mucha gente joven comenzó a emigrar a Guadalajara o Madrid, dejando el pueblo como un páramo. De 799 habitantes censados en 2006 el pueblo ha pasado a 659, casi la mitad de ellos en la residencia de ancianos, que es de lo poco que da empleo ahora en el municipio. “Fíjate”, comenta Escolástica, mientras saca la compra del coche, “que el otro día se murió una conocida nuestra y no nos hemos enterado hasta hace nada... es que ya queda poca gente aquí”. “Cuando se hacía la recarga [de combustible en la central] esto se llenaba de gente. Se generaba mucho trabajo. Lo de la nuclear no era malo como decían”, tercia su marido. 

Desde el decreto de su cierre, comenzaron las labores de desmantelamiento, que se han alargado más de lo previsto. Decenas de operarios se afanan hoy en el recinto de José Cabrera, divisable desde la carretera, con las últimas labores de desmontaje, después de que ya se finalizaran las demoliciones de los grandes edificios de la instalación. 

En la actualidad, la empresa pública encargada del desmantelamiento de la planta (Enresa) aplica lo que llaman el Plan de Restauración del emplazamiento de la central, cuyo objetivo es “realizar la vigilancia radiológica final del emplazamiento” para poder “liberarlo”. Según explica una portavoz de Enresa, una vez terminada la ejecución de este Plan, se elaborará un informe final, que debe ser aprobado por el Consejo de Seguridad Nuclear, para obtener la declaración de clausura de la instalación y proceder a la devolución de la titularidad de los terrenos a la empresa propietaria. 

Aun así, continuarán en el emplazamiento los residuos radioactivos que se han ido almacenando a lo largo de los años: combustible gastado y residuos procedentes de los componentes internos del reactor. Si uno se acerca a las inmediaciones de las instalaciones, verá con claridad los 12 contenedores cilíndricos del almacén temporal individualizado (ATI) levantados sobre una gran losa que los protege de posibles terremotos. Este material, que seguirán siendo potencialmente peligrosos durante milenios, seguirá allí por ahora, después de que el Gobierno desechara la idea de que hubiera un cementerio nuclear único tras la oposición de las comunidades.   

Una vecina de Almonacid pasea por una de las calles del municipio.

Una vecina de Almonacid pasea por una de las calles del municipio. / EPE

La culminación del desmantelamiento de la central ha levantado ampollas de nuevo en el Consistorio, donde consideran que han sufrido un doble abandono, ya que el pasado 31 de octubre el Consejo de Ministros aprobó “desafectar” las instalaciones de la antigua central nuclear después de que, según explican fuentes del Ministerio de Transición Ecológica, las “autoridades competentes hubieran declarado la seguridad del emplazamiento”.

De esta forma en vez de aplicarse el Plan de Emergencia Nuclear Exterior de las centrales nucleares de José Cabrera y Trillo (PENGUA) se ha puesto en en marcha el Plan Radiológico de Castilla-La Mancha (RADIOCAM) que, según el Consistorio, es insuficiente. 

Por ello, Almonacid acudió al Tribunal Supremo el pasado 19 de enero para pedir la revocación del Acuerdo del Consejo de Ministros a través de un recurso contencioso-administrativo en el que solicitaba medidas cautelarísimas para paralizar el cambio de plan. Lo hacía por la “especial urgencia”, ya que en un mes se iba a poner en marcha el nuevo dispositivo, que consideraban que “ponía en grave riesgo la seguridad de toda la zona”. 

“Con la suscripción de dicha acta se producirá el traspaso competencial del Estado a favor de la Comunidad Autónoma de las medidas de seguridad vinculadas a un potencial riesgo radiológico, sin que la protección contemplada en el Plan Especial Radiológico de Castilla-la Mancha sea la adecuada”, afirmaba el recurso, que añadía que el acuerdo del Consejo de Ministros “se aprobó sin dar audiencia” al municipio de Almonacid de Zorita ni a ningún otro de los municipios afectados.

“Tenemos la sensación de que nos dejan de la mano de Dios, porque entendemos que los residuos [nucleares] siguen estando ahí. Queríamos exponer que tenemos que tener un plan de seguridad adecuado. Cada vez nos van dejando sin menos recursos”, razona a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA la alcaldesa, Beatriz Sánchez, que confirma que el desmantelamiento de la central fue un “mazazo muy gordo”. “Estamos luchando por mantener los servicios, la escuela infantil, el centro médico, pero cada vez tenemos menos recursos, se tenía que haber tenido en cuenta lo que iba a pasar en el pueblo”, aprecia la alcaldesa. 

Dos personas pasan frente al Ayuntamiento de Almonacid de Zorita.

Dos personas pasan frente al Ayuntamiento de Almonacid de Zorita. / EPE

El Supremo tumbó el recurso un día después de presentarse ya que la permuta del plan no “presenta el carácter urgente” debido para tomar una medida inaudita parte, es decir, revocar la decisión sin escuchar a la parte contraria, es decir, al propio Gobierno. 

Desde el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, entretanto, recuerdan que el plan aplicado cumple con todas las exigencias, ya que ha sido informado favorablemente por la Comisión Regional de Protección Civil y Emergencias de Castilla-La Mancha en su reunión de 3 de diciembre de 2019 y cuenta también con el informe favorable del Pleno del Consejo de Seguridad Nuclear, en su reunión del pasado 24 de noviembre de 2021. “También tiene el informe favorable de la Comisión Permanente del Consejo Nacional de Protección Civil, según consta en certificado expedido al efecto por el secretario de la misma, de 12 de septiembre de 2022”, precisan desde el Ministerio. 

El cambio de plan no afecta a la seguridad del emplazamiento. En la actualidad el emplazamiento de la antigua central nuclear José Cabrera es totalmente seguro”, subraya por su parte una portavoz de Enresa, que aprecia que los residuos están almacenados “en condiciones de seguridad y supervisados por el Consejo de Seguridad Nuclear, hasta su gestión definitiva”. Según Enresa, el cambio del plan reside fundamentalmente en que, en el caso de producirse una emergencia con implicaciones radiológicas, Enresa ha de notificárselo también al Servicio de Emergencias 112 de Castilla-La Mancha (además de a los ya establecidos), quien actuará de acuerdo con lo establecido en el RADIOCAM.