Derechos de emisión de CO2

La cerámica de Castellón gana tiempo: el europarlamento frena endurecer el mercado de derechos de CO2

  • La propuesta de Medio Ambiente suscita un rechazo mayoritario

Imagen de una fábrica de cerámica de Castellón.

Imagen de una fábrica de cerámica de Castellón.

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Bartomeu Roig

La estricta normativa medioambiental de la Unión Europea da un respiro a la industria cerámica de Castellón. Ayer, el parlamento comunitario pasaba a votación un endurecimiento de las condiciones referidas a los derechos de emisión de CO2, que habían puesto en alerta a este sector y a miles de empresas de todo el continente. Finalmente, los planes quedaron rechazados por mayoría.

Se trata de una victoria temporal, ya que ahora se prevé que los responsables de Medio Ambiente de la UE establezcan unas nuevas condiciones, pero al menos se gana un margen de tiempo. De esta forma, las compañías y las organizaciones patronales que las representan podrán aportar sus puntos de vista y lograr que el documento final sea más flexible.

Para hacerse una idea de la encrucijada relacionada con el pago de derechos de emisiones hay un dato que aportan las principales organizaciones industriales de España: entre los años 2012 y 2021, el 16% de las instalaciones europeas sometidas al sistema de comercio de emisiones (ETS) "se han visto obligadas a cerrar", incapaces de hacer frente a la pérdida de competitividad. Por este motivo, la asociación que agrupa al sector cerámico europeo, Cerame Unie, remitió una carta abierta en la que reclamaba "un marco de políticas predecible y propicio" para no perjudicar a fábricas "que emplean a 2,6 millones de personas en el continente", y que deben competir con otras zonas productoras en el planeta que no juegan con las mismas reglas.

Entre los firmantes de esta carta está el presidente de la patronal azulejera española (Ascer), Vicente Nomdedeu, junto con su homólogo italiano, Giovanni Savorani, y más de 380 empresas de diferentes sectores intensivos en energía de toda Europa, que incluye a importantes azulejeras de Castellón, como la recientemente galardonada como Empresa del Año de MediterráneoGrespania.

Más costes

La actual normativa europea contempla un pago por cada tonelada de CO2 emitida a la atmósfera. Un mercado que se basa en movimientos especulativos, y que en los últimos tiempos ha multiplicado por cuatro su precio. Mayo acabó con un coste de 85,30 euros por tonelada. Justo dos años antes no pasaba de 20.

Por otro lado, hay establecidas unas asignaciones gratuitas, para que las industrias amainen la factura de las emisiones y se reduzca el lastre para la competitividad respecto a fuera de Europa. La finalización de esta medida quedó fijada en su momento en el año 2036, pero los cambios que debía aprobar el europarlamento iban a adelantar la fecha al 2030.

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De ahí parte de la queja de sectores como el azulejo, al considerar que se daría un nuevo sobrecoste en medio de un panorama muy delicado por el aumento del precio del gas natural y otros costes. Las 600 enmiendas presentadas a la propuesta aprobada por su comisión de Medio Ambiente de la UE han sido decisivas para que el documento vuelva a talleres.

Las industrias recuerdan que no hay en estos momentos alternativas al gas natural, por lo que piden financiación para hallar nuevas fuentes de energía que mantengan el nivel de producción sin generar emisiones. 

Luis Hernández (Grespania): "El sector no puede cumplir los plazos"

La preocupación de la industria cerámica de Castellón estuvo presente en la gala de entrega de premios Empresa del Año, organizada por este periódico y celebrada el martes. Luis Hernández, máximo responsable de Grespania, la compañía ganadora, pidió atención "a las autoridades de la Unión Europea y España porque, si bien el sector está comprometido con la descarbonización, no puede cumplir los plazos ni las fuentes de energía que se requieren para esta transformación". Hernández añadió que el azulejo "es un embajador de la provincia y precisa de este apoyo en cuanto a plazos para llevar a cabo la transformación". Sobre la actual coyuntura, dijo que esta industria "capea una terrible crisis energética y de materias primas», que trata de resolver «en silencio, con eficacia e innovación".


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