MERCADO INMOBILIARIO

El empresario israelí Gil Avraham Shwed vende tres edificios en Madrid y Barcelona

  •  El fundador de la compañía de ciberseguridad Check Point cuenta con cerca del 60% de una Socimi española especializada en el alquiler de viviendas

  • A cierre de 2021, la Socimi Galil Capital contaba con edificios valorados en 65,39 millones de euros, repartidos en 10 residenciales y uno industrial-logístico

Galil Capital

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Gabriel Santamarina

Desinversión residencial. La Socimi Galil Capital ha cerrado la venta de tres edificios en Madrid y Barcelona por 18,29 millones de euros, según ha comunicado al regulador BME Growth. Esta Sociedad Anónima Cotizada de Inversión Inmobiliaria es propiedad en un 59,11% del empresario fundador de la compañía de ciberseguridad irraelí Check Point, Gil Avraham Shwed. Aunque se desconoce el comprador y la plusvalía obtenida de la operación, el régimen de Socimi obliga a Galil Capital a repartir el 50% de esta en un dividendo extraordinario, que se conocerá en los próximos días.

Los inmuebles desinvertidos están ubicados en las dos ciudades más importantes de España. Por un lado, en Madrid, se sitúa en el número 23 de la Calle Béjar y cuenta con 21 apartamentos, 4 locales y un trastero. Este edificio fue adquirido por Galil Capital en diciembre de 2017. Los dos restantes se encuentran en la Ciudad Condal: en los número 14-16 de la Calle Bretón de los Herreros y en el 4-6 de la Calle Aulestia i Pijoan. El primero dispone de 11 viviendas y 4 locales, comprados en octubre de 2016; mientras el segundo cuenta con el mismo número de unidades y fue adquirido en las mismas fechas. Según la documentación enviada, el Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat de Cataluña han declinado la opción de ejercer el derecho de adquisición preferente del que gozan.

En paralelo, la compañía cotizada en el antiguo Mercado Alternativo Bursátil ha optado por realizar pequeñas ventas de viviendas de forma individual. Sin necesidad de autorización por parte de la Junta de Accionistas, ha desinvertido ocho pisos en su edificio situado en el número de 12 de la Calle Granada en Madrid y uno en Córsega 689 en Barcelona. De estas operaciones Galil Capital no ha precisado importes, solamente lo ha comunicado al mercado.

¿Qué es Galil Capital?

Esta Socimi es una completa desconocida en el mercado inmobiliario español y siempre ha pasado desapercibida. Según su última valoración de activos, realizada a 31 de diciembre de 2021, contaba con inmuebles tasados en 65,39 millones de euros, repartidas en 10 activos residenciales y uno logístico-industrial en una localidad próxima a Valencia. A cierre del pasado ejercicio, contaba con una deuda controlada, un total de 22,78 millones (34,83% de loan to value). La empresa fue fundada en 2015 y comenzó a cotizar en el MAB a principios de 2018. Según sus últimos resultados empresariales presentados, correspondientes al ejercicio de 2021, logró unos ingresos de 1,46 millones de euros, muy similares a los de 2020. Galil Capital declaró unas pérdidas de 132.00 euros, frente a los casi 150.000 euros que perdió en 2020.

Hasta el momento, la cotizada no había cerrado ninguna desinversión. Su última adquisición fue en 2021, correspondiente al único activo industrial que posee, una nave ubicada en Valencia por la que pagó 9 millones de euros. Anteriormente, cerró varias compras residenciales entre 2018 y 2020. En el momento del toque de campana, ya contaba con cuatro edificios en Barcelona y dos en Madrid. Fue en el mismo año cuando cerró una ampliación de capital de 8 millones de euros para devolver a Gil Avraham Shwed 2 millones que había prestado a la sociedad y poder continuar con su política de adquisiciones.

Mercado residencial institucional

El mercado residencial a nivel institucional vive un momento convulso. El rápido aumento de los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo ha precipitado varios movimientos relevantes dentro del sector de los propietarios de vivienda en alquiler en España. Este es el caso de las promotoras Neinor Homes y Vía Célere, que han optado por desinvertir sus carteras build to rent. La primera había creado una división especial para ello, pero ante el clima macroecónomico ha encargado su venta; mientras la segunda ya tenía entre sus planes organizar un proceso de escucha de ofertas. Otro de los institucionales que ha decidido organizar una venta es el fondo TPG, que busca desprenderse de la Socimi Témpore Properties, el antiguo vehículo de Sareb. También, el fondo holandés Barcino y varios socios realizaron un mandato a Colliers para vender el 50% de la Socimi Barcino Property.

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La explicación de todos estos movimientos también tiene que ver con la idiosincrasia del negocio de la vivienda en arrendamiento. Al tratarse de una inversión muy segura, ofrece rentabilidades muy bajas, por debajo del 7% en la mayoría de los casos. Con la subida de los tipos, y por ende del coste de financiación, el diferencial de yield entre lo que cuestan los préstamos y las rentas obtenidas se reduce. A su vez, el clima político no mejora el clima inversor, con la prohibición de actualizar los alquilares a IPC y limitando las subidas al 2% hasta final de año.

La inversión en living, sector que engloba las viviendas tradicionales, las residencias de estudiantes y de ancianos, fue de 3.300 millones de euros entre enero y septiembre de este año. Según la consultora inmobiliaria JLL, esto supone un 28% más que durante los primeros nueve meses de 2021 y un tercio de todas las adquisiciones registradas en el inmobiliario patrio. A pesar de que las cifras son positivas en el segmento en general, la inversión en vivienda en alquiler ha caído en el tercer trimestre un 60% respecto al mismo periodo de 2021 y un 76% en comparación con el segundo trimestre de este año. Esto podría evidenciar una paralización de las operaciones a la espera de que se disipe la incertidumbre económica.