CONVENIO DE ALBUFEIRA

España abre la puerta a incumplir el trasvase de agua a Portugal por la sequía

El Gobierno admite a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA que en algunas zonas será "complicado" cumplir totalmente el Convenio de Albufeira, pero que se "intentará hasta el último momento".

El Ministerio de Transición Ecológica mantiene el desembalse habitual en Riaño y Porma, donde los regantes se han movilizado, pero aumenta considerablemente en Zamora y Salamanca.

"Que no toquen el agua que llevamos ahorrando todo el año", aseguran los agricultores de la cuenca del Duero.

Vista de Riaño desde el mirado de Valcayo.

Vista de Riaño desde el mirado de Valcayo. / ALBA VIGARAY

A falta de ocho días para que termine el año hídrico, el Gobierno reconoce que no sabe si podrá cumplir con lo pactado en el Convenio de Albufeira, el tratado internacional que regula la cantidad de agua que tiene que trasvasar España a Portugal por las cinco cuencas hidrográficas que comparten ambos países -las de los ríos Miño, Limia, Duero, Tajo y Guadiana-. "Es muy complicado, pero lo intentaremos hasta la última media hora", reconocen a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA fuentes del Ejecutivo. Los datos de cuántos hectómetros le quedan por aportar a España o de dónde van a salir no son públicos, no son accesibles para los regantes y tampoco son compartidos por el Ministerio de Transición Ecológica.

Al verano más seco de la historia desde que se tienen registros —es decir, desde 1965—, se ha sumado esta semana la oposición frontal al trasvase de los regantes de León, que ven cómo la sequía no solo ha afectado a su temporada de riego actual sino que ya ha condicionado la del año que viene.

El lunes, más de 3.000 personas acompañadas de 300 tractores se manifestaron en las calles de León para protestar por el desembalse de agua hacia Portugal y para pedir que no se utilizase la "poca agua" que habían ahorrado tras el verano "para que los portugueses produzcan electricidad". “Queremos que se revise el Convenio de Albufeira y lo adapten a la situación actual, porque si no el año que viene nos vamos a ver igual”, aseguraban los regantes en declaraciones a este periódico.

El diálogo entre España y Portugal en este sentido es constante, y, según explican desde el Gobierno, hay precedentes de cuencas que otros años no han cumplido con lo pactado en el convenio y que se han llegado a acuerdos, pues el objetivo es hacer un uso compartido razonable del agua de los ríos que comparten ambos países.

Aun así, estos últimos ocho días se intentará sacar el agua "de donde se pueda" con tal de intentar llegar "hasta donde se pueda" de lo pactado. "Estamos buscando todas las vías razonables para intentar que sea de una forma equilibrada y que el peso no recaiga en una sola de las partes implicadas", apuntan las mismas fuentes.

Según los regantes leoneses, ante la amenaza de que los agricultores pudieran concentrarse en las calles o incluso intentar cerrar por su propia mano las compuertas de los embalses, el Gobierno decidió reducir a poco más del caudal ecológico —es decir, al mínimo— el agua que tenían que ceder las presas que se utilizan en la zona para el riego, la de Porma y la de Riaño. Una versión que desmienten desde el Gobierno central, donde apuntan a que "se está haciendo lo que se puede para cumplir con lo pactado", pero que en ningún momento ha sido por esas amenazas.

En cualquier caso, los datos ofrecidos en el Boletín Hidrológico semanal publicado por el Ministerio de Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco) apuntan a que el caudal de agua que está saliendo de las presas utilizadas por los regantes no está siendo mayor de lo habitual. Es decir, que si España se está apresurando para cumplir con lo pactado en el convenio, esa agua no está saliendo de sus pantanos.

"Que no nos la quiten a nosotros, que se la quiten a las eléctricas que tienen varias presas en la zona solamente para generar energía", pedía Ángel González, portavoz de la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (Fenacore).

148 hectómetros de los embalses de Almendra y Ricobayo

Coincidencia, o no, los datos del propio Miteco apuntan a que dos presas que cumplen esa condición llevan desde la semana pasada perdiendo mucha más agua de lo habitual.

El embalse de Almendra, entre Zamora y Salamanca, y el de Ricobayo, también en Zamora, almacenaron en la primera semana de septiembre 10 y 4 hectómetros respectivamente, mientras que en la segunda el primero perdió 17 hectómetros y el segundo 39. Una pérdida de agua embalsada que la semana pasada, tras las primeras protestas y justo antes de la manifestación, se incrementó hasta los 72 hectómetros perdidos en Almendra y 76 en Ricobayo en solo siete días. En ninguno de los otros 32 embalses de la cuenca del Duero se produjo una pérdida mayor de 7 hectómetros.

Sin embargo, estos dos embalses cumplen también otra función: el abastecimiento humano. Almendra, por ejemplo, que no se utiliza para riego pero sí para generar electricidad, también sirve para abastecer a la zona del Sayago, donde viven alrededor de 12.000 personas.

Desde el Ministerio de Transición Ecológica y el Reto Demográfico confirman a este periódico que se están llevando a cabo "obras de emergencia para garantizar que la aportación de caudales del embalse de Almendra no afecte a las poblaciones de la mancomunidad de Sayago". Unas obras que se traducen en que la boca por la que se obtiene el agua para el abastecimiento ha tenido que ser colocada más abajo en el muro de la presa para que, si baja mucho el nivel del pantano, pueda seguir dando suministro. La prioridad, mantienen desde el Gobierno, es que la posibilidad de que se vea comprometido el abastecimiento humano no esté ni remotamente cerca.

"Se están movilizando los recursos pero siempre con esa línea roja de que no peligren los abastecimientos humanos y, si en algún momento ha habido algún tipo de riesgo, se han llevado a cabo obras de emergencia para garantizar que no hubiera ningún problema", indican en el Ministerio que dirige Teresa Ribera.

"Desconfiamos mucho del Gobierno, por eso no podemos dejarlo en la solución que nos han dado para este año, porque si no en la próxima sequía que tengamos van a volver a actuar igual y nos vamos a ver en las mismas. Lo que tienen que hacer es sentarse ambos países y adaptar ese convenio de 1998 al riego y la climatología de 2022", explica a este periódico Ángel González, portavoz de la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (Fenacore), que asegura desconocer cuánto tiene que aportar cada cuenca y cuánta agua falta por poner rumbo a Portugal.

"La Confederación Hidrológica del Duero nos había dicho que iban a coger unos 24 millones de metros cúbicos, pero no nos lo creíamos, la verdad. Se sabe cuándo abren las compuertas pero no cuándo las cierran, hacen lo que les da la gana. No son claros con los agricultores, porque por ejemplo en Santa Teresa, que también es un afluente del Duero, les sacaron 54 hectómetros. La presidenta de la confederación dice que solo cumple órdenes del ministerio, pero no se puede confiar mucho en ellos", añade.

Un día menos "para la próxima sequía"

En la manifestación del lunes convocada por las comunidades regantes de Los Payuelos, la Margen Izquierda del Porma y el Páramo Bajo, la principal destinataria de las quejas fue Teresa Ribera, vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, a la que algunos incluso llegaron a pedir su dimisión.

Por el momento, el subdelegado del Gobierno en León, Faustino Sánchez, ya se ha comprometido con ellos a intentar solucionar la situación y abrir el diálogo con el gobierno central a través de una reunión todavía sin concretar con el secretario de Estado de Medioambiente, Hugo Morán.

"Queda un día menos para la próxima sequía, aquí sabemos que tenemos que ahorrar agua siempre que podamos porque estamos en manos de la climatología", explica a este periódico el presidente de la Asociación de Comunidades de Regantes de la Cuenca del Duero (FerDuero).

Desde el Miteco explican que cualquier decisión de reducir el caudal no se toma de forma "discrecional ni atendiendo a consideraciones caprichosas" sino que se tiene en cuenta el cumplimiento del régimen de caudales estipulado en el Convenio de Albufeira para aplicar la excepcionalidad. En cualquier caso, aseguran, "no es legal retener agua por conveniencia propia para usos económicos", por lo que, a menos que se renegocie el convenio el año que viene, España deberá seguir cumpliendo con las mismas obligaciones.

Un año hídrico que, además, no empezará de la mejor manera posible. A pesar de las lluvias de la última semana tras el verano más seco desde que existen registros, es decir, desde 1965, la Aemet ya ha asegurado que hay muchas probabilidades de que las temperaturas se mantengan altas durante el otoño y que, además, en las zonas centro y oeste "hay entre un 40% y un 60% de probabilidades de que haya menos lluvias de lo habitual".