INMIGRACIÓN

Los migrantes aplastados en la verja de Melilla murieron en "zona de nadie controlada por Marruecos"

Los gendarmes actúan desde los años 90 en la antigua franja fronteriza, en la que no entran fuerzas españolas, según fuentes policiales

Momentos trágicos en la valla de Melilla el 24 de junio de 2022.

Momentos trágicos en la valla de Melilla el 24 de junio de 2022.

Juan José Fernández

De un lado, la versión de 74 oenegés a un lado y otro de la valla de Melilla; de otro, lo que sostienen los gobiernos marroquí y español. Campo de batalla: un documental de la BBC. Marco temporal: después de que la ONU haya reclamado a Madrid y Rabat una investigación "completa" y de que el Defensor del Pueblo haya criticado lo sucedido en esa frontera. Escenario: una cuesta abajo hacia un estrecho pasillo y un torno de hierro en zona de nadie.

El pulso sobre el relato de lo sucedido en la trágica jornada del 24 de junio, con al menos 23 migrantes muertos por asfixia y aplastamiento, ha adquirido tal intensidad que Interior ha tenido que salir a desmentir en la mañana de este miércoles las afirmaciones más duras de la televisión británica.

Según el documental 'Muerte en la frontera', realizado por la sección Africa Eye de la BBC, sobre el ministerio español del Interior pesa la sospecha de ocultar parte de todas las pruebas videográficas disponibles de lo sucedido y de practicar devoluciones no legales de migrantes que habían conseguido saltar la verja.

Pero la acusación más grave contenida en el reportaje sitúa a los guardias permitiendo que cuerpos de subsaharianos heridos o muertos fueran arrastrados por gendarmes marroquís desde "un área controlada por España" hacia territorio de Marruecos.

Ante la efervescencia política que este miércoles ha adquirido el asunto, Interior ha emitido un comunicado con un desmentido frontal. En el centro de la disputa hay un acuerdo tácito, no expreso, de España y Marruecos sobre el control de la antigua zona de nadie de la frontera; hoy esa zona de nadie no existe, y en ella actúa la gendarmería.

Desde los años 90

Julio de 1992. La Expo de Sevilla está en plena ebullición y falta solo una semana para que se encienda el pebetero de los Juegos Olímpicos de Barcelona, cuando la Comisión Española de Ayuda al Refugiado hace una denuncia pública sobre el precario estado de salud en el que se encuentran 60 migrantes subsaharianos bloqueados en una franja de terreno que separa el puesto de control español y la caseta fronteriza marroquí en el paso de Beni Enzar.

Cinco días antes, el 12 de julio, los africanos habían sido expulsados por España tras una entrada ilegal en Melilla, y depositados en la zona de nadie. Marruecos no se hacía cargo de ellos. Los migrantes, al sol, dependían de la bebida y el alimento que les llevaban voluntarios de diversas oenegés.

Fue a partir de aquel incidente, y de otro bloqueo posterior de otro grupo de expulsados, que la zona de nadie desapareció. Se hizo efectivo cuando los gendarmes entraron para llevárselos. "Desde entonces nosotros nunca actuamos en zona de nadie y los gendarmes sí, siempre -explica una veterana fuente de la Guardia Civil con trabajo operativo en la frontera-. Por eso ya no existe zona de nadie, que tenía que ser una franja de 500 metros; ahora la situación es: España es de la valla para acá y territorio marroquí es de la valla para allá".

Eso es a efectos prácticos, sin ningún tratado por medio. En la frontera de Beni Enzar, la principal de Melilla, en el antiguo espacio de la zona de nadie hoy hay casas habitadas. Hasta tal punto es zona bajo control marroquí -explican a EL PERIÓDICO, del grupo Prensa Ibérica, guardias civiles destinados en Melilla- que sus vecinos están censados en Marruecos, guardados por los gendarmes y con impuestos de las autoridades de la ciudad de Nador.

No obstante, la masacre no ocurrió en Beni Enzar, sino en un paso cerrado y con aún menos separación: el del barrio chino de Nador. Allí, la franja entre el edificio de construcción española y el antiguo que levantó Marruecos no existe. Solo hay el puesto fronterizo cerrado y en cuesta abajo hacia territorio español, la valla y una garita marroquí prácticamente pegada. El punto donde se produjeron las muertes por aplastamiento de los migrantes "es zona de nadie controlada por Marruecos, y en la que solo actúan ellos", concluye esta fuente y corroboran otras consultadas entre las fuerzas de seguridad de la zona.

Pero para las oenegés consultadas por la BBC, parte de las muertes de migrantes subsaharianos se produjeron en territorio sobre el que España no ha renunciado a su control. Y en este detalle está el centro de la polémica.

Desmentido de Interior

El ministerio del Interior ha expresado su "más firme respaldo a la actuación de la Guardia Civil". Interior ha insistido en que la labor desplegada aquella madrugada por los agentes del instituto armado "fue proporcional, ajustada a la legalidad y firme ante un intento de asalto violento a nuestra integridad territorial".

El titular de Interior, Fernando Grande-Marlaska, fue entrevistado también para el documental. Este miércoles su departamento ha condenado el trabajo periodístico: "Es cuando menos decepcionante y sorprendente -dice su comunicado- que se hagan acusaciones de gran gravedad sin el sustento de ninguna prueba". Interior recuerda que "absolutamente nadie, ni la Guardia Civil, ni la Gendarmería, ni la Fiscalía General del Estado, ni el Defensor del Pueblo ni las autoridades marroquís sostienen que las muertes tuvieron lugar en territorio nacional".

Los periodistas de la BBC estuvieron trabajando en Melilla durante los meses de agosto y septiembre pasados. "Confunden devoluciones en caliente, que no es ninguna figura legal existente, con el rechazo en frontera, que sí está previsto legalmente -explica un mando de las Fuerzas de Seguridad del Estado en la ciudad-. En 20 años que llevo aquí nunca he visto que un herido, y mucho menos un muerto, en territorio español se lleve a Marruecos".

No es lo mismo que han sostenido entidades como la Fundación Prodein o la Asociación Caminando Fronteras, dos de las más críticas con las actuaciones policiales española y, sobre todo, marroquí.