IGLESIA

Curas que cuelgan los hábitos por amor: "El celibato hace que haya poco clero"

El obispo de Solsona, el sacerdote Femenia y otros 7.000 religiosos han abandonado el clero en España desde que Juan XXIII comenzó a dar dispensas

Aun con la escasez de profesionales de la fe que viven muchas zonas del mundo, la Iglesia sigue sin abrir el ministerio a los casados

Sacerdotes.

Sacerdotes. / PIXABAY

Ana Ayuso

Ana Ayuso

Joan Femenia, quien fuera sacerdote de las poblaciones mallorquinas de Campanet, Moscari y Búger, comunicó en privado hace escasos 20 días a algunos miembros del Consell Parroquial de Campanet su voluntad de colgar los hábitos. Este cura se había "enamorado" de una vecina de Sa Pobla. 

La historia de Femenia no es única entre un millón. Alrededor de 7.000 sacerdotes han abandonado el clero en España por diferentes razones, entre las que la prioritaria es la voluntad de contraer matrimonio con una mujer, según informa a

EL PERIÓDICO DE ESPAÑA

el Movimiento de Celibato Opcional (Moceop). En el mundo, las cifras ascienden a 100.000 curas secularizados y a 400.000 célibes.

El párroco balear continúa con la estela del conocidísimo obispo de Solsona, Xavier Novell, que el año pasado se casó por lo civil con la psicóloga y escritora Silvia Caballol. Este obispo emérito quedaría fuera de la estadística de sacerdotes secularizados, dado que no pidió una dispensa de sus obligaciones ante el papa Francisco.

Novell se convirtió de facto en un cura "suspendido a divinis", es decir, "lejos de lo divino", ya que su emancipación del ministerio no se ha efectuado de forma oficial.

El boom de salidas del clero, que no significa la renuncia a la vocación espiritual, se dio en las décadas de los 70 y de los 80. 

El Concilio Vaticano II, que se alargó hasta finales de 1965, abrió la puerta a debatir el celibato opcional de los sacerdotes, a considerarlo un don y no un dogma. El papa Juan XXIII, que fue quien convocó el Concilio, permitió que los curas pudiesen pedir una autorización para casarse si así lo deseaban y su sucesor, Pablo VI, reguló ya las salidas del clero. 

Tenían que solicitarlo previamente al pontífice a través de una dispensa papal y muchos encontraron en esa propuesta su vía de escape. 

Para Josemari Lorenzo, uno de los fundadores de la Asociación de Sacerdotes Secularizados de España (ASCE), la dispensa supuso el punto final a su depresión.

Estuvo ejerciendo como sacerdote en Navarra entre 1958 y 1971. Cantó misa "con muchísima ilusión" y, con el permiso del obispo, se dedicó también a ejercicios espirituales.

Vivió 12 años en el Seminario Diocesano de Pamplona, "alejado del mundo". La mayoría de los jóvenes que salieron del centro ordenados sacerdotes no tenían "una madurez afectivo-sexual" cuando se profesionalizaron. "Habíamos estado viviendo en unas condiciones un tanto artificiales", expresa en una conversación con EL PERIÓDICO DE ESPAÑA. 

Él no salió del clero enamorado de ninguna mujer. Nunca ha llevado "una doble vida". Simplemente, se dio cuenta de que se había metido en "un callejón sin salida" y cayó en una depresión profunda.

Los seminaristas no teníamos una madurez afectivo-sexual. Habíamos estado viviendo en unas condiciones artificiales"

— Josemari Lorenzo

El sacerdocio en la fe católica imprime carácter, como ocurre con el bautismo y la confirmación. Una vez que uno se ordena cura, nunca deja de serlo, aunque "nos hayan prohibido ejercer el ministerio en las iglesias". "Yo no he dejado el sacerdocio, he dejado el clero", recalca Josemari Lorenzo, de 87 años. 

Este religioso compaginó su labor sacerdotal con su trabajo de maestro. Conoció a su mujer en una casa a la que él acudía como sacerdote y en la que ella era profesora. "Nos enamoramos. Yo ya había hecho mis oposiciones como funcionario de enseñanza y de eso he vivido en Vitoria desde hace ya 52 años", aclara. 

"Hay menos curas"

En total, en nuestro país hay 21.114 sacerdotes actualmente, según los datos que publica anualmente la Conferencia Episcopal Española. Esta cifra no incluiría a aquellos curas que han solicitado la dispensa.

El máximo órgano de los obispos informa a este periódico de que las secularizaciones de sacerdotes diocesanos entre 2016 y 2020 alcanzan las 126 en total. Anualmente, no bajan de las 20 ni superan las 30.

Las desvinculaciones del clero en los últimos años caen por goteo. "Ahora salen menos sacerdotes para casarse porque hay menos curas", razona Lorenzo.

"Una de las razones por las que hay tan poco clero es el celibato", destaca Lorenzo.

Ante la escasez de guías católicos, "la Iglesia tiene que retomar el Evangelio de otra manera", dice Julio Pinillos, uno de los primeros sacerdotes casados en España, integrante del equipo fundador de Moceop.

La crisis de fe en esta sociedad "tan rota" y el celibato obligatorio no incentivan a los jóvenes para entrar en el seminario como sí lo hacía el contexto de épocas pasadas.

No es un problema exclusivamente español. También sucede en el resto de Europa, en África y en la Amazonia. Precisamente, este último fue el territorio elegido por el papa Francisco en 2019 para celebrar un sínodo en el que los miembros de la Iglesia esperaban que supusiese el "comienzo del fin del celibato en el clero".

"Hubo una reunión de obispos para pedirle al papa que permitiera que hombres casados se ordenaran sacerdotes en la Amazonia", recuerda Josemari Lorenzo. Luego, ya se extendería esa novedad a otras zonas hasta convertirse en una tendencia universal.

No fue así. "El papa Francisco nos dio el cerrojazo de una manera sorprendente. Dijo que no iba a ser quien rompiese la ley del celibato", expresa. Para este veterano sacerdote, "fue una decepción muy grande".

Solteros y mujeres

Si los debates en la sociedad son lentos, en la Iglesia van de rodillas. La institución creó sus escalafones a partir de la Edad Media, desde el siglo XI, impresionada por las "grandes jerarquías políticas", reflexiona Julio Pinillos.

El papa Gregorio VII impone en 1074 el voto de celibato para quienes quieren ser ordenados por la Iglesia. Será después, en los dos primeros Concilios de Letrán, del siglo XII, cuando se confirma que "los matrimonios clericales no son válidos".

Pero es en el Concilio de Trento (1563) cuando ya la Iglesia no deja lugar a la duda: el celibato y la virginidad son superiores al matrimonio, por lo que nadie podría ser sacerdote sin no contaba con esas características. 

Mañana podría haber una presbítera mujer, porque no lo prohíbe nadie. Lo han prohibido los cánones"

— Julio Pinillos (Moceop)

Siglos después, las normas prácticamente no han cambiado. "¿Cómo han sido tan conservadores de interpretar las comunidades [de fieles], los ministerios o las responsabilidades a raíz del Concilio de Trento?", se pregunta Pinillos, que recalca que él sigue siendo "presbítero".

"El Evangelio es otra cosa", dice. "Lo que importa aquí es la comunidad, y es la que tiene que decir si quiere presbíteros y presbíteras". 

El clérigo, por el poder que se le ha dado, "ha monopolizado todo el ministerio y todas las responsabilidades. Hay que empezar a podar ese árbol", señala Pinillos.

Ese árbol al que se refiere es el de la modernidad, el de los cambios "en profundidad". Pero no cree que sea el papa Francisco, a pesar de su visión aperturista, quien los inicie.

"¡Qué más quisiera el papa que hubiese formas presbiterales diferentes! Pero el clero está muy dividido. Él sabe que, si se abre ese melón, se crea una disputa tremenda en el interior de la jerarquía de la Iglesia".

A Pinillos, un presbítero casado, no le importa que los sacerdotes no sean clero o que sean mujeres. "Mañana podría haber una presbítera mujer, porque no lo prohíbe nadie. Lo han prohibido los cánones".

En su opinión, las variaciones en la jerarquía de la Iglesia no dependen "de que al obispo le guste o no le guste" cómo cambia la institución. "Hay presbíteros y servidores de la comunidad que pueden no ser clérigos", sostiene, ya que "cada uno ha recibido el espíritu para ejercerlo de una manera".