Pederastia en el clero

Frases crípticas y ejercicios espirituales: la Iglesia ignora la comisión sobre los abusos

Según los obispos, es que se pone solo el foco en los abusos sexuales cuando el perpetrador es un cura, pero no cuando estos delitos se dan en otros ámbitos

El arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española, Juan José Omella.

El arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española, Juan José Omella. / Víctor Lerena

La comisión sobre los

abusos sexuales

a menores por parte de la Iglesia católica, que saldrá aprobada por el Congreso en las próximas semanas y estará liderada por el Defensor del Pueblo, lleva días ocupando portadas, abriendo informativos. Los partidos debaten si la fórmula diseñada por el Gobierno es la más adecuada o si el organismo debería estar formado por los representantes políticos y depender directamente del Congreso de los Diputados. Las víctimas se posicionan sobre si el llamado a dirigir la investigación, Ángel Gabilondo, resulta idóneo para esta labor, ya que fue fraile hasta finales de los años setenta. Pero la principal implicada en toda esta compleja materia, la propia Iglesia, continúa callada. 

Al menos, en público. Desde el pasado domingo, los obispos se encuentran realizando ejercicios espirituales y guardan silencio. Y así se mantendrán sobre la iniciativa del Gobierno hasta como mínimo la semana que viene, cuando quizá la Conferencia Episcopal Española (CEE) celebre una reunión ejecutiva que sirva para hacer una primera aproximación a la propuesta del Gobierno. O no. Nada está del todo claro sobre lo que hará la Iglesia en los próximos días. De momento, los prelados actúan como si no existiese el plan de una comisión para escrutar las denuncias por presuntas violaciones por parte del clero. 

Fuentes de la CEE, sin embargo, explican a esta diario que la sensación es de “sorpresa y decepción” ante la iniciativa, que solo "conocen por la prensa". No tanto por su contenido, que evitan valorar en profundidad, sino por la forma en que la Moncloa ha encarado este asunto. El pasado sábado, según las mismas fuentes, se produjo una conversación telefónica entre el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, y el presidente del episcopado y arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, en la que el primero, encargado de las relaciones con la Iglesia, transmitió lo que pensaba hacer el Gobierno y le pidió una valoración. El cardenal le dijo que no le podía dar una respuesta, porque la CEE funciona de manera “colegiada” y necesita reunir a sus órganos antes de fijar posición. Al día siguiente, la noticia sobre la comisión ya estaba en los medios.

Aquello no sentó nada bien a los obispos. Su portavoz y secretario general, Luis Argüello, reaccionó con un mensaje en Twitter. “Cuando el relato es más importante que los hechos, la opinión pública más que la verdad, la emoción más que la razón y la estrategia del enfrentamiento más que el bien común, la confianza se resquebraja y el diálogo y la convivencia son difíciles. Ahora más que nunca, testigos”, escribió. Son palabras enigmáticas, pero al mismo tiempo dejan patente que la Iglesia considera que la iniciativa del Ejecutivo, que ha concitado una amplia mayoría entre los partidos a izquierda y derecha del PSOE, pretende contentar a la “opinión pública", no buscar “la verdad”. 

La incógnita

Y “la verdad”, según los obispos, es que se pone solo el foco en los abusos sexuales cuando el perpetrador es un curapero no cuando estos delitos se dan en otros ámbitos. La Iglesia española continúa sin aclarar si integrará a representantes dentro de la comisión, como el Gobierno desea que haga, aunque casi todos los argumentos de la CEE, en público y en privado, se dirigen aparentemente a un mismo destino: el rechazo a formar parte del futuro organismo, que en principio estará formado por juristas, psicólogos, pediatras, sociólogos, representantes públicos y víctimas. Los socialistas, en cambio, consideran que los curas no tienen más opción que sumarse al esfuerzo. “No pueden resistirse más tiempo. De alguna manera lo entenderán”, señala un importante cargo del PSOE.

Si finalmente se desentienden de esta iniciativa, la actitud de los obispos españoles contrastará con la de los franceses, que en octubre, tras dos años y medio de trabajo, estimaron en un informe que desde 1950 fueron abusados 216.000 menores en el país vecino. El camino de la CEE ha sido hasta ahora otro. El pasado abril, cifraron en 220 los casos de abusos en las últimas dos décadas. “Ha sido una iniciativa muy bien valorada por la Santa Sede”, señalan en la cúpula eclesial.