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El Banco de España constata menores expectativas de consumo de las familias

La guerra de Ucrania y la escalada inflacionista han empeorado las perspectivas de cara al otoño | Los hogares aplazan compras de bienes duraderos como equipamiento del hogar o automóviles

Clientes en un comercio de Barcelona.

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La guerra de Ucrania y la inflación, situada en España en una tasa anual del 10,8% en julio, según el indicador adelantado de Instituto Nacional del Estadística (INE) empiezan a afectar al consumo. Así lo constata un análisis publicado por el Banco de España.

Tras un inicio de 2021 con grandes expectativas después de dejar atrás el periodo de restricciones por la pandemia, acontecimientos como la invasión rusa de Ucrania ha frenado las expectativas de gasto y, en especial, las de las familias de rentas más bajas, con un menor colchón de liquidez. Uno de los efectos es que las rentas con menor capacidad de ahorro aplazan compras de bienes duraderos, como equipamiento del hogar o automóviles.

El análisis, elaborado por Carmen Martínez-Carrascal, de la dirección general de Economía y Estadística el Banco de España, destaca que "el desencadenamiento de la guerra incidió de forma significativa sobre las perspectivas de gasto de las familias, de modo que se interrumpió la tendencia de recuperación del consumo nominal proyectado".

De hecho, desde marzo pasado, "los hogares han revisado a la baja sus planes de gasto nominal como consecuencia del impacto del conflicto bélico sobre su confianza y sobre la evolución anticipada de sus rentas, su situación patrimonial y su acceso al crédito, en un contexto de una cierta corrección de las elevadas tasas de inflación que se anticipaban en ese mes".

Menor dinamismo

En conclusión, según el estudio 'El impacto del repunte de la inflación y de la guerra sobre las perspectivas económicas de los hogares españoles', "tras el inicio de la guerra las familias estarían anticipando un dinamismo significativamente menor de su consumo en términos reales". Además, ya que la brecha entre el avance previsto del gasto nominal y el de los ingresos se ha ampliado con respecto al comienzo del año, "los hogares estarían anticipando, implícitamente, unas tasas de ahorro ligeramente más reducidas". 

Los datos, extraídos de la Encuesta de Expectativas de los Consumidores (CES, por sus siglas en inglés) del Banco Central Europeo (BCE), revelan que la escalada de la inflación desde 2021, inicialmente no se trasladó a las expectativas de los hogares acerca de las tasas de variación de los precios. "Sin embargo, a partir de la segunda mitad del pasado año comenzó a observarse esa traslación, con mayor intensidad en las expectativas de inflación a corto plazo que en las de medio plazo".

Una vez iniciada la guerra en Ucrania ha habido un empeoramiento de las perspectivas de los hogares sobre su situación financiera futura. Por grupos de hogares, los que atraviesan problemas de liquidez y los que tienen deudas pendientes tienden a presentar unas perspectivas menos positivas acerca de la trayectoria futura de su situación patrimonial.

Los datos constatan también que las perspectivas de gasto nominal de los hogares en los dos quintiles superiores de ingresos han seguido siendo, como en los meses anteriores, más favorables que las del resto. Y el patrón se mantiene al analizar las expectativas de gasto en términos reales. Ello puede deberse, según el estudio, a que las familias con más renta suelen ser más optimistas al contar con unos ingresos más estables.

A sus vez, el nivel de gasto de los hogares de más renta está comparativamente más alejado del nivel previo a la crisis sanitaria que en los hogares de menor renta, dado que en su cesta de consumo tienen un peso comparativamente mayor las partidas que se han visto más afectadas por la pandemia (en particular, las vinculadas a actividades que conllevan un mayor grado de interacción social, como las relacionadas con el ocio, el turismo y la cultura) y que con el fin de las restricciones puede volver a recuperarse. Y el último factor es que tienen mayor capacidad de ahorro y, por tanto, de paliar con parte de este necesidades que puedan surgir. A mayor capacidad de ahorro mayor capacidad de mantener el gasto.

Otro elemento a tener en cuenta es que la guerra "parece haber condicionado negativamente las perspectivas de gasto en algunas partidas específicas, como consecuencia del deterioro de la confianza y de la percepción de los hogares sobre su situación patrimonial. Este es el caso del gasto en bienes duraderos, que habitualmente se ve más afectado ante episodios de repunte en la incertidumbre, de deterioro en la posición patrimonial de las familias o de reducciones de su poder adquisitivo". Los consumidores han ajustado a la baja sus expectativas de gasto en equipamiento del hogar y en automóviles en los últimos meses, y en particular desde el inicio del conflicto bélico.

Vacaciones, no para todos

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En contraposición, las perspectivas relativas al gasto en vacaciones han seguido recuperándose, en un contexto que se caracteriza por la práctica eliminación de las restricciones asociadas a la pandemia. Solo las rentas más bajas, que son las que tienen menor capacidad de tirar de excedentes y de ahorro han rebajado sus expectativas.

Y en cuanto al aumento del coste de la energía, "las familias con un colchón modesto de liquidez han reducido el gasto en otros bienes". En contraposición, las familias que disponen de un mayor colchón de liquidez no han modificado de forma sustancial sus niveles de gasto en otras partidas ante un incremento de estos costes y, por tanto, habrían reducido sus tasas de ahorro de forma temporal para afrontarlos".