CRISIS ENERGÉTICA

Bruselas lanza su mecanismo de intervención pero sin topar el precio del gas

El plan incluye compras conjuntas de gas para mejorar el poder de negociación y un límite dinámico de precio para las transacciones en el TTF mientras se propone un índice alternativo | La Comisión Europea plantea a los Veintisiete que utilicen 40.000 millones de los fondos de cohesión para aliviar la factura de hogares y pymes vulnerables

La Comisión Europea da el primer paso para imponer un tope flexible al precio del gas / Vídeo: EFE | Foto: EP

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Los depósitos de almacenamiento de gas están más llenos que nunca (superan el 92%), se aceleran los contactos con proveedores “fiables” y la dependencia sobre el gas de Rusia ha caído en picado, del 41 al 9% en las importaciones por gasoducto y del 45 al 14% en el caso del gas natural licuado. Aún así, si el Kremlin decide cortar el suministro, la UE podría enfrentarse a un agujero de 100.000 millones de metros cúbicos que complicarían el llenado de las reservas el próximo invierno y mantendrían la presión sobre los precios. Para evitar ese escenario, la Comisión Europea ha presentado este martes su enésima batería de medidas. No incluye el tope al precio del gas que reclaman una quincena de países de la UE, ni la extensión del “mecanismo ibérico” para desvincular el precio del gas de la electricidad y, de momento, se limita a proponer un “mecanismo de corrección de precios” temporal para controlar la especulación y la volatilidad excesiva además de promover las compras conjuntas, la solidaridad y la reducción de la demanda.

La puesta en marcha del llamado mecanismo ibéricoha permitido a Bruselas recabar experiencia y datos sobre el impacto del mismo en la reducción del precio de la electricidad en España y Portugal. De hecho, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, reconoce que “merece la pena” explorar la posibilidad de aplicarlo a “escala europea”, tal y como sugirió en la hoja de ruta presentada hace diez días en Praga, pero admite que hay cuestiones pendientes por aclarar y de momento sigue sin incluirse en la lista de herramientas europeas. “Seguimos examinándolo y estamos dispuestos a discutir y explorar la viabilidad de aplicarlo a nivel europeo así que no hay cambios en la postura de la Comisión. Pero tenemos una serie de cuestiones abiertas que requieren más investigación y análisis”, sostienen fuentes del Ejecutivo comunitario que insisten en el temor a que lleve a un aumento de la demanda o a subsidiar la electricidad de países terceros. Un riesgo al que se agarran Alemania o Países Bajos para rechazar la idea.

El nuevo plan será examinado este jueves y viernes por los jefes de estado y de gobierno de la UE en el Consejo Europeo de este 20 y 21 de octubre. “Debemos intensificar imperativamente nuestras tres líneas de acción: reducir la demanda, garantizar la seguridad del suministro y contener los precios”, sostiene el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, en su carta de invitación a los líderes. Esto supone, según el liberal belga, aprovechar plenamente el poder de negociación de los 27 mediante la compra conjunta de gas, desarrollar un nuevo índice de referencia que refleje con mayor precisión las condiciones del mercado del gas y examinar un límite dinámico temporal de precios. 

Las tres propuestas, que se suman a las medidas de ahorro ya aprobadas o al tope a los beneficios extraordinarios de las energéticas, figuran en la batería de emergencia diseñada por el equipo de Von der Leyen que ha sido recibida con cautela por España. “Aunque ha habido progresos a una velocidad sin precedentes para los parámetros europeos estamos muy lejos todavía de identificar soluciones que puedan ser sostenibles en el tiempo”, ha lamentado la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, que considera que las propuestas se quedan cortas. Y es que más en el corto plazo, Bruselas mira ya al próximo invierno.

Compras conjuntas

Como hiciera con las vacunas contra el covid19, la Comisión Europea propone crear un mecanismo de compra conjunta de gas que funcionaría a partir de la próxima primavera de 2023. “Lo lógico es que en vez de jugar los unos contra los otros las empresas se unan para tener mayor poder de negociación”, defiende Von der Leyen. El plan incluye la contratación de un proveedor de servicios para organizar la agregación de la demanda a nivel de la UE, agrupando las necesidades de importación de gas y buscando ofertas en el mercado que se ajusten a la demanda. Las empresas de los Estados miembros tendrían que participar “obligatoriamente” en la agregación de la demanda para cumplir con al menos el 15% de sus respectivos objetivos de llenado aunque podrían formar un consorcio europeo de compra.

El Ejecutivo comunitario entiende que de esta forma los países de la UE más pequeños y las empresas que se encuentran en una situación menos favorable como compradores podrían acceder a volúmenes de gas en mejores condiciones. Bruselas tendría que ser informada antes de la conclusión de cualquier compra de gas o memorándum de entendimiento por encima de un volumen de 5TWh (algo más de 500 millones de metros cúbicos) y se se reserva el derecho a emitir una recomendación en caso de un impacto potencialmente negativo.

Revisión del TTF y límite dinámico

El plan también incluye otra reivindicación de los Estados miembros: desarrollar un índice de precios alternativo para el gas natural licuado, alternativo al TTF holandés que se utiliza como referencia en los contratos de gas en Europa. Se trata de índice que, según Bruselas, fue diseñado para el gas que entra por gasoducto, no para el GNL, y que infla artificialmente los precios porque no refleja la realidad del mercado actual. Mientras se diseña este nuevo índice, para la próxima primavera de 2023, Bruselas propone poner en marcha un mecanismo temporal para corregir los precios cuando sea necesario a través del TTF. 

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Este instrumento establecería un límite dinámico de precios -las cifras están todavía por concretar- para las transacciones en el TTF y las transacciones a un precio superior al límite no estarían permitirían. De esta forma, sostiene Bruselas, se evitará la volatilidad extrema y los precios excesivos. El plan también introduce un mecanismo para limitar los picos extremos en los mercados de derivados energéticos y proteger a los operadores de las grandes oscilaciones de precios intradía.

40.000 millones de cohesión

El plan también contempla medidas de solidaridad obligatoria que garantice que los Estados miembros más afectados por la crisis energética tendrán el apoyo del resto de socios europeos en caso de emergencia. Esta obligación se extiende a los Estados miembros con instalaciones de almacenamiento de gas natural licuado que no están conectados por tubería con el resto de Europa pero disponen de terminales de almacenamiento, como es el caso de España. La propuesta también permitirá recortar todavía más el consumo de gas y plantea a los Veintisiete la posibilidad de redirigir 40.000 millones de los fondos de cohesión del período 2014-2020. Se trata de fondos no utilizados hasta ahora que podrían utilizarse en medidas para aliviar el impacto de la crisis en hogares y empresas. En el caso español significa que podría utilizar unos 4.000 millones.