VIVIENDA

El alza del euríbor de mayo encarecerá las hipotecas en 575 euros de media al año

Este indicador ha terminado el mes en un 0,287% y “si sigue la misma tendencia que ha marcado este año, el 2022 podría terminar con el euríbor entorno al 1,35%”, dice el director de Hipotecas de iAhorro, Simone Colombelli

Un edificio con pisos en venta

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El euríbor sigue sin dar respiro a los hipotecados a tipo variable (que no a los de tipo fijo, a quienes no afecta). A falta del dato del último día del mes, el índice al que están ligados la mayoría de créditos para la compra de vivienda en España apunta a cerrar mayo en una media de en torno al 0,281%, lo que supone una subida de unos 0,26 puntos respecto a abril y, lo que es más relevante, de 76 puntos básicos respecto al mismo mes del año pasado. Se trata de su nivel más elevado desde enero de 2015, pero la tendencia alcista sin precedentes está lejos de hacer tocado techo: el mercado espera que sobrepase el 1% entre finales de este año y principios del próximo.

Evolución del euríbor. / iAhorro

Las cuotas de las hipotecas suben si el euríbor está más alto que un año antes en el mes que sirve de referencia para revisar el crédito. El alza experimentada por el índice en mayo supone, para una hipoteca media de 140.000 euros a 25 años y con un interés de euríbor más 1%, pagar 48 euros más al mes a partir de junio (hasta los 545 euros) y 576 euros más al año (hasta los 6.540 euros). Para un préstamo de 300.000 euros, la subida sería de 103 euros al mes y 1.236 euros al año, hasta los 1.169 y 14.028 euros, respectivamente.

Después de 16 meses de bajadas y casi seis años de pequeñas fluctuaciones, las cuotas de las hipotecas ligadas al euríbor comenzaron el pasado enero una senda de revisiones al alza sin precedentes desde 2010. La brutal escalada de la inflación por la salida de la pandemia y, sobre todo, por el impacto en los precios energéticos de la invasión de Ucrania por parte de Rusia explican este encarecimiento en el pago de los créditos, que va a mermar aún más la renta disponible de los hogares. Una opción para evitar pérdidas futuras adicionales del poder adquisitivo es tratar de cambiar la hipoteca de tipo variable a fijo, pero siempre que las condiciones ofrecidas por el banco lo compensen.

Subida meteórica

El euríbor, que mide teóricamente el interés que se cobran entre sí los bancos por prestarse dinero, entró en negativo en 2016 anticipando que el Banco Central Europeo (BCE) iba a bajar los tipos de interés de referencia a su mínimo histórico (valores cero o negativo, según el caso) para reactivar la economía de la zona euro. El pasado diciembre, bajó al -0,502%, la segunda cota más baja de su historia. Desde entonces ha subido a un ritmo endiablado, hasta cerrar abril en positivo (0,013%) por primera vez desde enero de 2016. 

El índice está anticipando así el endurecimiento de la política monetaria que ha comenzado el BCE para combatir la alta inflación. La autoridad monetaria ha apuntado a que aprobará dos subidas de tipos en julio y septiembre, para colocar la facilidad de depósito (el interés que cobra o paga a los bancos por guardarles el dinero) del -0,5% al 0%. Posteriormente ha indicado que comenzará a elevar el tipo de intervención, hasta un nivel que podría situarse entre el 1% y el 2%.

Nuevas hipotecas

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La subida del euríbor también afecta a quienes van a hipotecarse para comprar una casa. Muchos bancos están bajando ahora los diferenciales de sus hipotecas a tipo variable y subiendo el interés de sus hipotecas fijas. Para esto segundo hay una razón más o menos objetiva: el interés fijo se construye a partir de interés del bono del Tesoro a 10 años en el mercado, que ha subido del 0,44% de noviembre hasta rondar ahora el 2,2%. Pero paralelamente, las entidades están aprovechando que la subida del euríbor les da margen para bajar el diferencial de las hipotecas variables (el resultado de la suma será más alto que en los últimos años pese a dicha bajada) por una estrategia comercial: las hipotecas variables les van a ser más rentables que las fijas en los próximos años.

La pregunta que debe hacerse cada comprador de vivienda es a qué plazo va a pedir la hipoteca y cuándo prevé terminar de pagarla (si va a poder amortizar plazo o no). Si un cliente estima que va a necesitar muchos años para pagar el crédito, lo más probable es que le convenga buscar una hipoteca a tipo fijo con el interés más bajo posible que pueda negociar, a pesar de que dichos intereses estén subiendo. A 25 o 30 años, lo normal es que atraviese periodos de tipos de referencia más alto y más bajos, con lo que tener una cuota fija adaptada a su capacidad de pago es una fuente de seguridad. En cambio, si el futuro hipotecado prevé pagar el crédito en unos años, quizá le convenga más un crédito a tipo variable para aprovechar que los diferenciales están bajando y que, pese a que el BCE prevé subir tipos, ha prometido hacerlo de forma moderada y gradual.