MIDCAT

Macron da carpetazo al gasoducto entre España y Francia y niega que resuelva la crisis energética

“¿Invertir hoy para tener un tercer gasoducto entre Francia y España responde a nuestros problemas? No lo creo", asegura el presidente francés

Emmanuel Macron, presidente de Francia.

Emmanuel Macron, presidente de Francia.

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I. M. R.

El presidente francés, Emmanuel Macron, ha dado este lunes el que puede ser el carpetazo definitivo al MidCat, el proyecto de gasoducto transfronterizo que uniría Francia y España. El jefe del Ejecutivo ha asegurado que estaría a favor de desarrollar todas las interconexiones energéticas que "tengan sentido", pero, sin embargo, no ve la necesidad de construir ninguna infraestructura que dote de mayor capacidad a la conexión entre los dos países porque las existentes están "infrautilizadas".

Un tercer gaseoducto entre España y Francia, a su juicio del jefe del ejecutivo francés, no se justifica ni por motivos energéticos ni ambientales y tampoco soluciona la crisis energética actual. “¿Invertir hoy para tener un tercer gasoducto entre Francia y España responde a nuestros problemas? No lo creo", sentenció Macron en una rueda de prensa tras conversar con el canciller alemán, Olaf Scholz, que en las últimas semanas ha hecho tándem con Pedro Sánchez para desatascar la infraestructura.

Macron se ha mostrado "a favor de seguir intensificando las conexiones e interconexiones eléctricas entre Francia y España", pero en referencia a los dos gasoductos existentes entre ambos países por el País Vasco y Navarra. El presidente francés, de hecho, ha subrayado que estos gaseoductos están infrautilizados ya que, desde febrero, "se están utilizando solo al 53% de su capacidad".

En plena crisis energética, "no estamos explotando las conexiones existentes y no hay necesidad aumentar la capacidad de conexión con España", ha dicho.

Estas dos interconexiones (los gasoductos de Larrau-Alçay y el de Irún-Biriatou) solían funcionar tradicionalmente en sentido norte-sur, proporcionando gas desde Francia hacia España, pero en los últimos meses, en plena crisis energética agudizada por la invasión militar de Rusia sobre Ucrania, el flujo se ha revertido, al tiempo que las empresas francesas han disparado las compras de gas por barco procedentes de Estados Unidos.

Pese a ello, Macron aseguró no comprender por qué se vende el MidCat como una solución al problema del gas: "Es falso. Esto es factualmente falso. Si usáramos al 100% la capacidad de nuestros gasoductos y si hoy existiera la necesidad de exportar gas a Francia, Alemania o cualquier otro lugar, diría que sí. Pero no es la verdad".

Estas palabras del presidente francés acaban con las esperanzas que despertó en España hace unas semanas el ministro de Economía, Bruno Le Maire, abriendo la puerta a cierta predisposición del Gobierno a estudiar de nuevo la iniciativa tras la presión ejercida en las últimas semanas por el Gobierno español y el alemán para que Francia acepte impulsar de nuevo el gasoducto a través de los Pirineos.

"Desde el momento en que el presidente del Gobierno español y el canciller alemán lo piden, desde que los amigos lo piden, examinamos la demanda de nuestros amigos, de nuestros socios", señaló poco después de que Pedro Sánchez y Scholz hubieran escenificado en las inmediaciones de Berlín su apuesta conjunta por un gasoducto que conecte la Península Ibérica y Europa Central. 

Pedro Sánchez y Olaf Scholz, en Meseberg.

/ EFE

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A pesar de ello, desde entonces en Francia no se ha asentado una posición favorable. El ministro francés se refirió al proyecto de infraestructura como "una cuestión muy antigua" y hace unos días la ministra de la Transición Energética, Agnès Pannier-Runacher, anunció que el país aumentará sus intercambios de gas y electricidad con España y Alemania este invierno para afrontar conjuntamente el cierre del grifo del gas ruso pero sin mencionar el MidCat.

La idea del gasoducto ha toma intensidad en el contexto de los recortes de Rusia al suministro de gas a Europa, pese a que fue abandonada en 2019 por ser considerada caro y de escaso interés comercial. España viene mostrando su mejor disposición y ha defendido recuperar el proyecto con dos matices: que sea financiado por Europa y que la infraestructura también sirva en el futuro para conducir gases renovables, como el hidrógeno verde.

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