DANI GARCÍA GANA EN LA AUDIENCIA DE MÁLAGA

El rey de las estrellas Michelin, el marido de la alcaldesa del PP, franquicias como churros y un pufo de 400.000 euros

La Audiencia Provincial ratifica que el marido de la número dos del PP de Málaga debe pagar 400.000 euros al cocinero estrella

La alcaldesa de Torremolinos se desmarca de las deudas de su cónyuge y este anuncia recurso

Dani García

Dani García / Raúl Tejedor

Dani García (Málaga, 1975) es el rey de las estrellas Michelin. Este cocinero lo dejó en lo más alto en 2019, cuando cerró su restaurante tres estrellas y decidió cambiar de estilo. Su apuesta fue premiada el pasado 15 de diciembre con dos nuevas estrellas en un regreso nunca visto en la alta cocina. Lo que no ha contado en todas las entrevistas que ha dado después que solo unos días antes del espaldarazo Michelin, el pasado 26 de noviembre, recibió otra alegría de calado. La Audiencia Provincial de Málaga ratificaba que un empresario malagueño le debe 400.000 euros, según una sentencia a la que ha tenido acceso EL PERIÓDICO DE ESPAÑA. Se llama Miguel Narváez Sevillano y ha tenido varios negocios pero la notoriedad le viene porque es marido de la número dos del PP de Málaga y alcaldesa de Torremolinos, Margarita del Cid. Ninguno ha querido comentar la noticia.

Para seguir la historia hay que retroceder justo una década. El 11 de enero de 2012, solo cuatro días después de que Diego Pablo Simeone debutase en Málaga como entrenador del Atlético, Dani García vendió La Moraga, su restaurante en Málaga, por 498.600 euros. Firmó un acuerdo con varios hosteleros, entre los que estaba Miguel Narváez. El trato incluía una serie de pagos aplazados. El primero, en diciembre de ese año, debía de ser de 150.000 euros. Tiempo después García denunció en el juzgado que nunca había cobrado.

El denunciado, Miguel Narváez, alegó que Dani García había incumplido los pactos de “confidencialidad, asesoría culinaria y competencia desleal”. Esgrimía que “en modo alguno se sentía vinculado por los acuerdos alcanzados en la escritura” porque García quería desprestigiar La Moraga y hacerle la competencia en otro local en Málaga pese a que había pactado no hacerlo. Narváez pedía la reconvención, es decir, que la demanda de García en realidad se volviese contra el cocinero y acabase condenado.

Ese pleito desveló las claves del contrato. García se comprometía a no hacer declaraciones negativas sobre La Moraga y a "manifestar públicamente en su caso que es asesor culinario de La Moraga". El acuerdo incluía ocultar a la prensa que García ya no era dueño de la empresa. “Las partes se pondrán de acuerdo en la emisión de un mensaje común a los medios, quedando en establecer un pacto expreso de confidencialidad entre ellas sobre la salida de Daniel García del accionariado con el fin de no dañar la imagen de la empresa y de la marca”. Además, cobraría 20.000 euros al año por el diseño culinario de la carta más pluses y asistencia a eventos.

La cocina vista de Smoked Room.

La cocina vista de Smoked Room. / EPE

En esa época, los nuevos dueños abrieron franquicia en Madrid, Frankfurt, Marbella y dos locales más en Málaga. Pero el negocio nunca cuajó y acabó en concurso de acreedores. Narváez denunció que en una entrevista en el Diario Sur, y con motivo de la inauguración de un nuevo restaurante, García se desvinculaba del proyecto y que eso lo consideraba un incumplimiento del contrato. Especialmente por el titular. “Esta vez no voy a poner franquicias como churros”. El artículo explicaba que García se había desvinculado de La Moraga.

La juez en el que cayó el caso consideró que la escritura, en contra de lo que sostenía Narváez, sí estaba clara y que debí pagar al chef. “Sí existió un precio cierto pactado por las partes contratantes en la escritura de compraventa” de la marca comercial La Moraga. Condenó a Narváez a pagar los 400.000 euros debidos y 8.200 euros en costas.

Este nunca pagó y recurrió a la Audiencia Provincial de Málaga, que el pasado 26 de noviembre desestimó sus pretensiones. “Lo que realmente se pretende por la parte recurrente es realizar una valoración de la prueba practicada, de manera distinta a la efectuada en la sentencia de primera instancia”, algo que no es posible, según la sentencia. 

El cocinero fue denunciado por decir que no iba a abrir franquicias "como churros"

Aun así, añade: “Realizando un nuevo análisis del material probatorio, esta sala no puede sino alcanzar las mismas conclusiones que la juzgadora de instancia, entendiendo que la prueba practicada no acredita incumplimiento contractual alguno del señor García”.

La sentencia desmenuza la entrevista y considera que hablar de abrir franquicias como churros no menospreciaba los restaurantes ya existentes. Se trata, razona la Audiencia Provincial, de una expresión "que gramaticalmente equivale a decir, según el diccionario de la RAE, 'con mucha facilidad', expresión que en modo alguno puede considerarse una 'manifestación negativa sobre La Moraga". Por todo, desestima el recurso de Narváez y le condena a pagar las costas.

El caso ha sido polémico en Málaga porque Narváez y la alcaldesa del PP tienen separación de bienes. Ella no ha respondido de los impagos y embargos de su marido de los que ha informado la prensa de Málaga. "No tengo ninguna responsabilidad en ese tema", declaró en 2014. Ni Narváez ni la alcaldesa han querido comentar la noticia. El empresario anuncia que recurrirá. A García no le será fácil ejecutar la sentencia y cobrar el fallo. Tiene mucho más sencillo hacerlo con sus nuevos restaurantes estrellas Michelin.