ENTREVISTA

Adela Cortina, filósofa: "Tenemos que hacer frente al imperialismo de lo políticamente correcto”

Adela Cortina

Adela Cortina / Beatriz Tafaner

A. Hernández de Sá

Filósofa, catedrática de Ética de la Universidad de Valencia y una de las voces de referencia del pensamiento en España, habla sin tapujos ni corsés sobre política, geoética, actualidad, libertad y seguridad.

¿Dónde queda la ética en la actual situación de España?

La ética fue esencial en España para la transición a la democracia. La sociedad civil y los políticos compartíamos una ética cívica, una apuesta por valores morales capaces de impulsar un mundo nuevo. Desde ese bagaje común, con la convicción de que una confrontación no debía repetirse, nuestro horizonte era construir un país más justo, integrado en Europa, reforzando lazos con Iberoamérica, formando parte significativa de un contexto mundial que por fin era también nuestro.

¿Cree que se mantiene ese impulso común?

Sí, al cabo de estos años, amplios sectores de la sociedad civil siguen compartiendo esa ética, como se ha mostrado durante la pandemia, cuando el mundo sanitario, las organizaciones solidarias, un buen número de empresas, sectores esenciales, profesionales y centros educativos han asumido su corresponsabilidad para llevar nuestro país adelante; y siguen haciéndolo un día tras otro. 

¿Y los políticos?

La calidad ética de los políticos se ha degradado sustancialmente. Salvo excepciones, no les preocupan las necesidades de los ciudadanos, están a la suya, no a la nuestra, en su cálculo de votos y en sus disputas locales y miopes. Un cambio radical se hace necesario. 

¿Se puede concebir la libertad sin ética?

Sin libertad no hay ética. Una sociedad autoritaria es inmoral, precisamente porque intenta anularla por mucho que prometa prosperidad. Pero la libertad puede entenderse de distintas maneras y en aclararlas nos jugamos mucho, tanto en el nivel personal como en el que podríamos llamar geoético, y no solo en el geopolítico. 

 ¿Por qué considera que nos jugamos mucho en lo personal?

Porque en el nivel personal, suele identificarse la libertad con hacer lo que me apetece, caiga quien caiga, y eso es lo que se transmite en la educación. Pero esto es una estafa, y el engaño resulta letal para un buen número de jóvenes que se quedan sin arrestos para hacer frente a la vida. La libertad, por el contrario, es autonomía moral, la capacidad de las personas de tomar decisiones desde sí mismas, asumiendo las consecuencias. Se conquista en solidaridad, porque somos en vínculo con otros. 

"Las nuevas inquisiciones de las redes no dejan espacio a la argumentación"

¿Y en eso que denomina nivel geoético?

En este nivel, se está jugando una partida crucial entre la libertad y la seguridad, entre apostar por la libertad en democracias, por muy imperfectas que sean, pero que exigen transparencia, y la seguridad que aparentan proporcionar países autoritarios, incluso totalitarios, que optan por la opacidad. Ganará la partida, como decía aquel jefe indígena, la tendencia que alimentemos.

¿Hacia dónde cree que evoluciona España y cuáles considera que serán los principales retos a los que se enfrentará en el futuro? 

Como siempre en el mundo humano, depende en muy buena medida de lo que hagamos. Y tenemos una tarea complicada, porque hemos de hacer frente al imperialismo de lo políticamente correcto, al agobio de las nuevas inquisiciones, que se transmiten por las redes sin dejar espacio a la argumentación, a la desintegración de España, producida en buena medida por la partidización política del espacio público. Por eso está siendo una buena noticia que barones de distintos partidos se reúnan para plantear las reivindicaciones de su ciudadanía, porque, sea cual sea el resultado, se abre la esperanza de construir la unidad desde el lugar que corresponde en un Estado social y democrático de derecho: desde las necesidades básicas de las personas, que son ciudadanas de primera, sin distinción de autonomías. Ojalá aprendamos a unir fuerzas para atender a problemas globales, como el drama de la inmigración y las metas de los ODS [Objetivos de Desarrollo Sostenible].

¿Cuál es el papel de los medios de comunicación en esta era de consignas y noticias falsas?

Los medios de comunicación nacieron con el afán de cultivar una ciudadanía crítica y evitar que el pueblo se convierta en una masa manipulable. Para lograrlo tenían que ofrecer informaciones contrastadas, y no sesgadas, opiniones fundadas, aunque desagradaran a los poderes dominantes, y por eso era imprescindible la independencia, que a lo largo de la historia moderna les ha dado un papel tan relevante. La aparición de las redes, que pueden prestar un servicio extraordinario a la información y la comunicación, también puede viralizar falsedades que se convierten en trending topic, jugar a la desinformación y al bulo. Y la demagogia se mercantiliza porque las plataformas solo pretenden proporcionar experiencias atractivas y sensacionalistas.  

El periodismo sigue teniendo, entonces, una función y una responsabilidad social.

Para construir una sociedad democrática sigue siendo imprescindible contar con un periodismo profesional, competente, responsable de sus informaciones y sus opiniones. Un periodismo independiente de los poderes vigentes, que se niegue a ser su correa de transmisión; cosa bien difícil porque información es poder y es mercancía.