Están al límite

El momento más duro de la ganadería canaria

Los productores temen que el sector desaparezca incluso antes de finalizar este mismo año v Queseros y supermercados solo pagan cuatro céntimos más por la leche

El CSIC desarrolla un proyecto para reducir las emisiones de la ganadería

El CSIC desarrolla un proyecto para reducir las emisiones de la ganadería / Pixabay

Andrea Saavedra

Los ganaderos de las Islas viven desde hace meses sumidos en una eterna pesadilla. La crisis provocada por el encarecimiento de los piensos, los transportes y la electricidad como consecuencia de la guerra en Ucrania no parece tener fin y podría acabar con el sector antes de finalizar el año. Los productores están al límite, las granjas no solo no dan beneficios, sino que para mantenerlas los productores se están hundiendo. Las ayudas de las instituciones tapan deudas, pero no acaban con el problema y el acuerdo al que llegaron con industriales y supermercados para que se les pague más por la leche no se está cumpliendo. Desde mayo el litro de leche de vaca ha pasado de 48 céntimos a 52, algo que todavía está muy por debajo del coste del producción que ahora ronda el entorno de los 63 céntimos.

A principios de mayo se acordó, en una reunión con la mediación del presidente del Gobierno, Ángel Víctor Torres, un incremento progresivo de 12 céntimos de forma que los granjeros recibieran 60 en lugar de los 48 que se pagaba hasta el mes de abril. Y aunque las promesas y las buenas intenciones en un primer momento se materializaron en una subida de dos céntimos, la cosa no pasó de ahí. Además, los ganaderos llevan dos meses sin tener noticias del Ejecutivo autonómico, al que responsabilizan de que no se cumpla la Ley de Cadena Alimentaria, que impide que ningún eslabón venda por debajo de lo que ha pagado. "Llevan meses prometiendo que activarían mecanismos para controlar que se cumple con la norma, pero todo son palabras que nunca llegan a nada", lamenta el gerente de la Sociedad Cooperativa de Ganaderos de Gran Canaria, Nicolás Pérez, quien considera que los responsables al frente de la consejería "no están capacitados" para llevar a cabo la gestión del área. "Para visitar a Sánchez en La Mareta sí hay tiempo, pero para atender los problemas de las Islas no", añade el ganadero.

La Consejería de Agricultura, Ganadería y Pesca ha elaborado un Programa de Actuaciones de Control de la Cadena Alimentaria de Canarias con la finalidad de establecer un régimen de control autonómico para vigilar de manera eficaz el cumplimiento de la ley, pero desde el departamento que dirige Alicia Vanoostende aclaran que todavía están pendientes de la aprobación del decreto de designación de la Autoridad de Ejecución de Canarias (AEC) –responsables del control de la ley en Canarias– para la aplicación de sanciones o la apertura del procedimiento que lleva a la sanción.

La destrucción de valor de la cadena está tipificada como una falta "grave" y supone una multa de entre 3.001 euros y 100.000 euros. En la consejería aseguran que será en septiembre cuando se cumpla con este requisito, lo que no acaba de gustar a los productores. "Si todo empieza a rodar en septiembre, no habrá controles hasta 2023, nos dan largas porque las elecciones están cerca y esperan que aguantemos el temporal", apunta Pérez.

Pero lo cierto es que los ganaderos no creen que tengan tanto tiempo. "De aquí a final de año, o se toman medidas reales y se sube la leche y la carne, o la ganadería en Canarias desaparece", afirma Pérez, quien asegura que muchos de los granjeros en Gran Canaria ya se están planteando echar el cierre.

La mayoría vive al día y resiste porque, según las palabras del ganadero, es lo único que tienen en esta vida. Los datos del matadero de Gran Canaria todavía no registran grandes cambios con respecto al año pasado, pero las cifras registradas en las encuestas de sacrificio de ganado publicadas por el Gobierno de Canarias reflejan un incremento de sacrificio en bovino del 36,33% en la primera mitad del año respecto a 2019, año que se coge de referencia por ser el último antes de la pandemia. Las 4.839 cabezas sacrificadas entonces han pasado a 6.597 en tres años.

Según explican desde la Asociación de Ganaderos de Canarias Asaga el aumento se produce por dos factores. Uno positivo, que es la revalorización de la carne local con respecto a la de importación por el incremento de precio de esta última. La carne local se ha hecho más competitiva. El negativo es el incremento del coste de las materias primas para alimentación, que ya supera el 55%, lo que ha obligado a muchos ganaderos de leche a reducir el número de cabezas ante la imposibilidad de cubrir los gastos.

Los ganaderos tampoco están conformes con las ayudas del Régimen Específico de Abastecimiento (REA). En su opinión, subvenciona y abarata productos que vienen de fuera y con los que tiene que competir el sector, como es la leche en polvo (que se utiliza en las Islas en la producción de yogures y quesos), quesos y carnes. "No puedes dar un empujón a la importación cuando aquí nos estamos muriendo", añade Pérez.

Aunque las quejas duran ya meses, los ganaderos no se han atrevido todavía a lanzarse a la calle. A principios de junio estuvieron a punto pero el presidente canario pudo calmar los ánimos anunciando que realizaría una ronda de visitas a las grandes superficies para que estas redujesen sus márgenes de beneficio en favor de los ganaderos. No ha servido para atajar el problema. Aun así, los ganaderos todavía confían en que tras las vacaciones de los políticos lleguen las soluciones. "Vivimos al día, apagando fuegos pero esto no se puede sostener mucho más tiempo", lamenta Pérez.