Industria

El cierre de Siro en Castilla y León deja a 1.700 trabajadores en la calle

Los fondos de inversión retiran los 180 millones de euros al negarse las plantillas a asumir el plan de viabilidad

Trabajadores de Siro durante la huelga mantenida el pasado mes de abril.

Trabajadores de Siro durante la huelga mantenida el pasado mes de abril.

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B. L.

La dirección de Siro ha anunciado el cierre de todas sus plantas en Castilla y León y se cumplen los temores de la plantilla que esta misma semana rechazaba mayoritariamente en asamblea el plan de viabilidad puesto sobre la mesa por los nuevos inversores para garantizar la continuidad, al menos, de una de las plantas, precisamente la de Toro, donde trabajan cerca de 300 personas.

En la tarde de este viernes Siro comunicó a sus empleados la paralización de toda la producción al retirarse los socios inversores, uno norteamericano y otro turco (Afendis y Davidson Kempner), que habían ofrecido inyectar 180 millones de euros y asumir el 75 por ciento del accionariado.

Dicha comunicación se ha realizado mediante una aplicación corporativa de la empresa, y en la misma se argumenta que los inversores han tomado esta decisión ante la negativa de una parte de la plantilla del grupo a firmar el plan de competitividad presentado por la empresa.

En ese mismo comunicado se informa que los inversores han comunicado por escrito que “dada la situación de falta de acuerdo con los trabajadores para la mejora de la competitividad, que no están en disposición de proceder con el cierre de la operación ni, por tanto, de acometer la inversión en los términos previstos en el acuerdo". La empresa tampoco está dispuesta a aumentar el nivel de deuda, que actualmente supera los 300 millones de euros.

La dirección de Siro, en la misma comunicación, se exime de toda responsabilidad y explican que, por su parte, han cumplido con todos los requisitos marcados por los inversores, dado que se han firmado acuerdos con los acreedoreslos accionistas y se ha conseguido además la autorización de la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia. “El único requisito que no se ha cumplido, y que ha sido determinante en la decisión del grupo inversor, es el rechazo del Plan de Mejora de la Competitividad por una parte de los trabajadores”, se recoge en el comunicado interno. Anteriormente, la empresa ya había decidido el cierre de la factoría original de Venta de Baños y a algunos de sus empleados les había ofertado ser recolocados en la fábrica de Toro, cuyo cierre parece ahora prácticamente inevitable. Ni la negociación del Ministerio de Industria, que puso sobre la mesa ayudas y el aval del ICO ha evitado la debacle. La plantilla de las tres fábricas en Castilla y León (la tercera en Aguilar de Campoo) suma 1.700 trabajadores cuyo futuro se adivina más que que incierto. Las Cortes de Castilla y León tenían previsto debatir posibles soluciones a una crisis cuya solución parece alejarse.

De la Iglesia: “Necesitamos el apoyo de todas las instituciones”

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Un “palo muy grande” que abre “un futuro muy negro”. Son palabras de María José de la Iglesia, presidenta del comité de empresa de los trabajadores de Siro al conocer la decisión de la firma. Tras las tensas negociaciones en las que la plantilla rechazó el plan de viabilidad, “porque no nos podíamos fiar y ese temor siempre iba a estar ahí”, los empleados van a intentar recabar el apoyo de todas las instituciones para salvar esos 288 puestos de trabajo que suponen una gran inyección para Toro y su alfoz. De momento ya se ha decidido que el miércoles los empleados acudirán a las puertas de la Junta de Castilla y León junto a sus compañeros de la planta de Venta de Baños, “a ver si nos reciben, o al menos que sepan que necesitamos que se impliquen, igual que el Gobierno central”, afirma tajante De la Iglesia. La representante de los trabajadores asegura que cuando “las cosas han ido bien hemos tirado igual de la fábrica y nadie nos ha dado más”. Ahora que vienen mal dadas, prosigue, “será por la mala gestión que se ha realizado”.

Ante quienes acusan a la plantilla de no querer ceder a las pretensiones de la compañía, la presidenta del comité de personal lo tiene claro: “Con la verdad vamos a cualquier sitio y los trabajadores conocemos la situación, porque además los de Toro somos los más perjudicados en Castilla y León cuando siempre han presumido de la producción de esta fábrica”. El verdadero valor, concluye, “lo da la mano de obra, no los fondos de inversión”. El trabajo se mantendrá mientras exista materia prima, con lo cual, considera, se irá cerrando de forma progresiva y se destruirán puestos de trabajo de “personas de todas las edades y condiciones”. La única esperanza en estos momentos para esas casi 300 familias es “que las administraciones busquen soluciones, porque Toro no se merece esto”.