FESTIVIDAD

La falta de jóvenes voluntarias pone en peligro la fiesta ancestral del Paso del fuego de Soria

A poco más de un mes para que se celebre la festividad en San Pedro Manrique, solo hay una mujer de las tres necesarias para el papel de 'móndida'

Las jóvenes son transportadas por los mozos sobre las brasas y protagonizan diversos actos durante todo el día

Se abre el debate sobre la continuidad de la tradición o si deben ser solo mujeres las que sean porteadas

Imagen de archivo de una 'móndida' llevada por un pasador sobre las brasas en San Pedro Manrique.

Imagen de archivo de una 'móndida' llevada por un pasador sobre las brasas en San Pedro Manrique. / EFE

Roberto Bécares

Roberto Bécares

En San Pedro Manrique, un pequeño pueblo de las Tierras Altas de Soria donde hay casi tanta densidad de población como en Laponia, es decir, poca, muy poca, hay dos cosas emblemáticas. 

La primera, la fábrica de embutidos La Hoguera, que factura 30 millones de euros al año y donde trabajan más de 100 personas. Su éxito es tal -produce 300.000 jamones cada temporada, entre otros productos- que mientras la inmensa mayoría de poblaciones de la España vaciada pierden habitantes, San Pedro los gana

La segunda es una tradición ancestral, con cientos y cientos de años de historia a sus espaldas. Se trata del Paso del Fuego, que se celebra cada noche de San Juan y a la que acuden numerosos turistas de España y de todo el mundo. Se trata de una festividad donde por tradición la mujer tiene un papel muy concreto, algo en la actualidad a debate en un país cada vez más feminista.

En un anfiteatro montado frente a la ermita de la Virgen de la Peña, desde el que se divisa todo el pueblo, se queman mil kilos de leña de roble del año anterior que tarda dos horas en convertirse en ascuas. 

Una vez ocurre, los mozos del pueblo, a los que se llama pasadores, deben cruzar descalzos la alfombra de ascuas, que debe medir dos metros de larga, portando a una joven del pueblo que va subida en la espalda del mozo. Es la llamada móndida.

Esta tradición que tiene su origen en la época celtibera o árabe -se desconoce con fehaciencia su exacta procedencia- fue declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional en 1980 y atrae a miles de visitantes a este pueblo que tiene poco más 600 habitantes censados.

Para que la fiesta se celebre debe haber tres móndidas, jóvenes del pueblo o de pedanías en torno a los 18 años y solteras. Durante los últimos años -hasta la llegada del covid, que anuló la fiesta durante los dos últimos años- han sido siempre voluntarias, aunque antiguamente se celebraba un sorteo entre las mozas de la localidad que estuvieran rondando la citada edad.  

Todos los actos giran en torno a ellas, desde el Paso del Fuego en la noche de San Juan hasta la caballada y las cuartetas que recitan durante 10 minutos a pleno sol en la mañana del 24 de junio. Unas estrofas que deben memorizarse durante los días previos.

Las jóvenes deben portar vestido blanco y un curioso cesto en la cabeza con flores de pan y largas varitas de harina y azafrán que se conoce como arbujuelos. Para algunos simbolizan El tributo de las Cien Doncellas tras la derrota musulmana en la cercana Clavijo, lo que anuló esta tradición. Para otros representan a las antiguas sacerdotisas de las tribus celtibéricas.

Julián Martínez, alcalde de San Pedro Manrique, en una loma sobre la que se divisa el pueblo.

Julián Martínez, alcalde de San Pedro Manrique, en una loma sobre la que se divisa el pueblo. / ALBA VIGARAY

Para este año, provocando la incertidumbre de todo el pueblo, solo se ha presentado una solo voluntaria -una mujer de 40 años de una pedanía cercana-, lo que a falta de poco más de un mes para la festividad, pone en peligro que se celebre finalmente.   

"Estamos haciendo todo lo posible por que la fiesta se pueda celebrar", explica al otro lado de la línea telefónica Julián Martínez, el alcalde del pueblo, que suena preocupado, pero que dice que igual en los próximos días hay novedades.  

Para el alcalde hay dos factores que hacen que cada año sea más difícil sacar adelante la fiesta. Por un lado, porque los exámenes de septiembre en la universidad se han adelantado a julio, con lo que muchas jóvenes del pueblo no quieren ser móndidas porque tienen que estudiar en la celebración de San Juan

Por otro lado, porque la fiesta cada vez provoca menos adhesiones entre los jóvenes, y por tanto menos compromiso. 

En el Ayuntamiento están esperanzados porque en 2019, la última celebración antes de la pandemia, solo se presentó una candidata a pocos días del evento, pero después salieron dos más, por lo que no descartan que esta situación se repita. 

Entretanto, la incertidumbre por lo que puede pasar por la anulación una festividad tan representativa para la localidad ha despertado todo tipo de opiniones en el pueblo, desde los que piensan que debe volverse al sorteo que elija a las tres mujeres, a que se anule la fiesta o que se pase a tener no solo móndidas sino móndidos

"Que las tradiciones se cambien no tiene por qué ser algo negativo, significa que el pueblo está vivo", comenta un trabajador del pueblo que en su día fue pasador.

Según explican los pasadores, una de las mejores formas de cruzar sin quemarse es dar pisadas -normalmente se pasa en siete hasta hacer el recorrido completo- muy rápidas y fuertes, manteniendo plana la planta del pie, lo que evitaría la combustión de las brasas durante un breve instante. De acuerdo a la tradición, sin embargo, los únicos que pueden hacerlo sin sentir dolor son los jóvenes oriundos de San Pedro.