ENERGÍA

Marruecos utilizará las regasificadoras españolas para recibir gas licuado

España, con sobrecapacidad en sus 6 plantas operativas, prevé activar la de Gijón como almacén

Vistas de la planta Regasificadora de El Musel-Enagás, a 24 de marzo de 2022, en Gijón, Asturias.

Vistas de la planta Regasificadora de El Musel-Enagás, a 24 de marzo de 2022, en Gijón, Asturias. / Jorge Peteiro / Europa Press

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Javier Cuartas

Marruecos ha empezado a comprar por vez primera gas natural licuado (GNL) en el mercado internacional tras perder el 1 de noviembre el acceso al gas de Argelia que le llegaba por el gasoducto Magreb-Europa. Para proveerse de esta nueva fuente de suministro, el GNL que adquiera Marruecos será desembarcado en España, regasificado en plantas españolas y canalizado por el clausurado gasoducto que atraviesa el estrecho de Gibraltar, por el que el gas pasará a fluir en sentido inverso a como lo hacía antes de que Argelia lo cerrara tras la ruptura de sus relaciones diplomáticas con Rabat.

Este nuevo uso de las regasificadoras españolas debería dar en buena lógica una oportunidad a la planta de Gijón, que nunca ha operado desde que quedara lista en 2012. Pero el exceso de capacidad existente en España (con seis regasificadoras activas, el mayor despliegue de Europa) más otra en Portugal, apenas permite vislumbrar esa posibilidad.

Aunque el proyecto marroquí data de hace meses, el plan de puesta en marcha en el que se trabaja para la instalación gijonesa es como almacén de gas. Tras las tensiones en la cotización internacional de este hidrocarburo desde el año pasado y los desencuentros enconados con Rusia (primer proveedor europeo), la UE se ha marcado como objetivo reforzar la capacidad de aprovisionamiento y almacenamiento para reducir la elevada dependencia (40%) de Moscú.

A la espera de otros proyectos, como su empleo para la exportación de hidrógeno verde por barco, la opción de almacenamiento de gas y su posterior suministro en buques metaneros a otras plantas de Europa se abre paso como un uso para la instalación gijonesa tras diez años ociosa pese a que España ya cuenta con el 35% de la capacidad europea de acopio incluso sumando la de Reino Unido.

La activación de los dos tanques de Gijón para regasificar GNL no se consideró con las nuevas necesidades que plantea Marruecos. Tampoco se vio necesaria su puesta en servicio para ese fin tras el cierre del gasoducto Magreb-Europa, cuya capacidad de suministro sólo parcialmente fue compensada con la potenciación del gasoducto Medgaz, que une directamente Argelia con Almería, lo que obligó a aumentar el aporte de GNL.

Tampoco se consideró en lo que va de año, cuando España convirtió a EEUU en su principal proveedor (34%) frente a Argelia, que redujo su peso desde enero al 25%. De este modo, si hace un año el GNL (que precisa ser regasificado) suponía la mitad de los aprovisionamientos españoles de gas (el resto llegaba por gasoducto), ahora supone tres cuartas partes del total.

Pese a este incremento sobrevenido de gas licuado, las seis regasificadoras activas existentes en España se han demostrado capaces de atender las necesidades (los usuarios españoles no han sufrido ninguna restricción de gas) y parece que también absorberán la nueva demanda marroquí.

SOBRECAPACIDAD

La regasificadora de Gijón se planteó cuando se confiaba en que España contase con 55 ciclos combinados (centrales de generación eléctrica que queman gas) y cuando en Asturias se hablaba de doce proyectos de este tipo, que finalmente quedaron reducidos a los dos de EDP en Soto de Ribera.

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Así que España arrastra una sobrecapacidad de regasificadoras (tiene el 27% de la capacidad existente en toda la UE más Reino Unido) que han supuesto un sobrecoste en la tarifa del gas para los consumidores. Y ni tan siquiera se puede pensar en usarlas para exportar porque los dos pequeños gasoductos existente con Francia desde Navarra y País Vasco no permiten utilizar a España como el gran centro de regasificación para el resto de Europa que podría ser. Y recuperar el abortado proyecto de gasoducto Midcat con Francia a través de Cataluña llevaría tiempo.

La planta de Gijón cuesta cada año sin funcionar 25 millones. Pero un informe de la Comisión Nacional de la Energía dijo en 2012 que ponerla en servicio como regasificadora sin que hubiese necesidad elevaría su coste a 67 millones con los precios de entonces. Ahora, y para no elevar la factura de los consumidores, se pretende que su posible activación como almacén comporte un esfuerzo financiero al sistema gasista no superior al que ya soporta en la actualidad con la retribución de la planta por su disponibilidad.