Entrevista

Luis González Reyes, investigador ecosocial: “El éxodo hacia el medio rural es la salida a la crisis de recursos energéticos”

“Los problemas de abastecimiento irán creciendo y el modelo de desarrollo centrado en las urbes se revertirá, esto es así”

Luis González Reyes, ponente del Ciclo de Ciencia de Ecologistas en Acción de Zamora.

Luis González Reyes, ponente del Ciclo de Ciencia de Ecologistas en Acción de Zamora. / Cedida

Susana Arizaga

El éxodo hacia el medio rural es la única salida al modelo de desarrollo urbano, de concentración de población en las grandes ciudades, una alternativa a este tipo de sociedad que se irá imponiendo a medida que los combustibles, los recursos fósiles vayan creando problemas de abastecimiento en las urbes, sostiene convencido el investigador ecosocial y doctor en Ciencias Químicas Luis González Reyes. En el Ciclo de Ciencia “Tiempo de crisis y colapsos”, organizado por Ecologistas en Acción de Zamora, coloca la clave del cambio de sistema no solo en las políticas institucionales, sino en los movimientos sociales.

–¿Realmente el modelo de desarrollo urbano está ya agotado?

–El grado de urbanización actual propicia una entrada de materia y energía diaria en forma de camiones que nos traen alimentos y de grandes redes de distribución eléctrica que propician sumideros de energía en lugares como Zamora y es insostenible. Este proceso de urbanización se tendrá que ir revirtiendo por las malas si no es por las buenas a medida que se produzcan problemas de abastecimiento en nuestro modelo de desarrollo urbano, que chupa recursos de espacios rurales porque están disponibles los combustibles. Por ello, hay que favorecer el éxodo de las grandes ciudades hacia el medio rural.

–Del cambio climático del que oímos hablar desde principios del siglo XX hemos pasado a la emergencia climática. ¿Los gobiernos podrán poner coto a este sistema económico insaciable?

–Se pueden introducir cambios en el sistema económico para evitar la degradación medioambiental de actividades con políticas encaminadas a fomentar la sostenibilidad. Apostar por las energías renovables y prescindir de los combustibles fósiles; que el transporte público se impulse frente al privado; y que el reciclaje sea una opción frente al vertedero y la incineradora. Es preciso realizar transformaciones para ir en ese camino y estimar el balance neto de ese tipo de políticas frente a otras más agresivas. No debemos engañarnos, esto es así.

–Parece un planteamiento utópico dentro del neoliberalismo actual.

–El capitalismo no ha procesado aún esta necesidad de cambio de sistema, hay que romper el marco de competitividad en el que se mueve la economía. Pero no hay una mano negra responsable de eso, sino la búsqueda constante del beneficio. La sobrexplotación del negocio y de las personas debe cambiar hay que poner coto a esta actuación voraz del sistema. Eso requiere políticas que limiten jornadas laborales; movimientos sindicales fuertes para lograr ese objetivo; movimientos ecologistas. Si el colectivo las lleva a cabo, es un correlato que puede servir: cuando tú me planteas una rebaja fuerte de ingresos, puedo tener capacidad de irme porque he cubierto una parte de mis necesidades.

"El capitalismo no ha procesado aún esta necesidad de cambio de sistema económico, hay que romper el marco de competitividad en el que se mueve la economía para lograr la redistribución del trabajo, de la riqueza, y la deslocalización de la economía"

–Si las políticas proambientales que defiende Ecologistas en Acción ahondan en la precariedad laboral, ¿cómo atajar ese efecto?

–La idea es que ese impacto negativo en el empleo se compense con el adelanto de edad de la edad jubilación y con la reducción de jornadas labores, un reparto del trabajo. Si no ponemos en marcha estas políticas proambientales nuestra economía ya no va a poder continuar, ese sistema se ha mantenido en el siglo XX principios XXI, pero ya no es viable. Ya ocurrió en la historia del capitalismo cuando las jornadas de 40 horas se redujeron a través de procesos de lucha social complicados y complejos. Esta medida nunca será la lógica para el empresario, su rol como gerente de la empresa es el que tiene, habrá que obligarle, esas nuevas lógicas económicas deben venir de fuera.

–El planteamiento del Gobierno español está siendo justo el contrario en cuanto a las jubilaciones, por el coste.

–Es verdad que hay un sobrecoste que requiere que los gobiernos estén dispuestos a asumir, pero, realmente, este tipo de transiciones no son una opción, sino que van a suceder sí o sí, por tanto, lo mejor es que sea por las buenas: con el mayor grado de justicia y con la generación de las menores desigualdades sociales.

"Reducir la jornada laboral y anticipar la edad de jubilación es imprescindible para frenar los efectos de las políticas proambientales que tendrán que aplicare sí o sí"

–Uno de los motores de cambio de esa época fueron los sindicatos, que parecen haber perdido aquel empuje entre los trabajadores.

–Es verdad que todo lo que tiene que ver con el mundo sindical no está en sus mejores horas, pero también hay cosas novedosas, en el País Vasco ELA y LAB hace tiempo que se han tomado en serio la transición ecológica y su efecto dentro de la economía vasca, existe un estudio pormenorizado que habla del decrecimiento de sectores, y en alguno de estos más concretos que articulan su economía.

–¿Y las herramientas en España para que se produzca ese cambio?, porque la precariedad laboral es un hecho patente.

–Ese aumento de la precariedad laboral no es un proceso inexorable, existe una capacidad de dar la vuelta. La historia nos dice que sí se puede hacer, durante el siglo XX, al inicio, se logró la legislación para la reducción de jornada, hubo una presión social para conseguirlo.

–Habla del movimiento social, que parece estar neutralizado, al menos en territorios como Zamora o Castilla y León.

–No es sencillo, pero está dentro de lo factible y dentro del marco político del Parlamento español hay una línea de trabajo en ese sentido. En la actualidad, hay países, como Francia, en los que se ha llegado a la reducción de la jornada laboral a 35 horas semanales para propiciar el reparto del trabajo.

–La patronal española ni siquiera está por la labor de incrementar el salario en porcentajes equiparables a la inflación acumulada en este 2022, que se sitúa en el 5,5%. La propuesta parece totalmente irrealizable.

–Habrá quienes tienen privilegios, la mayor parte del empresariado, con los que se confrontará para llegar a modelos que propicien el reparto, caminar hacia la justicia social. Las reglas del juego serán diferentes para que la vida de la mayoría de las personas esté por delante del beneficio económico. El sistema capitalista está asentado sobre la competitividad, los empresarios se niegan a aumentar sueldos para ser competitivos frente a otros, su planteamiento es “o ajusto el salario o tendré problemas para permanecer en el sistema”. Invertir ese sistema de hipercompetitividad requiere un cambio estructural, establecer unas normas a las que se ajusten las empresas.

–Teniendo en cuanta que el poder político parece muy condicionado por el económico, esas políticas que defiende Ecologistas en Acción parecen poco factibles.

–Nos encontramos con partidos que abogan por esa reducción de jornada laboral, como Más País; IU apoya el decrecimiento de la actividad económica como un elemento no menor de la agenda política y Alberto Garzón, el ministro de Consumo, ha hecho discursos en ese sentido, en la necesidad de volver a la deslocalización de la economía y de reducir la globalización. También la socialista Cristina Narvona coincide en esos elementos articuladores del decrecimiento, se empieza a discutir. No deja de ser secundario en los partidos, minoritario en el Parlamento, pero la tendencia es creciente, se ve.

"Las reglas del juego serán diferentes para que la vida de la mayoría de las personas esté por delante del beneficio económico, para caminar hacia la justicia social. La precariedad laboral no es inexorable"

–¿Por dónde pasa el requilorio entre medio ambiente y economía, para erradicar la crisis climática y económica que actualmente van de la mano?

–Por el reparto de las jornadas laborales, es decir, aplicar las políticas redistributivas; por apostar por procesos de decrecimiento en la actividad económica en cuanto a materia y energía consumidas: Naciones Unidas plantea esto, sobre todo, en las zonas que más han crecido. Otra medida es la localización de la economía, que implica un trasiego global de bienes, reducir el transporte y eliminar gases efecto invernadero, por tanto, la diversificación de la economía y tejido empresarial. Permitir el libre comercio, la salida de España del Tratado de la Carta de Energía y favorecer economías más locales.

–El modelo de vida actual está acabando con los recursos medioambientales, será de difícil reconducir la situación y, a veces, parece imposible, choca con los intereses de los poderosos.

–Una de las consecuencias de la crisis es que el actual modelo económico es insostenible, tenemos una pandemia como demostración, además de la pérdida de biodiversidad, fenómenos que cortocircuitan la economía, y una escasez de combustibles fósiles que irá a más. El aumento del Producto Interior Bruto (PIB) está en correlación lineal con el aumento del consumo de energía, sobre todo, de la fósil por su repercusión en todos los ámbitos de la vida, estamos en una economía fósil, y los síntomas de agotamiento se vienen dando desde 2018, esos recursos están en caída a nivel mundial. Esta situación marca esos límites ambientales que repercuten en la economía.

–¿Cómo cree que se diseñará ese nueve escenario económico y social?

–Diría que el marco de juego está muy abierto, hay toda una serie de medidas que ocurrirán sí o sí en las próximas décadas. Ya hay indicadores en ese sentido porque afrontar la emergencia climática llevará esos procesos de deslocalización de que hablaba y esa redistribución. Que se lleven a cabo con justicia es un factor clave como en cualquier proceso de transformación social, no está escrito. Es esencial que seamos capaces de que las personas crean que es un beneficio para el conjunto, no solo para las clases menos pudientes. Veremos como deviene todo esto.

–¿Implantar la economía circular, reorganizar el sistema sin dar la espalda a los recursos limitados de este planeta, será posible?

–Se trata de la integración de la economía dentro de los ecosistemas, eso es la economía circular. En la actualidad, solo el 8% de los residuos se reintegran en el sistema económico, estamos lejos de la circularidad. Incluso, si aumentáramos la reutilización de esos residuos en un 500%, estaríamos lejos de esa economía circular.

–Una sociedad altamente consumista, en la cultura del despilfarro, ¿qué referentes puede tener para dar ese giro?

–Nos podemos fijar en cómo funciona la naturaleza: recicla el 99,8% del carbono el nitrógeno; y el fósforo o el azufre que están en la tierra no lo reconvierte, no del todo, pero casi. Se plantea como última propuesta ante la realidad actual, lo más sensato es que nuestra economía se adapte a lo que hace la naturaleza para que sea circular. ¿Y cuál es esa economía? La agraria desde la perspectiva agroecológica porque no requiere de elementos fósiles, es menos industrial. Necesitamos políticas públicas de reruralización social, que no se cree más suelo urbano en las ciudades, necesitamos políticas que reviertan suelo urbano en no urbanizable.

–La economía circular sería una oportunidad para Zamora, para la España Vaciada?

–Sí, la España Vaciada debe ser receptora de políticas de estímulo, poner el foco en ella, para trabajar y hacerlo no de cualquier manera, con una mina a cielo abierto, por ejemplo, sino con un proceso de agricultura que fije la población y mantenga un medio rural vivo, ahora tremendamente envejecido.

"La economía circular beneficia a la España Vaciada, a Zamora, necesitamos políticas públicas de reruralización social, que no se cree más suelo urbano en las ciudades; crear buenos servicios públicos en el ámbito rural"

–Sin embargo, el crecimiento económico continúa focalizado en las grandes urbes, mientras el medio rural agoniza, con falta de servicios públicos que fijen población. ¿Se puede revertir la despoblación?

–Un servicio público en ámbito rural cuesta más porque hay menos población, pero en las grandes ciudades cuesta aún más. Socialmente hay que plantearse dar espacios de vida de calidad, atractivos, al ciudadano y, desde ahí, planificar una inversión pública, plantear dónde hacer grandes políticas de inversión para generar políticas económicas sostenibles. La despoblación se puede revertir si se toma ese camino, se pueden hacer espacios rurales más atractivos. No hay que olvidar que las ciudades han crecido estimuladas por políticas públicas.

–¿Esas políticos públicas en qué dirección deben ir para reconstruir ese atractivo rural?

–Se precisa un abanico grande de políticas que permitan el éxodo de la ciudad hacia lo rural, crear buenos servicios públicos; frente a más suelo urbanizable, la adecuación de viviendas, condiciones que las hagan más apetecibles. Y movimientos sociales que pongan en valor ese atractivo rural.

–Pero la realidad es que pocos quieren volver a residir en esta España Vaciada una vez migran.

–Hay que hacer un trabajo cultural, preguntar a las personas si deseamos vivir en espacios rurales o urbanos, muchos de los que vivimos en la ciudad vemos que el estrés que soportamos es muy alto, el ritmo de vida también; que hay una falta de conexión con la naturaleza que repercute en nuestra salud, que genera desórdenes mentales, enfermedades por mala calidad del aire… Debe haber un proceso en el que pongamos en valor el mundo rural, sus elementos positivos frente al urbano.